Víctor Flores Olea
Una convocatoria del EZLN

Nuevamente resulta gratificante que la movilización política del sur del país, en Chiapas porque de eso hay que hablar se traduzca en una revisión crítica del neoliberalismo, una de las teorías económicas ``de vanguardia''. El hecho es otra vez extraordinario: primero, el EZLN nos sorprendió no sólo por su capacidad publicitaria, sino por el uso extensivo de las más actuales técnicas electrónicas de información; ahora nos sorprende con una convocatoria mundial a revisar lo que parece ser el ``corazón'' de la ideología del capitalismo financiero. (Encuentro Internacional por la Humanidad y en contra del Neoliberalismo)De los marginados surge también una conciencia de real vanguardia, que no sólo se refiere a sus carencias ancestrales, sino que pone de nueva cuenta desde su peculiar situación en el tapete de la discusión mundial, precisamente una de las cuestiones principales del debate contemporáneo. Su lucha se confirma una vez más no es únicamente por sus carencias inmediatas, sino por cuestiones que en apariencia le son ajenas, pero que afectan a la sociedad contemporánea en su conjunto, a ellos y a nosotros, y no solamente, sino a infinidad de grupos y sectores de las sociedades de todas partes. De allí la viva respuesta internacional que ha recibido esta convocatoria.

El EZLN, en otra perspectiva, eleva otra vez su lucha aparentemente confinada a una remota región de México y nos dice que su batalla concierne a todos. Por caminos originales su lucha se convierte en universal, no sólo de los mexicanos sino de muchos hombres del mundo.

Sorprendió primero el EZLN diciéndonos que no luchaba por el poder en el sentido tradicional, sino por una transformación de la conciencia política. Que su lucha tenía el sentido de un catalizador de la conciencia democrática y nacional más que de un necesario ascenso al poder. Por supuesto, las mentalidades más tradicionales se desgarraron las vestiduras ante esa aparente contradicción: resultaba sin sentido un movimiento político que no se propusiera la toma del poder. Probablemente el EZLN ha tenido un sentido más agudo y realista de la historia: su influencia y permanencia dependían más de su impacto político y moral en las conciencias que de un proyecto imposible de toma del poder. Esa ha sido su fuerza y actualidad, y los mexicanos debemos reconocerlo con franqueza.

Comenzaron por colocarnos ante nuestro propio espejo y nos recordaron que frente al sueño distorsionado de ingresar por decreto al Primer Mundo, teníamos deudas internas que habíamos olvidado y aún despreciado. Que los proyectos de nuestras élites se realizaban a costa de la mitad abandonada del país, y que había un largo trecho de cambios radicales al interior y en primer término el cambio democrático, en el sentido más amplio de la palabra, antes de fantasear en el ingreso a mundos diferentes al nuestro.

Ahora han tomado la iniciativa de poner ante ese mismo espejo no sólo a nuestra sociedad, sino a muchas otras en el mundo, por cierto no sólo de su mayoría pobre, sino de su fracción rica. La convocatoria y la amplísima respuesta que ha recibido de muchas partes, nos hablan de la vocación realista, en un sentido profundo, y también universal del EZLN. El hecho no deja de ser emocionante.

En un aspecto con todas las diferencias del caso es paralelo a los movimientos estudiantiles y juveniles de los años 60, a los movimientos de esos rebeldes que contribuyeron a hacer conciencia de la necesidad de nuevas relaciones de autoridad: en la política, pero también en la familia, en las universidades, en los centros de trabajo. Su influencia será también permanente en la historia de México y más allá.

Llama la atención del temario que se ha formulado para este Encuentro convocado para la próxima semana en diferentes puntos de la remota y cercana Chiapas, el contenido de diversos puntos. No sólo comprende los más evidentes de carácter político y económico, sino otros que no son habituales en este tipo de reuniones y que se refieren a las condiciones de la creación artística, a la vida digna, a las múltiples rebeliones de nuestro tiempo, a las resistencias milenarias y a la pluralidad política y cultural como complemento necesario hoy de la identidad, y un largo etcétera que no deja de sorprender.

No deja de sorprender por la articulación imaginativa que ya se anuncia entre política, economía, sociedad, arte y cultura, ciencia y tecnología contemporánea. Muy lejos de las estrechas especialidades en que se encierran y naufragan los ``técnicos'' de la economía que nos dirigen, propiciadores de tantos desastres. Muy lejos también este encuentro de los unilaterales alegatos en favor del ``hombre nuevo'' que hace años parecían dominar los propósitos de este tipo de convocatorias. Ojalá se cumplan plenamente sus prometedores enfoques. Ojalá se encuentre la manera de que se difundan con amplitud sus principales documentos. Creo que todos recibiríamos el beneficio, que tanto necesitamos, de un nuevo aire fresco y oxigenado.