Daniel Cazés
Civilidad mutua

Por lo que hemos leído durante las últimas semanas, hay quienes poseen la convicción profunda de que borrando de los diccionarios algunos sinónimos, éstos dejarán de ser utilizados, y de que así, haciendo desaparecer de algún software ciertas palabras, desaparecerán la xenofobia, la discriminación, el racismo y el sexismo. Ingenuidad o acciones de verbalidad nacionalista para contribuir a evadir el enfrentamiento de la opresión profunda que constituye el verdadero problema del uso de vocablos peyorativos, injuriosos, insultantes?Simultáneamente, aparecen en la boca de los políticos del poder nuevos términos de definiciones vagas y llenas de presupuestos e implícitos, que conciben como moralejas para evaluar sus propósitos que evidentemente están más en sus declaraciones que en las acciones de la administración pública. Sin duda, sería un gran triunfo que esos neologismos de extraña factura cartesiana fueran incorporados como entradas principales o al menos como sinónimos en alguna herramienta de Microsoft.

La civilidad mutua parece significar, antes que nada y desde un ángulo moralista y patriótico, que todos nos reconozcamos como miembros de una gran nación ``que también nos identifica a todos por igual''; desde el punto de vista de la praxis política, lo anterior quiere decir que habrá civilidad mutua cuando en México no haya más ``desavenencias y pugnas de líderes políticos contra líderes políticos..., de jerarcas religiosos contra jerarcas religiosos, de dirigentes gremiales contra dirigentes gremiales, de medios de comunicación contra medios de comunicación'', y cuando nadie pretenda ``descalificar los profundos cambios'' puestos en marcha por quienes dominan y controlan a este país.

Convencido de que la nueva categoría fue rigurosamente examinada por la comisión de ortografía y corrección de estilo de Gobernación, he rastreado en la prensa de este jueves y este viernes algunas expresiones de la mutua concordia nacional de la que por fortuna han quedado excluidos líderes políticos ``incluso de la misma filiación'', jerarcas eclesiales, propietarios de las cúpulas obreras, Televisa y Televisión Azteca. Veamos: El jueves nos enteramos, por ejemplo, de una movilización campesina en Hidalgo, y de que en las Huastecas (como en Guerrero, Chiapas y Oaxaca) ya están hartos de militarización. También de que, sin éxito, algunos legisladores piden que se investiguen las privatizaciones de otras empresas, además de Imevisión. Y de que las relaciones de quienes hicieron negocios con Raúl fueron totalmente transparentes y al margen del conocimiento de Carlos. Por supuesto, signo supremo de la civilidad mutua, también se nos recordó que la llamada reforma electoral no se negocia en las Cámaras sino, como deber ser, entre el PRI, el PAN y Gobernación. Lo que va muy bien con el destierro del dedazo y el palomeo que, oh ingenuidad, propugna repentinamente Oñate para el ministerio que tiene a su cargo. Junto con eso, la Reforma agraria se niega a tramitar la restitución de tierras a los yaquis, mientras se confirma que son miles los rarámuris expulsados de sus tierras por la voracidad de los chabochis deforestadores, protegidos preferidos de muchos gobernantes e indigenistas. Pero la noticia civilitaria más impresionante del día es sin duda la siguiente: En Ciudad Juárez una mujer recién parida tuvo que empeñar a su bebé para pagar 600 pesos de gastos clínicos.

El viernes, la civilidad mutua sin enconos entre personajes mejoró enormemente: La siguiente, por fortuna, no es controversia utilizada para descalificar ninguna política oficial de alcances progundos: Dos tercios de la población activa (25 millones de personas que se reconocen como miembros de la nación que nos identifica a todos) viven en el desempleo, y en menos de dos años se perdió 53 por ciento de las plazas creadas durante el salinato. Y en estos últimos meses de reestructuraciones de deuda en UDIs, el 30 por ciento de los beneficiados son ya morosos.

Para consuelo del exitoso neoliberalismo criollo, una buena noticia internacional: 358 millonarios ganan más que 2 mil 300 millones de pobres.

Esta vasta civilidad mutua realmente existente se debe, obviamente, a que en ella no han incidido las polémicas entre Porfirio y Cuauhtémoc, el asesinato de un líder priista a manos de uno de sus poderosos cuñados, la pluralidad existente entre los jerarcas del reino de Cristo, ni la competencia publicitaria entre Zabludovsky y Salinas Pliego...