La radio que me entusiasma es la que dice cosas: Jordi Soler
Pablo Espinosa Jordi Soler regresa a la radio.
Luego de prácticamente un año sabático, alejado de la actividad radiofónica, lapso durante el cual se concentró en cambio en una gran intensidad literaria de la que nació como fruto una novela, La Corsaria (Grijalbo), Jordi Soler (Córdoba, Veracruz, 1963) vuelve a una cabina de radio, esta vez a Radioactivo (98.5 en Frecuencia Modulada): a partir del martes 16 de julio conducirá dos horas semanales de esa emisora, y de ahí en adelante todos los martes desde las ocho hasta las diez de la noche, al aire, en vivo y en Jordi Soler.
``Me siento como futbolista que se retira y regresa a
la cancha''. Foto: Guillermo Sologuren
Radioactivo y Rock 101 (estación que dirigía hasta hace un año Jordi) eran las grandes rivales de antaño; hoy todo indica que el público prefiere Radioactivo frente a otras propuestas rockeras. ``Uno de los retos que me entusiasman de trabajar ahora en Radioactivo es que se trata de una estación que oye muchísima gente, cosa que sucedía antes con Rock 101''.
Jordi Soler dejó Rock 101 hace hoy un año exactamente: el 12 de julio de 1995, ``fundamentalmente por incompatibilidad profesional entre los nuevos socios de la empresa y yo. Después de un año he llegado a comprender que más bien se trataba de colocar a la familia en el sitio que yo ocupaba. No la escucho mucho, pero recibo continuamente comentarios y hay gente que graba cosas y me las enseña para que las oiga y me queda la impresión de descuido y de que en lugar de crecer (quedaron truncos y en el olvido muchos proyectos, como el de apoyar bandas de rock alternativo, meter la estación a Internet, programas de cine, de música especializada) han seguido cultivando el más pálido de los reflejos de toda la historia de Rock 101''. Fueron nueve años de Jordi Soler en Rock 101.
``Este año también me ha servido para pensar qué tan importante es para mí el radio --conversa Jordi Soler desde su aislamiento de escritor. Durante algunos de estos meses pensé que había sido un accidente feliz en mi vida y nada más, una época que se había terminado. Durante este año terminé de escribir una novela. Estuve todo un año encerrado en mi estudio, a excepción de los dos meses que estuve viajando, encontrándome conmigo mismo quizá desde hacía muchos años.
``Entonces, últimamente he sentido la necesidad de ese contacto directo con las cosas que están sucediendo allá afuera, por más que sigo teniendo muchos amigos y sigo saliendo al mundo, siempre es desde esta cápsula, encerrado en mi óptica de novelista, lo cual me crea una especie de impermeable, es decir todas las situaciones me parecen susceptibles de ser narradas o me parece que ya se narraron, en fin, que estar un año escribiendo da una óptica y en esta transición entre la novela que acabo de terminar y la siguiente que apenas estoy fraguando, creo que necesito esa ventana al mundo que me puede dar una estación de radio como Radioactivo, una estación joven porque me preocupa mucho estar en contacto con mis lectores, que son en su mayoría más jóvenes que yo.
``Así que una manera de ponerme al día, divertirme, asomarme al mundo con mucha comodidad, la mejor manera de hacerlo, es para mí en una cabina de radio. Me atrae además el reto de enfrentarme con un público que no necesariamente me conoce. Yo estoy, como es evidente, muy hecho a la escuela de Rock 101, que es la estación que yo hacía, y ahora será todo un reto hablar en el lenguaje de Radioactivo sin perder el propio, que por otra parte sería imposible. A partir del martes, entonces, voy a conducir dos horas de programación de Radioactivo. Vamos a acondicionar un poco la música: voy a poner cosas de mi preferencia, pero en realidad voy con la idea de estar integrado a Radioactivo, no tanto de ser una isla ahí, aventando mis rollos.
``Se trata de integrarme lo más que se pueda a esa estación y serán dos horas de programación permeadas por lo que a mi me gusta y que también es irremediable: habrá entonces literatura, cine, enlaces telefónicos con algunas personalidades, etcétera, de 8 a 10 de la noche todos los martes a partir del próximo. Me siento como los futbolistas que de repente se retiran un tiempo y ya en un año criaron panza, perdieron la condición física. En fin, a ver cómo sale mi regreso a la cancha''.
--A la cancha rival, por cierto.
--Desde que empecé a dirigir Rock 101 me preocupé por terminar con eso, incluso quedó trunco también un proyecto con Martín Hernández cuando estaba él en Radioactivo y yo en Rock 101 de hacer una transmisión conjunta, para limar esas asperezas que en el plano personal no existían, sino que eran nada más una rivalidad profesional, además de muy sana. Yo creo que no hay mejor oportunidad para un rival, como lo fui yo durante un tiemplo de ellos, que le permitan jugar en su cancha. Desde luego que queda el temor de que va a haber gente que va a decir: qué hace este tipo en Radioactivo después de tantos años en Rock 101, o que la gente en Rock 101 diga lo mismo, pero bueno, a eso tendremos también que acostumbrarnos.
--¿Cuál es tu reflexión, en este año de ser espectador, acerca de la radio en México?
--Me ha preocupado siempre más lo que se dice que el cómo se dice. Quizá por naturaleza y porque no poseo una voz de locutor. Hay dos tipos de radio en el género de radio de rock: uno es aquel que se basa mucho en los efectos y en las promociones, en las voces muy imponentes, y que es la casi generalidad de las estaciones de rock, y otro es aquel que está basado exclusivamente en las cosas que se dicen, sin importar que la voz del locutor no sea la adecuada, como la mía, que soy un locutor con catarro permanente. Me parece que esta segunda faceta ha desaparecido completamente del cuadrante. No quiero decir que los locutores ahora no digan cosas inteligentes, pero sí creo que no nada más en la radio sino en los medios en general se ha perdido un poco el impulso de decir cosas y se opta más por el efecto especial, aunque no sea tecnológico: el efecto especial digamos como muletilla para suplir lo que no puede decirse con palabras, como debiera decirse. La radio que me entusiasma es la que dice cosas. En este año como espectador me he encontrado oyendo con entusiasmo por ejemplo lo que hace Granados Chapa en las mañanas, preocupado porque las cosas que está diciendo se entiendan, o Carmen Aristegui, una chava que tiene un ritmo vertiginoso y que sabe decir las noticias de manera fresca. Si hubiera una estación que conjuntara esas cosas, con un formato en apariencia disperso como lo es el de las estaciones de rock, con rock y que dijera cosas a la gente, sería la estación de ideal.