La Jornada 23 de julio de 1996

Gestiona México la devolución del penacho de Moctezuma

Viaja delegación oficial a Viena para expresar su ``deseo'' de aceptarlo

Beneplácito del gobierno de México porque Austria obsequie el Penacho

De alto valor simbólico, la corona de Moctezuma salió de aquí el siglo XVI; cualquier reclamo o petición quedarían descartados

Sería un ``gesto de agradecimiento'' de ese país europeo

Adriana Malvido Una misión oficial encabezada por Rafael Tovar de Teresa, presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA), se encuentra desde ayer en Viena. Su misión: Expresar a las máximas autoridades del gobierno austriaco su beneplácito por las recientes declaraciones del presidente Thomas Klestil y manifestar en aquel país su deseo de que el Penacho de Moctezuma regrese a México dado el valor simbólico que la pieza tiene para la nación.

En menos de un mes, el presidente Thomas Klestil ha manifestado ya en dos ocasiones su deseo de que el Penacho de Moctezuma retorne a México en calidad de ``regalo''. Su propuesta, primero hecha pública en la ciudad de Efeso, Turquía y luego ante la televisión europea, ha causado revuelo entre intelectuales, autoridades culturales, directores de museos y la prensa austriaca.


El arte plumario en México, parte importante de los
rituales prehispánicos.
Foto: Omar Meneses

En medio de ese debate y luego de un trabajo sigiloso de sensibilización entre diferentes sectores austriacos, principalmente académicos, la misión vuela a Viena. Con Rafael Tovar, viajan Teresa Franco, directora del Instituto Nacional de Antropología e Historia; el embajador Jorge Chen, director para Europa de la Secretaría de Relaciones Exteriores y Mauricio Reyes, director en jefe de Cooperación Internacional de la misma dependencia.

Información proveniente de Austria confirma que la misión mexicana realizará a lo largo de la semana entrevistas con las más altas autoridades de aquél país.

Visitarán la oficina de la Presidencia, el Ministerio de Relaciones Exteriores y el Ministerio de Cultura que encabeza Elizabeth Gehrer. El objetivo: expresar su beneplácito por la propuesta del doctor Klestil y reiterar de manera oficial, ante las autoridades, que el gobierno de México recibe con gran satisfacción la posibilidad de que la pieza retorne a su país de origen.

Como se sabe, no hay instrumento jurídico alguno por el cual el gobierno mexicano pudiera gestionar una petición para el regreso del Penacho de Moctezuma que salió de aquí desde el siglo XVI. Por ello, la petición o el reclamo quedan descartados. Sin embargo, con las declaraciones de Thomas Klestil apareció la posibilidad de una nueva vía: el obsequio.

Cabe recordar que por la misma vía, el papa Juan Pablo II ``regaló'' a México hace unos años el Códice Badiano que se encontraba en la Biblioteca del Vaticano y que ahora está en manos del Museo Nacional de Antropología de esta ciudad.

El ``obsequio'' que ahora se debate en Austria, sería resultado de una decisión interna tomada en ese país. Sin embargo, se sabe que el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, el Instituto Nacional de Antropología e Historia y la Secretaría de Relaciones Exteriores han hecho un trabajo conjunto de sensibilización entre diversos sectores austriacos del alto valor simbólico que tiene para México el Penacho de Moctezuma.

El retorno del Penacho siempre ha sido tema de debate, sin embargo quizá nunca como ahora se habían dado las condiciones para pensar en la posibilidad de su regreso:

El presidente Klestil se manifiesta públicamente en favor de que retornen a su país de origen aquellas piezas con alto valor simbólico y emotivo y hace énfasis en la ``Corona de Moctezuma''. Por primera vez, las autoridades culturales y diplomáticas mexicanas viajan oficialmente a Viena para tratar exclusivamente este asunto y las posibilidades de que el debate llegue al Parlamento austriaco son favorables si se toma en cuenta que dentro del gobierno austriaco hay una coalición entre el presidente Klestil y el jefe de gobierno, el canciller federal, Franz Vranitzky.

Por otro lado, Austria festeja el Milenio de su nacimiento como nación. Y reiteradamente se ha recordado el gesto que tuvo México en 1938 cuando el entonces presidente Lázaro Cárdenas, a través de Isidro Fabela, embajador ante la Sociedad de las Naciones, protestó por escrito y formalmente contra la anexión de Austria a la Alemania de Hitler. Posteriormente, Chile, la URSS, China y España se sumaron a la protesta pero sólo México impuso su veto oficial y se convirtió en uno de los países de exilio más importantes para los perseguidos por el régimen nazi. De ahí, que las posturas a favor del retorno del Penacho en Austria hablen de un ``gesto de agradecimiento.''

La misión está en Viena. La decisión, en manos de los austriacos.


Rudolf Burger, director de la Academia de Artes Aplicadas de Viena

Recuperar el Penacho, en manos de los mexicanos

Anne Huffschmid La pelota está en la cancha de los mexicanos si es que realmente quieren recuperar su Penacho. Así resume uno de los principal promotores del regreso --no como devolución, subraya, sino como regalo-- de aquella famosa corona de plumas a su tierra de origen: Rudolf Burger, rector de la Academia de Artes Aplicadas de Viena, quien aventura una hipótesis polémica: la del ``doble juego'' del gobierno mexicano ``que por un lado dice querer recuperar el Penacho'' y por el otro ``tal vez ni está muy interesado por miedo de meterse con más problemas con sus indios''. En entrevista telefónica con La Jornada, Burger expone sus razones.

