En Madrid, en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía fue inaugurada recientemente la muestra ¡Buñuel! La mirada del siglo, patrocinada por las instituciones culturales más importantes de México y de España, el CNCA y el Ministerio de Cultura español.
En esta muestra se presentan además decenas de obras de los artistas más importantes en la historia del arte de nuestro siglo, y los asistentes transitan por un universo de objetos delirantes y oníricos que parecen cobrar vida.
España ha cambiado. Ese país, del que alguna vez huyera Buñuel, perseguido, hoy le tributa un merecido homenaje a ese genio del surrealismo cinematográfico.
Luis Buñuel me distinguió con su amistad. En una comida que le dio el presidente Luis Echeverría, le dijo: ``Yo estoy en México, gracias a Fernando Benítez''. Y en efecto, yo le aconsejé que permaneciera en el país y renunciara a su propósito de irse a Hollywood.
Carlos Fuentes, que tiene el don de reconocer el genio, fue tal vez su mejor amigo y biógrafo mexicano. Una vez Fuentes y yo lo encontramos en París, donde también era muy admirado. Nos llevó a comer a un restaurante, cercano a una ``gare'', donde fuimos atendidos por meseros vestidos con fracs muy deteriorados, pero que nos sirvieron la mejor comida de París. Luego fuimos al mejor bar de la ciudad. Buñuel bebió muy poco, charló con nosotros y se retiró.
Antes de la Guerra Civil española, Buñuel filmó películas muy importantes, como Un perro andaluz o La edad de oro. En México, aunque filmó algunos churros, gracias a Barbachano Ponce logró filmar algunas de sus obras maestras, como Los olvidados. Sin embargo Buñuel nunca hablaba de sus obras, y en cambio publicitaba que su gran orgullo consistía en hacer el mejor vermouth del mundo.
Aquí vivió y aquí murió Luis Buñuel. Fue tan nuestro como todos los refugiados españoles a quienes tanto debemos. Esperemos que este mismo año se realice su exposición en el Palacio de las Bellas Artes, como se ha anunciado.