La Jornada 26 de junio de 1996

Recurre González Calderoni a la calumnia: Carpizo

Los días 17, 18 y 19 de junio de 1996, el periódico El Financiero publicó una entrevista de Miguel Badillo con el ex comandante y prófugo de la justicia mexicana, Guillermo González Calderoni, en la cual este último repite varias aseveraciones que ha hecho en distintas ocasiones y que no corresponden con la verdad. Según él es ``inocente'' de los delitos por los cuales la Procuraduría General de la República lo consignó cuando fungí como procurador y por tanto dichos delitos se le ``fabricaron''. Su defensa siempre es tan burda y llena de calumnias e insultos personales que no había considerado necesario hacer las aclaraciones pertinentes; sin embargo, periódicamente repite su versión y es recogida escandalosamente por algunos medios masivos de comunicación. He pensado los graves inconvenientes de contestarle a un delincuente prófugo de la justicia; sin embargo, hay mentiras que no se deben dejar pasar especialmente para quienes en la actualidad están prestos a creer a los delincuentes. En consecuencia, he decidido recordar a la sociedad informaciones públicas y oficiales que la PGR proporcionó durante 1993, únicos doce meses que tuve la responsabilidad de ser el procurador, y algunos datos que deben ser conocidos por la opinión pública:

1) No conozco personalmente a Guillermo González Calderoni, por tanto nunca he cruzado una palabra con él. La primera vez que escuché su nombre fue en la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) relacionado con casos de tortura y asesinato, como la ejecución a sangre fría de varios miembros de la familia Quijano, caso que consternó al mundo y a México.

2) De las investigaciones que la CNDH realizaba, el nombre de González Calderoni volvía a aparecer; sin embargo, teníamos un problema: los testigos nos narraban las atrocidades de González Calderoni pero se negaban a levantar las actas correspondientes y a firmarlas. Había y hay un gran miedo a González Calderoni. La CNDH estaba convencida de que había cometido graves delitos y violaciones de derechos humanos, pero las pruebas jurídicas con las que contaba eran insuficientes para fundar una recomendación.

3) Las investigaciones de la CNDH nos llevaron a conocer que González Calderoni, junto con dos o tres personas, eran el verdadero poder dentro de la PGR, que había amasado una fortuna enorme e incluso, en medios nacionales y americanos, se hablaba que podía ascender a 400 millones de dólares, que una fortuna así permitía presumir que tenía relaciones con el narcotráfico. González Calderoni se había anotado éxitos muy importantes contra los cárteles del narcotráfico en el Pacífico, pero el cártel del Golfo, el de Juan García Abrego, había sido respetado. La estrategia de ese grupo en la PGR era clara; además, con pretexto de la lucha contra el narcotráfico se cometían muy graves violaciones de los derechos humanos.

4) En los primeros meses de la existencia de la CNDH, dos de los casos más difíciles que conocía eran el asesinato de la defensora de los derechos humanos Norma Corona y el de los hermanos Quijano. En el primer caso se tuvieron las pruebas suficientes para determinar la responsabilidad de otro comandante de la PGR. El ahora ex comandante González Treviño era del grupo íntimo de González Calderoni, posteriormente también fue posible determinar su responsabilidad en el asesinato del ex procurador de Sinaloa (Rodolfo) Alvarez Farber. Los testigos en el caso de Norma Corona, con valor pero muy temerosos, firmaron sus declaraciones. Varios de esos testigos han sido asesinados y esos crímenes continúan impunes.

No es difícil imaginar, entonces, el miedo real que provocaba González Calderoni y que no lográramos convencer a los testigos que ratificaran por escrito lo que nos habían informado verbalmente.

5) Entonces en la CNDH decidimos utilizar el método ``Al Capone''; es decir, si no se le podían probar sus peores crímenes, se investigaba el aspecto económico, basados en el principio de que se puede ocultar la mano que roba pero no la que gasta. Los bienes que le fuimos detectando fueron valiosos, imposibles de poseer legítimamente por un comandante de la PGR. Conseguimos copia fotostática de su declaración patrimonial ante la Contraloría General de la Federación y muchos de ellos no los había declarado. Se integró el expediente correspondiente y pedí audiencia con el presidente (Carlos) Salinas, quien quedó convencido del expediente.

