La Jornada 26 de junio de 1996

PANOPTICA Carlos Fernández-Vega
LA GUERRA DE LAS TASAS

El cada vez más compacto grupo de mexicanos que tiene el privilegio de ahorrar --así sea en proporciones mínimas-- y que encontró en los rendimientos bancarios una alternativa para sobrevivir a la crisis, se lleva un nuevo frentazo.

Las diferentes instituciones bancarias --felices con el generoso y creciente subsidio gubernamental que las mantiene vivas-- refuerzan su política de hundir velozmente las tasas de interés que ofrecen a sus ahorradores. No así los réditos cobrados a sus creditohabientes.

No hay que olvidar que a lo largo de 1995, en plena manifestación del crack económico y financiero del país, la banca se embolsó alrededor de 23 mil millones de pesos en utilidades brutas, resultantes del margen de intermediación. Es decir, pagó intereses a los ahorradores por un monto cercano a los 50 mil millones y cobró réditos a sus creditohabientes por algo así como 73 mil millones, con un diferencial de 46 por ciento.

Así las cosas, los ahorradores que esta semana renueven sus inversiones en pagarés con rendimiento liquidable al vencimiento a plazo de 28 días se encontrarán con una verdadera guerra de tasas, aunque el objetivo de los bancos es ofrecer la menor tasa pero captar el mayor monto de recursos.

Bancomer --la segunda institución en importancia en el sistema bancario nacional-- ocupa el primerísimo lugar en lo que a rendimientos negativos se refiere: 18.25 por ciento anualizado para inversiones a 28 días (1.419 por ciento para el periodo de inversión o 0.0506 por ciento diario) si el monto depositado va de 75 mil a 100 mil pesos.

Si la cantidad aumenta, lo hace también el premio: 19.25 por ciento para depósitos de entre 100 mil y 250 mil; 20.5 por ciento de 250 mil a 500 mil; 22 por ciento de 500 mil a un millón y 22.5 por ciento para más de un millón. No más.

Banamex y Banco Mexicano ocupan la segunda posición en esta guerra descendente de tasas. Ambos ofrecen a sus ahorradores 19 por ciento anualizado para inversiones en pagarés a 28 días (1.477 por ciento en el periodo o 0.0527 por ciento diario).

La tercera posición la comparten Banorte y Banco del Centro (Bancen), que ofrecen a su clientela una tasa de 19.25 por ciento anualizada para pagarés a 28 días (1.49.7 y 0.0534 por ciento para el periodo y por día, respectivamente).

Un honroso cuarto lugar lo ocupa el Banco Internacional (Bital) que ofrece 19.45 por ciento (1.512 y 0.054, en cada caso), y en el quinto puesto el Banco Mifel con 19.75 por ciento (1.536 y 0.0548, respectivamente).

El resto de las instituciones bancarias manejan rendimientos que van del 20 al 25.5 por ciento como máximo.

En el rango de tasas de interés de 20 a 21 por ciento anualizado para inversiones en pagarés a 28 días, se manejan Banca Promex (20), Banco Obrero (21) y Banco de Oriente (21)

De 21.05 a 23 por ciento, figuran el famosísimo Banco Unión (21.05), Bancrecer (21.2), Banoro (21.2), Mercantil-Probursa (21.25) Banco Capital (21.3), Confia (21.5), Banca Quadrum (22.0), Atlántico (22.18), Banco del Bajío (22.3), Cremi (22.3), Inbursa (22.5), Banco del Sureste (22.5), Inverlat (22.9) y Banco Industrial (23).

Bansi (23.95) Citibank (24.3), Anáhuac (25.3) y Banpaís (25.5) son los de mayor oferta de tasas de interés en el sistema bancario nacional.

Para los ahorradores, el mercado de metales tampoco ofrece muchas alternativas. A lo largo de 1996, quienes arriesgaron sus ahorros en la compra de centenarios tuvieron pérdidas no menores al 5.33 por ciento (sin considerar el impacto inflacionario) respecto de su monto invertido.

Aquellos que aplicaron sus excedentes monetarios en la compra de onzas troy de plata han perdido 6.25 por ciento --más inflación-- y quienes los invirtieron en onzas troy de oro, la depreciación nominal de su inversión ha sido de 2.32 por ciento.

Por lo que hace al mercado de divisas, la situación no es distinta. Quienes el 2 de enero (el primero no hay actividad en el mercado financiero) compraron dólares en billete y los han conservado, la pérdida (sin considerar el impacto inflacionario) ha sido de 1.89 por ciento, aún considerando el reciente repunte en la cotización de la divisa estadunidense; si la inversión se canalizó al mercado de futuros del dólar (específicamente a septiembre de este año) la pérdida ha sido de 10.61 por ciento.

La adquisición de francos suizos a principios de 1996 y su conservación hasta la fecha ha generado una pérdida a sus poseedores de 10.63 por ciento; en libras esterlinas, 2.8 por ciento; en marcos alemanes, 8.16 por ciento y en yenes japoneses, 7.01 por ciento.

En riguroso sentido contrario se encuentra el balance de las tasas de interés activas, esto es, las que la banca cobra a sus creditohabientes.

La aplicable a tarjetas de crédito (52.88 por ciento anual en promedio) resulta 2.07 veces superior a la máxima ofrecida por la banca (Banpaís, 25.5 por ciento) en pagarés con rendimiento liquidable a 28 días de plazo y 2.9 veces mayor respecto de la más baja (Bancomer, 18.25). Para aquellos deudores que gozan de los beneficios del Acuerdo de Apoyo a Deudores de la Banca (ADE) la tasa para el dinero de plástico es de 38.5 por ciento.

El rédito aplicado a hipotecas es de 39.09 en el esquema de mercado y de 27.95 por ciento en el ADE; para los créditos al consumo (ABCD) 39.63 y 34 por ciento, respectivamente y el de financiamiento empresarial, 55.34 y 25 por ciento, en cada caso.

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