--En qué medida su intervención ha contribuido a que se movieran las cosas, hasta llegar a la declaración del presidente de Austria a quien le gustaría llevar el penacho en su próxima visita a México?

--La idea de un regalo con motivo del Milenario de Austria ya surgió en agosto de 1995. Ese año le escribí al canciller austriaco un memorandum con esta propuesta y le pedí una audiencia. Platiqué con él, estaba interesado y me dijo: `a ver qué podemos hacer'. Pero no pasó nada. Le escribí entonces al presidente Klestil: no se movió nada; luego, me contactaron de la presidencia y mostraron interés en el asunto. Finalmente se hizo aquella declaración en Turquía este año. Claro que esta declaración causó escándalo. Otra vez me llamaron de la cancillería y me pidieron que hiciera algún comentario público al respecto, cosa que hasta este entonces no había hecho porque quería llevar las cosas con discreción. Decidí publicar el memorandum y una semana después participé en el debate televisivo (véase La Jornada, 20 de julio).

--Cómo ve en este momento las probabilidades de que la pieza debatida realmente regrese a México?

--Ahora, como se dieron las cosas, ya lo veo un poco más difícil. Actualmente el presidente de Austria se encuentra un poco sólo al respecto, hasta sus propios colaboradores --como la ministra de Cultura-- parecen que se están retractando por miedo a la opinión pública y a los museos. Para las autoridades sigue siendo un tema de menor importancia, a diferencia del 1992 cuando hubo hasta una solicitud parlamentaria de los Verdes y parte de los socialdemócratas de devolver la pieza. También está el grupo de danzantes mexicanos, que casi ya forman parte del folclor austriaco, pero por lo que veo ya nadie los toma muy en serio. Donde hay mucha simpatía para la causa del Penacho es en los círculos culturales, aparte de mí, hay otros rectores de Universades, interesados.

``El argumento de que no se puede transportar el penacho nunca ha sido serio. En lo que se refiere a las protestas del Museo Etnológico: en qué Estado un funcionario, aunque sea el director de un museo importante, puede incidir en las decisiones de política exterior de su gobierno?

``La invitación a Klestil para visitar México es un pretexto maravilloso para obsequiar el penacho. (Una llamada a la embajada austriaca en México revela que aún no está confirmada, aunque no descartada-- la visita oficial del presidente Klestil.) Pero lo que también parece dificultar el asunto es la actitud un tanto turbía y extraña de los mexicanos, sobre todo de la representación mexicana en Austria''.

--En qué sentido?

--Cuando surgió la idea el año pasado, la embajadora, de México, Roberta Lajous todavía se mostró entusiasmada, pero después pareció haber cambiado de rumbo. Pasó algo muy extraño: a principios de abril de este año me invitaron a una cena en la embajada, una reunión exclusiva con funcionarios del más alto nivel del Ministerio de Relaciones Exteriores de Austria y un colaborador de Klestil, para hablar del Penacho. Ahí estaba un representante del gobierno mexicano, asesor directo de la Presidencia, y éste de repente se opuso ferozmente al regreso del Penacho, con el ``argumento'' de que en realidad la réplica que tenían en el Museo de Antropológía era más bonita que el original. Yo estaba sorprendido y desconcertado, sobre todo después de haber hablado en México con Teresa Franco y Rafael Tovar que sí estaban interesados en el asunto. Pero si la embajadora está bloqueando los trámites, entonces que más se puede esperar?

--Cómo se explica esta actitud..?

--Hay dos explicaciones: o es el caos total dónde todos hacen lo que les da la gana, la embajadora no se quiere meter en problemas con los austriacos y este asesor hizo ahí su propio juego. La otra sería de que sí hay una lógica, ciertamente cínica, y que los mexicanos están jugando un doble juego: por un lado está la postura oficial de que sí queremos el Penacho y los funcionarios culturales se quedan con esa idea; por el otro, el círculo más cercano al Presidente está apostando a que de todos modos no se va a conseguir y que incluso no les convendría porque les causaría más problemas con los indígenas en México.

--No sería, en la coyuntura política, una ganancia simbólica para el gobierno mexicano?

--Es lo que pensaba, pero hay diferentes ángulos para ver esto. Si los mexicanos se hubieran visto más activos y Klestil procedido con más sutilidad, a ciertas personas en México no les hubiera caído nada bien. Parece que no se ponen de acuerdo. Cuando estaba en México y me preguntaron qué pueden hacer los mexicanos: les dije que sería buena idea felicitar a Austria por su Milenario. Y se mandó una congratulación, con un facsímil del veto que emitió México en 1938 ante la Sociedad de las Naciones para protestar contra la anexión de Austria por la Alemania de Hitler.

--Usted promueve el regreso del Penacho como un regalo, no como devolución de algo que pertenece legítima y legalmente a los mexicanos.

--Sería maravilloso regalarles el Penacho, como gesto de agradecimiento para su singular política exterior.

--A quién le toca la próxima movida?

--Bueno, nuestro presidente ya se lanzó. Ahora les toca a los mexicanos dar señales claras de que ellos también quieren.