José Blanco
Nuevos guerrilleros

Dos valores de carácter ético-político ha mostrado la actividad del EZLN. Uno, su contribución sustantiva a la ampliación de la conciencia de la sociedad nacional respecto a la inadmisible situación social y económica en la que han sido mantenidas las comunidades indígenas del país y, por tanto, al entendimiento acerca de la imperiosa necesidad de instrumentar programas nacionales bajo control y codirección de las propias comunidades, que eliminen en definitiva esa brutal insuficiencia de nuestra distorsionada modernidad; y dos, el haber mantenido un discurso por la paz y a favor del diálogo y la concertación, apoyado en hechos.

El primer valor es incontrovertible, y no tiene más solución que un inteligente, justo, incluyente, estatuto autonómico para esas comunidades, sin duda diferenciado, según las características específicas de cada comunidad.

El segundo es menos diáfano. Las negociaciones en Larráinzar han estado envueltas en estrategias ``exteriores'' al diálogo, que lo han llevado por caminos tortuosos de freno y arranque, y cuyo origen no es claro.

Quienes nos enteramos por los medios de lo que ahí va ocurriendo, vemos probables acciones extra-diálogo por parte del gobierno; de finqueros locales; acaso de fuerzas políticas poderosas de presencia nacional contrarias a la reforma política electoral y del Estado; tal vez de curas y catequistas que ven en la sangre que la guerra pueda derramar la posibilidad de la redención de las comunidades; tal vez las ansias de novillero de jóvenes europeos románticos que con una aventura chiapaneca buscan romper los vacíos y la frustración colectivos que viven en sus propios países; así como las acciones provenientes del propio EZLN, que no parece haber dejado de participar de la hipótesis política (o el deseo irracional) de una franja importante del lado izquierdo de la política, de que ``el gobierno de Zedillo se va a caer''.

Lo que los medios nos muestran son las recriminaciones mutuas. Con todo, el balance neto es que las negociaciones están ahí y avanzan como el país: inauditos esfuerzos para adelantar un milímetro.También a propósito del EZLN y desde una posición a favor de una normalización democrática cabal (me refiero a la completa claridad de la dimensión procedimental para construir las representaciones políticas de la nación), he hecho en este espacio la crítica de aquello que este país necesita superar culturalmente como una de las vías de posibilidad para alcanzar esa normalización: el culto del caudillismo; ese culto de divinización política de una persona está en situación ortogonal respecto a la democracia.

Además, en su momento señalamos la imposibilidad absoluta de alcanzar una normalización democrática mediante balas que rasgan el espacio de las articulaciones sociales y deshacen lo societal, arrebatando vidas humanas. Ni hay círculo cuadrado, ni hay noche de día, ni hay construcción democrática (reglas de convivencia social y política consensadas; legítimas por tanto; formuladas a través de reglas jurídicas también legítimas), a través de disparos y muertos.Ahora apareció en Aguas Blancas, Guerrero, un grupo de guerrilleros del Ejército Popular Revolucionario (EPR), cuya acción y lectura de un Manifiesto, estuvieron protegidos y facilitados por un cordón de seguridad organizado por el equipo de seguridad del Frente Amplio para la Construcción del Movimiento de Liberación Nacional (FAC-MLN).

Abundan en el México de nuestros días los grupos poderosos o desesperados, interesados en crear la mayor confusión social posible, la más atrapante maraña política. Cada grupo tiene sus propias motivaciones, pero en los hechos políticos coinciden.Por supuesto, no sobra saber cuál es el (sospechoso) origen de los nuevos guerrilleros. Ojalá esto pronto sea aclarado. Pero la primera aclaración indispensable, es la participación y colaboración del FAC-MLN, en la acción del EPR en Aguas Blancas.

El Manifiesto de Aguas Blancas se pronuncia por ``el establecimiento de una república democrática popular'', mediante ``el derrocamiento del gobierno''. Por lo visto, este Manifiesto en primer lugar expresa su absoluto desprecio y desconocimiento de los lustros de esfuerzos de miles de mexicanos luchando por el establecimiento de una plena democracia en México. La nación parte de cero y la historia comienza con el EPR. La república democrática se alcanzará así: con los rostros cubiertos y los AK-47 y AR-15 en las manos.Mucho más importante que conocer el origen de los nuevos guerrilleros, es el hecho de su total inconsistencia con las posibilidades reales de alcanzar la normalización democrática que nos urge. Más allá de saber si detrás o delante de ellos están héroes y caudillos ``genuinos'', está la necesidad de una expresión clara de rechazo de todas las fuerzas de la sociedad política que han dicho estar a favor de la democracia.