La Jornada Semanal, 14 de julio de 1996


No entiendo mis obras

Samuel Beckett

Esperando a Godot, terminada en 1949, fue puesta en escena hasta 1953 (en francés, en París). Antes de que comenzará la producción, Beckett aceptó la invitación de Michel Polac, director del programa radial de vanguardia Club d'Essai, para leer fragmentos de la obra. A él está dirigida la primera de estas dos cartas. La segunda fue enviada a Desmond Smith, quien quería producir la obra en Canadá.



A Michel Polac

París, 1952

Me pediste que te hablara de mis ideas sobre Esperando a Godot -de la cual has extraído fragmentos que me haces el honor de difundir en el Club d'Essai -y a la vez que te hablara de mis ideas acerca del arte dramático.

No tengo ideas acerca del arte dramático. No estoy versado en él. No soy un asiduo al teatro. Ello es admisible.

A la luz de tales condiciones, lo que quizá sea menos admisible es escribir una obra y, habiéndola escrito, no tener ni la más remota idea al respecto.

Lamentablemente, ése es mi caso.

No a todo mundo le es dado poder ir del reino que se despliega en la página a ese otro de ganancias y pérdidas, y luego volver, imperturbable, como quien va del diario trajín a la ociosa charla de cantina.

No sé más sobre esta obra que cualquiera que se las haya arreglado para leerla con atención.

No sé con qué ánimo la escribí.

No sé más acerca de los personajes que lo que ellos mismos dicen, hacen y les ocurre. En cuanto a su apariencia, creo haber dado ya lo poco que pude vislumbrar. Los bombines, por ejemplo.

En cuanto a los otros dos [personajes] que aparecen hacia el final de cada uno de los dos actos, debo haberlos puesto para romper la monotonía.

He mostrado ya todo aquello de lo que pude darme cuenta. No es mucho. Pero a mí me parece suficiente, más que suficiente. Incluso, diría que pude haberla hecho mejor con menos.

En cuanto a la idea de encontrar en todo esto un significado más amplio y más profundo que pueda llevarse a casa después de la función, junto con el programa de mano y el palito de la paleta, no veo el caso de hacerlo. No obstante, puede hacerse.

Ya no estoy involucrado en el asunto y nunca volveré a estarlo. Estragón, Vladimir, Pozzo y Lucky, su tiempo y su espacio: si me las arreglé para familiarizarme ligeramente con ellos fue sólo porque pude mantenerme lejos de la necesidad de comprender. Tal vez a ti puedan darte respuestas. Déjalos arreglárselas por sí mismos. Sin mí. Ellos y yo hemos terminado.

1o. de Abril, 1956

Querido Señor Smith:

Gracias por su carta del 5 de marzo. Entiendo, por el señor Rosset, que el señor Myerberg se opone a que usted presente la obra en Canadá antes de la puesta en Nueva York. Lamento enterarme de eso. Sin embargo, no tendrá que esperar mucho.

Temo que soy totalmente incapaz de sentarme a escribir una ``explicación'' de la obra. Creo que lo más sencillo sería que usted me enviara una lista de dudas. Quizá mis respuestas podrían tocar muchos asuntos. El problema con la mayoría de los comentaristas es que por ver los árboles dejan de ver el bosque. Inténtelo y vea las cosas primordialmente en su simplicidad: la espera, el no saber por qué, o dónde, o cuándo, o qué. Si hay detalles oscuros, su elucidación nunca se dará en términos de sistemas de símbolos. No es una obra simbólica, en ningún sentido. La cuestión con Pozzo, por ejemplo, no es quién sea él, o qué es él, o qué representa, sino el hecho de que nada de eso se sabe, de manera que por momentos puede ser confundido con Godot. Es esencial que no quede bien especificado. Incluso podría decirse que él mismo no sabe quién o qué es, y me parece que el papel puede ser interpretado satisfactoriamente sólo a partir de un gran desamparo. La confusión mental y la confusión de identidad son elementos indispensables de la obra, y el esfuerzo de iluminar las consecuentes oscuridades -en lo que parecen haberse ejercitado la mayoría de los críticos hasta el punto de quedar ciegos ante la sencillez fundamental- me parece fútil.

No estoy muy seguro de que la perspectiva del autor no sea muy riesgosa para la puesta del director. Acaso una puesta equívoca para mí, pero con la coherencia la pura experiencia de la obra que usted tenga, sea preferible a tratar de combinar sus ideas con otra provenientes de una concepción muy diferente No necesariamente es el autor quien está en lo correcto. Pese a todo, si se siente con ganas de correr el riesgo, envíe su cuestionario y haré lo mejor que pueda para responderlo. Al menos, podré ayudarlo con las dificultades de la trama, si es que ha encontrado alguna.

Con relación a los derechos de mi próxima obra, debo decirle que no estoy muy seguro de que haya tal. En todo caso, usted podría enviar su solicitud a mi editor aquí, Monsieur Jerome Lindon, Editions de Minuit.


Traducción de Rafael Vargas