La Jornada 25 de junio de 1996

El Mercosur, por sociedades más justas, dice Henrique Cardoso

Stella Calloni, corresponsal, Buenos Aires, 24 de junio Los presidentes de los países que integran del Mercado Común del Sur (Mercosur), Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, defendieron esta tarde el proyecto de integración y canalizaron las dudas de los representantes de las principales multinacionales, convocados por el World Economic Forum (WEF), mejor conocido como el Foro de Davos (Suiza).

El acuerdo con Chile para establecer una zona de libre comercio, y los avances con Bolivia --que se potenció con la llegada del presidente Gonzalo Sánchez de Losada-- aunque por ahora es un acta que se completaría en unos 90 días o un acuerdo que se firmará durante la reunión de mañana en la provincia de San Luis, dieron un marco especial a estas reuniones del WEF en su segundo seminario con el Mercosur.

Ante las dudas planteadas por el presidente del WEF, Klaus Schwab, el mandatario argentino Carlos Saúl Menem defendió la transformación de los Estados y la economía de mercado. Recordó que con las nuevas asociaciones con Chile y Bolivia, el potencial mercado de 220 millones de personas se incrementaría a unos 600 millones. También proporcionó cifras del aumento del comercio en el bloque del Mercosur, que pasó de 67 mil millones de dólares en 1990 a 117 mil millones de dólares en 1995, lo que ``significa 74.3 por ciento de incremento''.

``Es el Mercosur posible'', dijo Menem, quien prevé un ``boom en inversiones e industrias para los próximos dos años'', destacando la importancia de que se mantenga la economía de mercado y competir con ``los más ricos de la tierra''.

El presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, desmintió toda versión sobre una crisis entre los socios del Mercosur. Ese bloque ``es mucho más que un mercado regional, y más político, porque tenemos conciencia de la importancia histórica de la función de los países''.

Tras destacar el fenómeno de la movilización de la sociedad en torno al Mercado Común regional, aseguró que las diferencias entre sus integrantes ``si las hay, son más pequeñas que la necesidad de estar integrados en el próximo siglo''.

Asimismo, se refirió a las similitudes culturales en la región y la voluntad política de ``respetar los estados nacionales y buscar las convergencias... Juntos podemos llegar a ser actores, no queremos hegemonías, sino la posibilidad de participación en la misma mesa de negociaciones''.

Algunos términos como ``decisión de crecer de otro modo'', ratificando la idea de un proyecto ``propio'', un ``dibujo nuestro'', fueron muy significativos, si se tiene en cuenta que los interlocutores eran los duros hombres de Davos.

Cardoso afirmó que se quiere una ``mutación cultural'', pero advirtió sobre la necesidad de lograr sociedades más justas. Aunque destacó cierta mejoría entre 1990 y 1996 en relación con la gran desigualdad social imperante, insistió en la educación para formar una sociedad más igualitaria.

Defendió en este sentido la capacidad de diálogo de los Estados en el tema social y también valoró la temática social, la cuestión del empleo y las migraciones, entre otros.

El presidente de Paraguay, Juan Carlos Wasmosy, subrayó que el organismo regional demostró además su importancia en la solidaridad para mantener el ``espacio democrático'', y consideró de suma importancia ampliar la ``integración física'' construyendo mayor infraestructura de comunicación entre los países.

El mandatario uruguayo, Julio María Sanguinetti, aseguró que el Mercosur no ``nació como una modalidad de neoproteccionismo, sino que es una alianza mucho mayor'', y mencionó que la expansión comercial entre los socios pasó de 4 mil a 12 mil millones de dólares en estos últimos años de la integración.

Tanto Sanguinetti como Cardoso pusieron énfasis en el papel del Estado como planificador, a pesar de los significativos cambios actuales. ``El Mercosur no es un acto voluntarista de los presidentes, ni un artificio diplomático, sino la concreción de los esfuerzos integradores de medio siglo'', dijo el presidente uruguayo.

El tema de las fuerzas armadas también fue expuesto por Schwab, a quien Cardoso respondió que existe ``una fuerte cooperación en el buen sentido, ya que en otro tiempo lo fue en el mal sentido''. Ya sin la intención de mantener guerras entre nosotros, añadió, cada país ``debe mantener sus fuerzas armadas en busca de más seguridad para los pueblos''.

El presidente de Chile, Eduardo Frei, dijo a La Jornada que éste era un momento de ``suma importancia'' para su país, que ya tiene importantes inversiones en toda la región. Chile se encuentra en una posición muy particular: no está obligado a mantener el mismo arancel; es un socio del Mercosur, pero no ha perdido su posición en las negociaciones con respecto al Tratado de Libre Comercio de América del Norte.