La salida a descampado de los escándalos recientes (Tabasco, Maseca, Masa, Tv Azteca) ha documentado los montos y la naturaleza de las complicidades que engrasan y mantienen funcionando al sistema imperante. Con los carpetazos intentados, comienza la saga ciudadana de identificar, con nombre y apellido, a los actores. El pegamento que une a la clase rectora del país y su conducta para evitar a toda costa el castigo y la justicia que se viene solicitando a gritos, es el mismo que actúa para detener o achicar la ya muy manoseada reforma electoral. Una cosa ya han logrado en su intentona los negociadores oficiales: reducir la inicial y abarcante reforma política o del Estado a una de sus partes, la electoral. El producto que se asoma, aletargado durante casi dos angustiosos años, puede que permanezca en su gélida jaula bastante más allá de eso. El propósito es sencillo, dejar intactos los mecanismos, salvaguardas y faltas de control para que el estado de cosas beneficie, con desmesura, a los privilegiados de siempre y a unos adicionales que vayan escogiendo en el camino.
Cualquiera de los escándalos conocidos, y con mayor razón el conjunto, contiene las pruebas, las identidades, los montos y vericuetos delictivos suficientes como para dar al traste con cualquier gobierno que estuviera sustentado en un conjunto de reglas eficaces, códigos éticos establecidos y procesos de administración de justicia hechos para corregir desviaciones. En el caso mexicano, por más que tales desaguisados a todos les parezcan dignos de juicio político y penal, las élites gobernantes del país se aferran a sus mutuas exoneraciones pensando que pueden seguir distrayendo a la ciudadanía y al pueblo en lo general. Total, no pasa nada más allá del periodicazo, el enojo y el comentario de unos pocos. Por todos los santos, qué equivocados andan!Los puntos precisos donde pueden encontrarse los posibles delitos o los quiebres en la ética que debe regir la dirección de las empresas, sobre todo las de interés público, saltan a la vista y el escrutinio. En el caso Masa pueden plantearse las cuestiones siguientes: a) Por qué las autoridades permitieron al señor Wiggiser, ``comprador'' inicial (de aquí en adelante el coyote), sólo dar 500 millones a cuenta y quedarles a deber el resto? b) Cuáles fueron las razones para redocumentarle 11 mil millones del insoluto (más recargos) durante seis meses más? c) Por qué se permite revender una empresa adjudicada en subasta antes de ser liquidada y si ello constituye o no un fraude? d) Cómo es que la CNBV permite la emisión de documentos a Probursa a nombre de una tercera empresa recién formada (Enlehe) por el total de la operación de compraventa de Masa? e) Por qué se le permitió al coyote obtener una jugosa utilidad en el traspaso? f) Es lícito y ético para el director y principal accionista de Probursa autoprestarse cientos de miles de dólares de sus clientes para adquirir, sin poner más que su nombre al lado del de R. Salinas, una compañía que, comprada directamente a su hasta ese momento, real dueño, hubiera sido bastante más barata? (11 mil 500 mdp vs 18 mil mdp). g) Cómo acepta la comisión liquidadora (Aspe, Ortiz, Rogosinzky) tal jineteo entre coyote, casa de bolsa y socios tan inconfesos como anónimos de Enlehe en donde uno de ellos era, precisamente, el hermano de Carlos Salinas a la sazón su mero jefe? i) Por qué, si nadie puso un quinto de su bolsa, los porcentajes accionarios de Enlehe favorecieron a R. Salinas? j) Cómo se le permite al accionista de Masa (Madariaga) y socio de R. Salinas, un delincuente preso, seguir siendo presidente de los banqueros y de una institución (B. Mercantil Probursa) que ahora está en manos de extranjeros? Estas son sólo unas cuantas de las interrogantes que este mínimo caso plantea y que han sido olímpicamente ignoradas por las autoridades.
En el caso de Tv Azteca habría que preguntarse, como ejemplo de otros muchos puntos finos, por el real valor y propiedad de los 30 mdd originales que Raulito le entregó a Ricardito bajo la formalidad (señuelo, coartada?) de un préstamo a seis años. Sobre todo ahora que del paquetito de acciones controladoras, el hermanote de Carlos Salinas tendría un 20 o 30 por ciento, que bien podría cotizarse entre 200 y 300 millones de dólares. Ese dinero a quién corresponde? Las autoridades encautarán sólo el susodicho préstamo original o el de su precio actual de mercado?En fin, son sólo cosas de todos los engomados días. La sospecha es que el sistema de complicidades que sostiene y cubre las impunidades, por más documentados y claros que puedan ser exhibidos los delitos, las faltas flagrantes de ética y los actores, es un algo donde habitan las élites que mandan en este país y de esa forma lo tratarán de mantener. El chiste es impedirles continuar por ese costoso sendero. Pedirle al sistema, llámense gobernadores, secretarios de Estado, militantes del PRI o Presidente de la República para que se compongan y cambien las cosas es perder el tiempo tal y como los carpetazos muestran sin lugar a dudas.