Semiparalizada, la actividad en Ensenada por el embargo atunero
Angélica Enciso, enviada, y Víctor Guerra, corresponsal, /I, Ensenada, B.C., 3 de julio En Mazatlán y Sinaloa, principales puertos productores de atún en el país, el embargo trastornó la vida de 20 mil personas y sus familias a causa del desempleo que provocó la medida, además de que los 25 mil pescadores que todavía desempeñan esa actividad vieron reducir sus percepciones.
Ensenada, conocido como ``el puerto del atún'', ha pasado a ser una sombra de lo que fue, ya que sólo hay unos cuantos barcos en actividad, otros están abandonados y las empacadoras inactivas.
Desde que comenzó el embargo, la operación de las grandes embarcaciones se redujo en forma drástica al pasar de 57 barcos a 40 lo cual, junto al cierre de empacadoras, condujo al desempleo a cerca de 20 mil personas.
De esas 40 grandes embarcaciones con capacidad para capturar entre mil y mil 200 toneladas de atún, sólo 22 operaron durante 1995 en Mazatlán y Ensenada, indica el balance de ese año del Programa Nacional de Aprovechamiento del Atún y de Protección de Delfines.
Con la sanción comercial impuesta por Estados Unidos a México y otros países de América Latina, las percepciones de los pescadores se redujeron significativamente, debido a que la tonelada pasó de ocho a dos dólares, mientras los armadores --dueños de los barcos-- venden el producto en mil dólares por tonelada.
Actualmente en Mazatlán se descarga el 65 por ciento de la producción del túnido a nivel nacional ya que ahí se localizan dos de las más importantes industrias del país. El número de empleos que genera la captura y la industria del túnido asciende a 25 mil, informó la Secretaría de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca (Semarnap).
El puerto del atún ahora sólo es una sombra
Mazatlán desplazó a Ensenada como el principal puerto productor del túnido, ya que antes la cercanía de este último con Estados Unidos lo había convertido en el puerto del atún. Cuando se prohibieron las exportaciones hacia ese país, Ensenada quedó casi inactivo.
Los barcos Cartadeces, General Zapata y María Rosana, con capacidad de 750 toneladas, están inactivos desde hace meses. Las gaviotas sobrevuelan continuamente sobre ellos, mientras el óxido ha empezado a invadir los cascos y la torre.
Antonio, tripulante del barco María Gabriela, que arribó hace unos días con una carga de 80 toneladas de atún, recorre el muelle con la mirada y recuerda que antes estaba ocupado por barcos atuneros que en cuanto descargaban volvían a partir hacia altamar. Ahora, observa, sólo hay un barco por salir, uno en reparación, alguno en altamar y otro en descarga.
Entre el 15 y 20 por ciento de los pescadores que habitaban aquí antes del embargo atunero se fueron a trabajar a otras zonas, como Mazatlán, comenta Guillermo Palafox, dirigente del Sindicato Unico de Trabajadores Unidos, Atuneros, Similares y Conexos de la Industria Pesquera de Baja California.
La economía de Ensenada se vio afectada por el embargo, ya que al reducirse las fuentes de empleo debido a la inactividad de empacadoras y embarcaciones, familias enteras emigraron y los comercios quedaron sin clientela, indicó.
Varias de las empacadoras que procesaban el producto han cerrado, las construcciones están abandonadas y sólo dos procesan sardinas y eventualmente atunes.
Gran parte de la actividad atunera se trasladó a Mazatlán, cuya cercanía con el centro del país y el incremento del consumo nacional de atún le permitieron colocarse como el principal puerto productor a nivel nacional. Sin embargo, de acuerdo con la delegación de la Semarnap, en los últimos años la crisis económica detuvo la recuperación financiera del sector y puso en riesgo a la flota.
En ese puerto se ubican dos de las principales industrias de atún enlatado. Una es Productos Industriales S.A. cuyo dueño, Leovigildo Carranza, propietario de cinco barcos, aseguró que la crisis por la que atraviesa la producción lo llevó a despedir a 600 trabajadores de las plantas debido a problemas de comercialización.
¿Y a nosotros en qué nos va a beneficiar que se levante el embargo?
Es martes y el Arkos II, barco atunero con capacidad de mil 200 toneladas, podría levar anclas. A la tripulación ya no le importa que sea de ``mala suerte'' comenzar el viaje de 90 días en el segundo día de la semana; lo que quieren es trabajar.
Los pescadores se ocupan de los preparativos del trayecto; en la cocina platican y cuestionan los beneficios que les daría el levantamiento del embargo atunero.
``Nuestros salarios se redujeron. Antes ganábamos 8 dólares por tonelada de atún, y ahora nos pagan 2 dólares. El trabajo es más pesado porque si cercamos delfines tenemos que ayudarles a que salgan. y el riesgo es mayor'', explica Víctor Sabin.
Pescador con una experiencia de 20 años, de piel blanca y gastada por el sol, dice saber que estaría por levantarse el embargo y pregunta: ``¿Nuestro salario va a aumentar?, ¿nos pagarán a tiempo?, ¿tendremos mejores condiciones de trabajo?, ¿habrá más apoyos?''.
Señala que en los barcos nacionales los salarios siempre son más bajos, ``en uno de bandera estadunidense nos pagan 4 mil dólares en un viaje; aquí también llegan a ser 4 mil, pero pesos''.
Explica que al concluir una travesía de 90 días el salario que obtienen en promedio es de 14 mil pesos, de los cuales les descuentan el 35 por ciento de impuestos y lo correspondiente al IMSS, Infonavit y otros conceptos. Finalmente sus percepciones se reducen a 7 mil pesos.
Adolfo Ruiz ha trabajado como pescador durante 35 años. En dos ocasiones se cayó del helicóptero que participa en la búsqueda de los cardúmenes de atún. Comenta que tenía ahorrado en el banco 100 mil pesos, pero desde que comenzó la crisis por el embargo se fue gastando el dinero hasta quedar como empezó: sin nada.
Este hombre de más de 50 años, de piel rojiza, curtida por el sol y los largos viajes marítimos, afirma que en los barcos mexicanos las condiciones de trabajo son malas, ``antes nos daban un adelanto del salario para dejárselo a nuestras familias, teníamos lanchas con mejores protecciones, y terminando el viaje, por lo mucho en una semana nos pagaban el resto del salario''.
Ahora el salario ya no se les entrega al concluir el viaje, sino hasta que el armador --dueño del barco-- ha vendido el producto. Sus compañeros agregan que a esa situación se suman dificultades para desarrollar su actividad, ya que requieren la libreta de mar --licencia para trabajar--, para la cual tienen que invertir 700 pesos, y entre los requisitos se les exige que no sean ``gordos''.
Los pescadores nunca han tenido buenas condiciones de trabajo, ya que no hay garantías para la seguridad del personal y se les contrata individualmente en condiciones desventajosas, indica el dirigente de los pescadores, Guillermo Palafox, en entrevista realizada en sus oficinas del centro de este puerto.
No tienen derecho a aguinaldo ni vacaciones. El contrato de un cocinero de la compañía pesquera Anchosar señala: ``El trabajador acepta las cantidades recibidas como participación, incluyendo la parte proporcional de vacaciones, aguinaldos, séptimo día, descansos obligatorios o horas extras, y todo lo demás inherente a que tengan derecho, conforme a la Ley Federal del Trabajo''.