Hallan más cuentas de los presuntos defraudadores del Seguro Social
Ciro Pérez Silva y Juan Manuel Venegas Auditores del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y de la Procuraduría General de la República (PGR) detectaron nuevas cuentas a nombre de Tomás Peñaloza Webb y José Luis Sánchez Pizzini, presuntos defraudadores del IMSS. En el caso de Peñaloza se ubicaron transferencias a su favor en la casa de Bolsa Anáhuac por 523 mil dólares, en un banco de Texas, un millón de dólares, y en dos cuentas en Banpaís se detectaron 7 millones 40 mil pesos. En el caso de Sánchez Pizzini se halló una transferencia a su favor de la casa Anáhuac por 353 mil dólares.
Ambos son señalados como presuntos responsables de los delitos de cohecho, uso indebido de atribuciones y fraude por un monto de 360 millones de pesos en contra del IMSS y fueron aprehendidos ayer a las 06:45 de la mañana y presentados por la tarde en el juzgado séptimo de distrito en materia penal del Reclusorio Oriente, donde permanecerán hasta que el juez, Ricardo Ojeda Bohorques, determine su situación jurídica.
Peñaloza Webb, ex tesorero del IMSS, quien es defendido por el conocido penalista Fernando Gómez Mont, a quien se identifica como asesor presidencial, y Sánchez Pizzini, que tiene como abogado a Javier Olea Peláez, negaron los cargos que se les imputan, pero no solicitaron su libertad bajo fianza ni ratificaron su declaración ministerial.
Tras la rejilla de prácticas, Peñaloza manifestó ante el secretario del juzgado que durante el interrogatorio a que fue sometido por el Ministerio Público el 1o. de julio pasado, permaneció incomunicado durante 22 horas y que se le impidió además leer la declaración que rindió.
Al respecto Gómez Mont dijo que la situación que vivió su cliente ``es absolutamente relevante para los propósitos de su defensa'', aunque no precisó el sentido de la relevancia. Peñaloza insistió que durante el interrogatorio con el Ministerio Público no se le informó sobre su derecho a no declarar, además que el propio interrogatorio fue ``sumamente irregular''. Sostuvo que hasta no conocer a fondo y con claridad los cargos que se le imputan, se reservará su derecho a hablar.
Sin embargo, en la declaración que el inculpado no ratificó, reconoce su participación en el ilícito. Señala: ``estoy arrepentido de haberme dejado llevar por Sánchez Pizzini, porque el 15 de mayo de 1995 recibí una llamada telefónica de él, quien me dice que está enterado que el IMSS estaba considerando vender papel bancario, emitido por Bancomer, Banpaís y Nacional Financiera, y me invitó a comer, cita que se concretó días después.
Nos vimos para comer y al llegar al restaurante quedé impresionado por la mesa y la comida que eran verdaderos manjares. Ahí Sánchez Pizzini me dijo que había dos compradores y que vendiendo más bajo el papel bancario en el que invirtió el IMSS podríamos obtener ganancias. Entonces yo me comprometí a obtener la autorización del Consejo Técnico del Instituto para llevar a cabo la operación.
A finales de mayo presenté la evaluación al comité y después de argumentarlo éste aceptó la venta del papel en las condiciones planteadas por mí.
Días después de la transacción, Sánchez Pizzini me habló por teléfono preguntándome a dónde me mandaba las utilidades. Yo le di el número de cuenta 186-117822-7 del National Bank of Texas, donde me depositó cerca de un millón de dólares; sin embargo, hace unos días le regresé ese dinero a Sánchez Pizzini mediante una transacción financiera de banco a banco, porque me enteré de otros negocios poco claros que había hecho Sánchez Pizzini que incluían una transacción con Chrysler en una operación que causó grandes pérdidas a esa empresa''.
De acuerdo con las investigaciones se ubicaron diversas transferencias a cuentas de Peñaloza desde la casa de bolsa Anáhuac por 523 mil dólares, además de un millón de dólares en Texas y dos en Banpaís por 7 millones 40 mil pesos.
Gómez Mont explicó por qué su defendido no provocó daño a esa institución. Dijo que ``se estableció una operación en la cual papeles bancarios (fueron) pactados y comprados a largo plazo a tasas muy bajas desde antes de que entrara el señor Peñaloza al IMSS''.
Precisó que ``al aumentar las tasas por la crisis de 1995 así como la inflación, las tasas originales resultaron bajísimas contra el costo real del dinero, que es el de la inflación. De una manera institucional se adopta la decisión de venderlos y tratar de ponerlos a un rendimiento de mercado a tasas distintas que evitara que se depreciaran dichos documentos. Un papel o un peso que está a ocho centavos, cuando por él paga 50, 60, 70 o hasta tasas del 100 por ciento es un valor que se está perdiendo todos los días. Es un problema que se deriva de la situación de 1995 y que como sucedió en el IMSS muchas otras instituciones debieron hacer ese tipo de operaciones. Lo que más me extraña es que la Comisión Nacional Bancaria lo sabe porque algunos de los bancos intervenidos hicieron lo mismo''.
Mientras tanto, Sánchez Pizzini se reservó su derecho a declarar y negó todos los cargos que se le imputan.
Por otra parte, el director del IMSS, Genaro Borrego, dijo ayer que el instituto incrementará los mecanismos de control administrativo para evitar la deshonestidad y el desvío de los recursos públicos.
Advirtió que no se tolerará la deshonestidad, porque el ``instituto no es lugar para corruptelas sino depositario de los recursos y la confianza de la fuerza laboral de México''