El 9 de los corrientes, la Fundación Javier Barros Sierra y el Centro de Estudios Prospectivos llevaron a cabo una sesión sobre Suelo urbano y vivienda en la ciudad de México: elementos para la prospectiva social para ``contribuir al entendimiento de la problemática y al intercambio de ideas'' entre participantes que se supone representan en cierto modo a los actores sociales involucrados (Estado, sociedad, académicos, empresarios, ONG, etc.). Lo coordinaron Jorge Elizondo Alarcón, director del centro, y Carlos Bobadilla, conductor del ejercicio. Fue empleado el método TKJ que busca soluciones a un problema determinado a partir de un objetivo común que hace posible que el grupo participante actúe como equipo en dirección a una meta compartida.
Como el Delfos, es una técnica flexible que comienza con puntos de vista diversos y hasta contradictorios por parte de los expertos participantes, y termina con señalamientos que más o menos comparten todos. Es muy eficaz para identificar problemas futuros y establecer cursos de acción a corto y largo plazos. Razones de tiempo durante el ejercicio, sin embargo, y cierto protagonismo natural de los participantes, impiden por lo general que se alcancen plenamente estos propósitos. No obstante, su utilidad es innegable.
Participaron, en orden alfabético: Larissa Adler, Javier Alvarez, René Coulomb, Francisco Covarrubias, Javier Delgado, Emilio Duhau, Daniel Hiernaux, Eduardo Martínez, Angel Mercado y Alicia Ziccardi. Cada uno recibió la estadística que proyecta la situación de la vivienda al 2010, pero la esencia del ejercicio consiste no en discutir las cifras, sino en analizar sus implicaciones cualitativas y formular escenarios alternativos. Una parte definitiva en esto es la identificación de problemas que generan conflictos sociales. Otros problemas como crisis, ingobernabilidad, autoritarismo, etc. son nombrados como contexto. A continuación, una relación de los primeros y el orden que le dieron los participantes.
1. La especulación inmobiliaria combinada con la concentración del mercado, de una parte, y de otra el descontrol de precios y las tasas crecientes de desempleo y subempleo, son factores que impiden el acceso social al suelo y la vivienda; 2. Igual efecto ocasiona una distribución desigual del ingreso que tiende a profundizarse; 3. La ineficiencia e inapropiado de los esquemas de financiamiento imposibilitan atender adecuadamente la demanda de vivienda popular; 4. Se carece de una planeación integral y sustentable que asegure ofertas suficientes y adecuadas de tierra y vivienda; 5. En consecuencia, la falta de reservas territoriales y un mercado inadecuado a las características del poblamiento propician las invasiones y el uso de terrenos inapropiados.
6. Dificultades en el funcionamiento de la estructura urbana y costos elevados de la urbanización en materia de infraestructura, servicios públicos y equipamientos, impiden el desenvolvimiento adecuado de los procesos habitacionales; 7. También lo inadecuado de los reglamentos y las prácticas públicas inapropiadas (desconocimiento de la problemática, bloqueo, corrupción, falta de claridad en las áreas de competencia, etc.); 8. Efectos perversos de una política de regularización de la tenencia de la tierra que alienta y avala la irregularización de los procesos habitacionales; 9. El comportamiento demográfico y sociocultural de la ciudad hace inviables las soluciones convencionales de uso del suelo y tipo de viviendas; 10. La pérdida de viviendas en las áreas centrales e intermedias de la ciudad, el despoblamiento generalizado y la subutilización de la infraestructura existente reduce cuantitativa y cualitativamente las funciones habitacionales de la ciudad.
11. El mercado de la vivienda en renta se caracteriza por su declive, mala regulación y hacinamiento; 12. El tamaño de la ciudad y las nuevas modalidades de la migración crean incertidumbre y propician el reagrupamiento (redes) de núcleos familiares en condiciones irregulares; 13. La indefinición de la propiedad y de usos permitidos en zonas ejidales crea incertidumbre sobre los derechos de la misma; 14. Los impactos regionales de la globalización acentúan la inequidad social y la competencia entre usos del suelo en perjuicio de la vivienda; 15. La vivienda media y de interés social ofrece baja rentabilidad a los constructores, por eso buscan otros mercados y se desprofesionalizan estas modalidades.
16. Se carece de una cultura y tecnologías apropiadas que potencien la autoconstrucción de vivienda media y popular; 17. Los conjuntos habitacionales en general y los condominios en particular generan niveles altos de conflictualidad social, y 18. Se desconocen los impactos locales que la demanda de suelo, vivienda y equipamientos tiene sobre las inversiones y decisiones locacionales, al igual que los impactos regionales en materia de agua potable, tierras suburbanizadas, etc.