6) En el caso de González Treviño, la CNDH le entregó públicamente al procurador (Ignacio) Morales Lechuga todo el expediente de la investigación. En este caso, le planteé al Presidente que si González Calderoni presentía que se le iba a detener, estaba seguro que se fugaría, que en la PGR tenía tal poder e influencia que si se trataba de detenerlo únicamente con personal de la PGR se fracasaría, que le proponía que el procurador Morales Lechuca hiciera uso de su facultad de arresto a miembros de la Policía Judicial Federal y que González Calderoni fuera detenido por agentes del Ministerio Público Federal que pudieran representar cierta garantía de honorabilidad pero apoyados por miembros del Ejército. El Presidente estuvo de acuerdo y se citó a una reunión en Los Pinos.

7) A esa reunión, que se celebró a fines de noviembre o principios de diciembre de 1992, asistieron el secretario de Gobernación (Fernando) Gutiérrez Barrios, el secretario de la Defensa Nacional (Antonio) Riviello Bazán, la secretaria de la Contraloría (María Elena) Vázquez Nava, el procurador Morales Lechuca, el director del CISEM Fernando del Villar estas dos últimas personas habían estudiado el expediente del caso y habían manifestado su conformidad con las conclusiones del mismo, el coordinador de la Lucha contra el Narcotráfico (Jorge) Carrillo Olea y el jefe de la Oficina de la Presidencia (José María) Córdoba Montoya.

El Presidente me pidió que informara sobre el expediente y Vázquez Nava y Del Villar dieron las razones por las cuales estaban de acuerdo. El procurador Morales Lechuga pidió el expediente y lo revisó cuidadosamente. El Presidente preguntó si alguien tenía alguna duda, y el procurador Morales me hizo dos o tres preguntas de carácter técnico. A continuación el Presidente me pidió que manifestara la estrategia de la detención y el procurador Morales Lechuga le solicitó delante de todos que a él como procurador le correspondía esa función y que le solicitaba que le tuviera confianza y él fuera el responsable de ello sin intervención del Ejército ni de nadie más.

Reiteré mis temores de que se fuera a fugar. Morales Lechuga insistió ante el Presidente y el Presidente entonces aceptó su proposición, responsabilizándolo totalmente de la operación. Pocos días después de esa reunión, tuve noticias de que González Calderoni había cruzado la frontera hacia Estados Unidos, noticia que se confirmó posteriormente.

Así se dio esa reunión, de ella hay testigos. La versión de González Calderoni son puras mentiras.

8) El 3 de enero de 1993 tomé posesión como Procurador General de la República. Sabía en lo que me metía ya que desde la CNDH tenía bastante información de cómo se encontraba esa dependencia, aunque resultó poca ante la realidad. Dos meses después hice un diagnóstico público delante de los medios masivos de comunicación. Dicho documento lo volví a publicar en el libro: Un año en la Procuración de Justicia: 1993, editado por la Casa Porrúa, SA, en 1994. Vale la pena que ese documento se vuelva a leer.

9) Cuando llegué a la PGR como procurador, González Calderoni ya no se encontraba físicamente en esa dependencia ni en México, sino en Estados Unidos.

10) De las primeras cosas que instruí en la PGR fue la revisión de los expedientes de varios personajes de la propia dependencia, incluido claro está el de González Calderoni. No se encontró nada. Realmente no existían archivos. Había muy poca información sobre todos los asuntos.

11) El 18 de enero de 1993, la Secretaría de la Contraloría General de la Federación presentó ante la PGR la relación de hechos en la cual se señalaba que González Calderoni se había conducido con falsedad en sus declaraciones de situación patrimonial. Se abrió la averiguación previa y se solicitó orden judicial para realizar los cateos respectivos.

La PGR informó el 12 de febrero de 1993 en su boletín 58/93 que:``El valor aproximado de los inmuebles cateados asciende a $11,700,000,000.00 (once mil setecientos millones de pesos) siendo que Guillermo González Calderoni declaró algunos de ellos con un valor falso de $150,000,000.00 (ciento cincuenta millones de pesos) y el resto omitió manifestarlos''.

``Además, hay otros bienes suyos que ya han sido asegurados pero su avalúo aún no se ha concluido, como una flotilla de 100 tráileres o tractocamiones, cada uno de éstos con un valor aproximado de $600,000,000.00 (seiscientos millones de pesos). En uno de sus ranchos se encontraron alrededor de quinientas cabezas de ganado fino. Las casas se encontraron repletas de objetos de procedencia extranjera por lo cual se solicitó la intervención de la Dirección General de Aduanas de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.'' ``El rancho se encuentra bardeado con una malla electrificada de un alto costo económico además de contar con un muy sofisticado sistema de riego. ``La PGR ejercitó acción contra González Calderoni por presunta responsabilidad en la comisión de los delitos de enriquecimiento ilícito y falsedad en declaraciones ante una autoridad distinta de la judicial. Así, un ex comandante de la PJF posee esa fortuna, que es sólo un botón de toda ella. Los hechos hablan solos. La sociedad conoció toda esta información.

