La perfección puede ser lo bello, pero también la violencia
Mónica Mateos ``Para mis editores soy su gallina de los huevos de oro, por eso no me controlan, me dejan hacer lo que quiero y en ese sentido soy impredecible'', dice Jean Giraud, Moebius, el monero francés que más ha influenciado el trabajo de las jóvenes generaciones de caricaturistas europeos y americanos.
A sus 58 años de edad asegura que ha cumplido sus dos grandes sueños: hacer comics y luchar contra la censura: ``cada dibujo es una pelea contra la flojera y los clichés del pensamiento, pero al mismo tiempo es un placer'', puntualizó el historietista durante una conferencia de prensa ofrecida ayer en el IFAL.
La primera vez que Moebius visitó México, en 1957, se llevó en la mente las ideas que descubrió en la revista Mad ``que nadie conocía en Francia'' e inició su trabajo como historietista en la revista satírica Hara-Kiri.
Los personajes de Moebius han sido calificados como bizarros, pero también figuran en sus dibujos elementos de la pintura clásica.
La obra de Moebius tiene muchas influencias culturales , entre las que destacan el surrealismo ``y la obra de Carlos Castaneda y Alejandro Jodorowsky''. Propone una estrecha relación entre el arte popular y las ambiciones culturales: el comic es, define, ``un arte que debe relacionar equitativamente la cantidad y la calidad'' para convertirse en una posibilidad de expresión adulta.
En este sentido, el artista europeo --que se define como un enamorado de la vanguardia-- explica que su ambición ``es tratar de cazar las locuras salvajes que tenemos dentro y comunicarlas. Es llegar a la perfección, y la perfección es la búsqueda constante de la perfección, es la conciencia del momento. A veces hay que sufrir para encontrar ese sentido y por eso la perfección es dolor''.
Diseñador, ilustrador, pintor y guionista, además de monero, Jean Giraud dice que dibuja cuando tiene un problema con la vida, ``es una terapia usar nuestra locura como un instrumento para el arte'', por eso, no sigue una idea cuando inicia algún trabajo, deja libre la mano para que a través de ella fluyan sus sueños: ``no sé si todo el mundo lo pueda hacer, es peligroso y difícil trabajar sin guión. Por ejemplo, tengo una vida sexual muy extraña metida en mi cabeza, en mi locura mato mujeres o me convierto en mujer, pero en la vida real soy muy normal''.
Para dibujar ``se necesita una energía increíble y mucho tiempo. Me gusta hacer historias sin tema, es misterioso. Estoy siempre tratando de salirme de las reglas, salirme del sistema pero sin perder el contacto con la gente''.
Moebius es monero desde hace 40 años, y desde hace una década escribe ``es un placer extraño porque tengo que romper una frontera (su otra forma de expresarse). Pero dentro de mí hay una fuerza, una voz de niño que me dice tú eres el mejor de todos, pero no me siento superior --cada quien es mejor en su estilo.
``Es una pelea interna, el artista tiene que perfeccionar su arte. Si no hay nivel nadie te eschucha ni te ve.
``La perfección no necesariamente tiene que ser lo bello, también puede ser la violencia''.
(Jean Giraud, Moebius firmará álbumes hoy en el Instituto Francés para América Latina, Río Nazas 43, colonia Cuauhtémoc, a las 12 horas).