Da marcha atrás el PRI en la reforma del DF
Alonso Urrutia y Víctor Ballinas El reloj político de la ciudad se echó a andar.
Falta un año para los comicios y los partidos políticos se hallan inmersos en procesos de renovación acelerada, contra el tiempo para enfrentar lo que será la primera elección directa para el gobierno de la ciudad.
Con un desgaste generado por el costo social de la crisis económica y política, el reconocimento del priísmo de que no se vislumbra una candidatura fuerte, el PRI se ha abocado a impulsar un proceso de renovación de sus liderazgos en la base de su estructura partidista: 5 mil 443 comités delegacionales que tradicionalmente han constituido un área fundamental en su estrategia electoral.
De su lado, el PAN espera consolidar en 1997 su consistente avance en las zonas urbanas, clave en su crecimiento electoral a nivel nacional. Ganar la capital se ha convertido en un punto estratégico para el PAN. Paradójicamente, su principal obstáculo será la estructura interna del partido caracterizada por una reducida militancia y una muy escasa penetración territorial.
A su vez, el PRD aún se debate en un conflicto postelectoral derivado de la elección de su dirigencia. Con los plazos muy estrechos, el partido deberá enfrentar en lo inmediato la secuela electoral interna pero proyecta ya un proceso de consolidación territorial que, en principio, se complementaría con la conformación de un frente amplio de centro e izquierda, con el que el Partido de la Revolución Democrática pretende enfrentar la creciente presencia panista.
PRI: renovación de liderazgos
Con las encuestas en su contra y una imagen desgastada por las vicisitudes económicos y políticos que han caracterizado este sexenio, el PRI ha sido el partido que con mayor anticipación ha comenzado su campaña electoral y su reestructuración organizativa.
Desde febrero pasado, en un acto partidista realizado en el Museo de la Ciudad de México, encabezado por el jefe del DDF, el tricolor anunció que ya estaba en campaña.
En lo inmediato, la renovación de los liderazgos en los más de 5 mil comités seccionales, una instancia clave en la estrategia electoral. El escenario político --reconocen al interior del partido-- no presagia que pueda existir una candidatura fuerte por lo que las posibilidades electorales recaen fundamentalmente en la estructura del partido.
Pero la renovación no sólo ha sido a nivel de liderazgos locales, también considera todo un programa para modificar la imagen partidista, que va desde la incorporación de ``estrategias europeas'' en el trabajo propagandístico, que incluye diversos esquemas de acuerdo con el grupo social donde se pretende penetrar.
La disputa se centrará básicamente con el PAN y, en este contexto, el PRI ha comenzado ya a lograr algunos acercamientos con sectores que le han sido traidicionalmente ajenos y en los que incluso hay rechazo: industriales, comerciantes y universitarios están en la agenda priísta, para lo cual se han diseñado grupos de penetración.
El PRI prácticamente ha monopolizado la gestión urbana, a partir de su estrecho contacto con las delegaciones. Sin embargo, algunos priístas reconocen: todo el trabajo partidista podrá tener éxito a partir de un escenario de recuperación económica.
PAN: reorientación partidista
El PAN recién ha renovado su estructura interna y ya ha aprobado los primeros cambios en su organización para encarar el proceso electoral.La campaña interna sacó a la luz fortaleza y debilidades del partido, proyecciones electorales favorables que coexisten con un nivel de organización insuficiente para la aspiración de gobierno que tiene Acción Nacional.
El PAN inicia la carrera electoral con la necesidad de reorientar la estructura caduca, según definen panistas, que arroja una reducida militancia; escasa actividad partidista a nivel distrital, y burocratización para el acceso de nuevos militantes. Esto complica la formación de cuadros que le permitan garantizar la gobernabiiidad de un eventual gobierno panista.
El nuevo organigrama del PAN privilegia la proyección partidista, más allá de la reestructuración interna, aun cuando este último es considerado como uno de los puntos más débiles del PAN.
De acuerdo con los objetivos trazados, esta situación se compensaría con una mayor proyección de la ``imagen partidista''.
La estrategia del PAN para los comicios incluye más énfasis en la difusión de las propuestas ideológicas y programáticas; la conformación de un departamento de análisis político y cambios en las relaciones con sectores sociales, otro ámbito que el PAN reorientará sustancialmente en su relación con sectores sociales. Así, formalmente en la nueva integración partidista, se inserta el denominado Acción Vecinal, especie de corporativo panista creado como estrategia electoral en la contienda de los consejos ciudadanos.
PRD: crisis interna y alianzas políticas
De las tres principales fuerzas políticas, el PRD es el que ha enfrentado mayores problemas internos. Una crisis institucional aunada a una secuela poselectoral derivada de la elección de su dirigencia ha dificultado los cambios organizativos que requieren rumbo al proceso de 1997, si bien se han creado nuevas coordinaaciones delegacionales que permitan anticipar el trabajo ante la nueva estructura política de la ciudad.
En el escenario del PRD se considera la necesidad de alcanzar una mayor territorialización del partido que permita hacer corresponder la presencia de las organizaciones sociales con una mayor competitividad partidista. Hasta ahora, el PRD se ha caracterizado por una importante capacidad de movilización que en los últimos años no se ha traducido en presencia electoral.
Emanado de una coalición en 1988, el Partido de la Revolución Democrática apostará de nueva cuenta en 1997 a un ``frente amplio'' de fuerzas de centro e izquierda para enfrentar a un ``PRI caduco y al proyecto derechista que promueve el PAN''. Para el efecto, la nueva dirigencia pretende recobrar los vínculos con sectores de izquierda que han abandonado al partido por errores de conducción o una insatisfactoria oferta política, señalan