12) Dicho boletín de prensa contenía dos párrafos de especial importancia, porque más claros no podían ser:``La Procuraduría está investigando la posible relación de Guillermo González Calderoni con los ciudadanos norteamericanos Juan García Abrego y Luis García Medrano, connotados capos del narcotráfico, contra quienes se han dictado órdenes de aprehensión, tanto en México como en Estados Unidos, por gravísimos delitos contra la salud.'' ``Igualmente, se ha vinculado a Guillermo González Calderoni con la muerte de diversos miembros de la familia Quijano Santoyo, pero no existen elementos probatorios suficientes que permitan a esta representación social federal ejercitar acción penal en su contra por tales hechos.''

13) Y las instrucciones que di a mis colaboradores fueron: la investigación continúa. Como algunas personas del gobierno de Estados Unidos habían manifestado al mexicano que González Calderoni tenía relaciones estrechas con narcotraficantes, por escrito y firmado por mí, solicité toda la información que pudiera tener el gobierno americano. Un funcionario de la DEA me envió una copia fotostática de su expediente: lo examinamos cuidadosamente, ciertamente habían imputaciones en tal sentido pero nada que pudiera constituir una prueba jurídica. Estos documentos deben estar todavía en la PGR.

14) México solicitó la extradición de González Calderoni y la misma le fue negada, entre otros aspectos porque en Estados Unidos de Norteamérica el ``enriquecimiento inexplicable'' no es delito.

15) Las investigaciones proseguían con pocos resultados hasta que un día tuve en mis manos un libro intitulado Testigo a la fuerza cuyo autor, Felipe Victoria Zepeda, a quien no conocía, narraba con lujo de detalles la intervención de un comandante Calderoni en la tortura de varios miembros de la familia Quijano y de él mismo. Se le invitó a que lo que ya había escrito en ese libro lo declarara ministerialmente, lo cual aceptó. Posteriormente se desdijo completamente en una de las audiencias norteamericanas para la segunda extradición que México había solicitado y escribió un libro, para tratar de justificar su actitud, lleno de mentiras. Se retractó por miedo, por dinero, o por ambas cosas? Cuando México perdió el segundo juicio de extradición yo ya tenía varios meses de haber dejado la PGR.

16) La entrevista de González Calderoni está llena de errores y mentiras. Es increíble que hasta en fechas los datos que señala no son correctos. Sólo dos ejemplos fáciles de comprobar y que dan una idea de su ``veracidad'': dice que la reunión mencionada de Los Pinos se celebró en ``el segundo semestre de 1993''. Desde luego que no, fue en los últimos días de noviembre o primeros de diciembre de 1992. En el segundo semestre de 1993, Morales Lechuga ya no estaba en el país, y dice que entonces, cuando se celebró esa reunión, y que como he dicho fue a finales de 1992, yo ocupaba el cargo de secretario de Gobernación, cuando entonces desempeñaba el cargo de presidente de la CNDH.

17) Hace en su entrevista una serie de imputaciones a otras personas. Dice González Calderoni que tiene pruebas, entonces que las presente y las presente pronto.

18) Espero que la sociedad no se deje engañar por las mentiras de quien busca cualquier oportunidad de probar su ``inocencia'', cuando a diario muestra lo contrario al vivir con un lujo exorbitante quien fue comandante y funcionario de la PGR. En este caso como en todos, lo único importante son las pruebas y únicamente las pruebas.

19) En el clima de mentiras y calumnias que vive México, ahora resulta que algunos de nuestros grandes delincuentes, respecto de varios de los cuales hay pruebas y pruebas suficientes, resultan un dechado de inocencia y moralidad y que fueron perseguidos ``fabricándoseles'' delitos. González Calderoni es un buen ejemplo de ello. La sociedad mexicana no puede dejarse engañar ni desorientar porque lo pagaría extraordinariamente caro: nuestros gángsters convertidos en ángeles; todo el peso del dinero y de las influencias en favor de los delincuentes.

Jorge Carpizo