Bajo el título de Consulta Pública 96, el DDF lleva a cabo el procedimiento de tramitación de los programas delegacionales de desarrollo urbano que en los artículos 23 y 24 (no 43, como dice el folleto distribuido por el DDF) marca la Ley de Desarrollo Urbano del Distrito Federal. El plazo para esta consulta concluye el 9 de julio, luego del cual continúa el procedimiento hasta finalizar con su publicación en la Gaceta Oficial del Distrito Federal y el Diario Oficial de la Federación.
Una semana fue empleada para efectuar la consulta, aunque de hecho un solo día fue propiamente pública.
Por lo que han estado publicando los diarios y lo registrado en reuniones convocadas por ciudadanos y agrupaciones sociales de distintas delegaciones para discutir este asunto, incluida la Asamblea de Representantes del Distrito Federal, se pueden agrupar en tres las observaciones de la comunidad: una respecto al plazo, otra al procedimiento y una más al contenido.
El plazo es insuficiente. No es posible someter realmente a consulta pública un asunto de esta naturaleza en tan solo una semana. Menos en un solo día. No para el Distrito Federal que en los noventa vive una situación de tránsito entre la vieja ciudad industrial en desuso y la nueva ciudad posindustrial en ascenso, cuyos requerimientos territoriales son enteramente distintos. Más aún, en el contexto de la crisis que pauperiza los procesos urbanos que con dificultad llevan a cabo empresas, grupos sociales, familias e individuos, y en la antesala de un proceso electoral que podría modificar sustancialmente los mecanismos corporativos de la gestión urbana. Un año tomó la elaboración y discusión de la Ley de Desarrollo Urbano y el Programa General de Desarrollo Urbano.
El procedimiento de la consulta es inadecuado. Un aspecto díficil de corregir porque así es como está considerado en la Ley de Desarrollo Urbano del Distrito Federal. Corresponde al DDF elaborar los programas delegacionales (lo que es correcto), someterlo a la consulta del Consejo Ciudadano y público en general empleando los recursos políticos del PRI (lo que es incorrecto) y hacerse cargo de calificar en procedentes o improcedentes las observaciones recogidas (lo que es inadecuado). Muy conveniente hubiera sido que el procedimiento señalado en la ley incorporara a la Asamblea de Representantes desde el proceso mismo de elaboración y calificación de los programas delegacionales, auxiliándose (como fue precisamente con la Ley y el Programa generales) de opiniones externas y no únicamente al final del mismo en el recinto de la ARDF, donde la aprobación o no depende del voto priísta.
El contenido reproduce las dificultades entre un proyecto de ciudad a largo plazo (programa general) y una estrategia de corto plazo muy condicionada por actores específicos e intereses contradictorios (programas delegacionales). No es un problema técnico sino político, que por lo mismo debe vigilarlo una instancia distinta al DDF como es la ARDF y los sectores sociales ahí representados.
En su estado actual, los programas delegacionales de desarrollo urbano no atienden los rezagos ni garantizan el tránsito hacia la nueva ciudad que las circunstancias internas y externas ameritan. En mucho reproducen las inercias que impiden sanear los procesos urbanos y proyectar la ciudad a otro estadio de su desarrollo. Llevan implícita una imagen de ciudad que ya fue abandonada en otros países. Al menos deberían revisarse a la luz de los acuerdos de Estambul 96.
Las propuestas que las agrupaciones ciudadanas están haciendo llegar a las autoridades son cuatro: prorrogar tanto como sea necesario el plazo de consulta pública; incorporar activamente a la ARDF en el proceso de planeación y no únicamente al final del mismo; abril foros de distinta índole para la redefinición de contenidos, previa difusión de los soportes documentales, y encargar a una o varias instituciones académicas con experiencia en la materia la integración de los resultados. Al gobierno de la ciudad le correspondería aplicar y ver que se apliquen los nuevos programas delegacionales de desarrollo urbano en el Distrito Federal