Eugenia Meyer: urge reinterpretar la historia del siglo XX mexicano
Patricia Vega Su trayectoria profesional ha estado muy ligada al problema de la didáctica y la enseñanza de la historia, lo considera esencial para la formación de las nuevas generaciones. Actualmente es profesora de tiempo completo en la División de Posgrado y profesora titular de la Revolución Mexicana en el Colegio de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.
``En la historia hay tantas verdades como individuos que la cuentan o
la analizan. No hay historiador inocente'' Foto: Duilio
Rodríguez
El regreso de la historiadora Eugenia Meyer (DF, 1940) a la vida académica de tiempo completo y a su oficio de historiar el siglo XX mexicano, no ha tardado en rendir frutos: acaba de obtener la Cátedra Tinker de la Universidad de Chicago y, por su proyecto Y los niños?: una historia social de la infancia durante la revolución mexicana (``serán ellos los que, para los años treinta, gobernarán al país''), una de las 30 becas --se presentaron 297 solicitudes-- que este año otorgó la Fundación John Simon Guggenheim a artistas, académicos y científicos de América Latina y el Caribe, por su trayectoria.
Entrevistada en sus oficinas, El taller de Clío, Eugenia Meyer aclara que, a pesar de su carrera como funcionaria pública (coordinadora del Programa de Historia Oral, del Archivo de la Palabra y jefe del Departamento de Estudios Contemporáneos del Instituto Nacional de Antropología e Historia de 1972 a 1982; directora general del Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora de 1983 a 1988; Directora General de Publicaciones del Consejo Nacional para la Cultura de 1988 a 1993, además de crear varios museos históricos y publicar diversos libros), jamás se ha retirado de la vida académica: ``seguí dando mis clases de posgrado aunque renuncié a dar clases en la licenciatura por falta de tiempo. Pero tienes razón: tuve que disminuir el ritmo y mi trabajo personal como historiadora pasó a un segundo término. Sin embargo siento que ya hice lo que tenía que hacer en el sector público y no pienso volver a él''.
--Uno de tus intereses teóricos ha sido el de ver la historia desde abajo...
--Me preocupa mucho la historia de los sin historia y cómo pensaban y actuaban esos protagonistas anónimos, es decir, su historia social (...) Por otro lado, desde un punto de vista teórico, siento que después de tantas historias locales de barrios, municipios, estados, regiones, falta que los historiadores mexicanos nos sentemos a reflexionar y actuar en función de la construcción de la historia total del México del siglo XX.
``El siglo ya se acabó y no podemos seguir contando en detalle todo lo que pasó en el periodo revolucionario (1910-1940) y, a partir de ahí, empezar con recuentos sexenales. Lo que tenemos que hacer es crear una concepción teórica de cómo periodizar y tematizar el siglo XX. La historia no es ni sexenios ni números''.
--Hablamos de procesos sociales no?
--Esto se deriva de algo que en Europa se manejó en los años treinta: la concepción de la escuela de los annales, y luego sobre todo con Braudel, de los procesos de larga duración contra la visión de los acontecimientos. En mi opinión lo importante son los procesos aunque hay, por supuesto, acontecimientos que nos determinan como el levantamiento zapatista del 1o. de enero de 1994 o como lo fue, en su momento, la expropiación petrolera de 1938 o el movimiento estudiantil de 1968 que marcó a todos los de mi generación.
--Tienes alguna propuesta concreta?
--Quiero, con un grupo de personas, intentar un ejercicio intelectual de reinterpretación de la historia del siglo XX mexicano, y creo que es un proyecto que se tiene que hacer interdisciplinariamente.
``A finales del siglo XIX, ya bien entrado el porfiriato, Riva Palacio escribe México a través de los siglos, un excelente intento de integración histórica. Creo que hoy los medios masivos de comunicación, las nuevas formas de intercomunicación e información, el acceso a Internet, crean otro espectro de posibilidades de trabajo.
--Ya que lo mencionas, la jerarquía católica mexicana se acaba de lanzar al `rescate' de la figura de Sor Juana descalificando la interpretación de Octavio Paz...
--Voy a usar una frase de Jesús Reyes Heroles: `un pueblo con amnesia histórica es un pueblo sin futuro''. Y no se puede olvidar el terrible daño ideológico que la Iglesia católica le ha hecho a este país. Y esto se lo debemos a la modificación del artículo 130 constitucional: los curas están desatados, opinan de todo y quieren participar en todo. Además, el crecimiento de organismos seculares como el Opus Dei es impresionante. La historia tiene la razón: hay una justificación de esta clarísima separación entre el Estado y la Iglesia.
--Crees que en México tenemos una historia confiable?
--En la historia hay tantas verdades como individuos que la cuentan o que la analizan. La realidad es que no hay historiador inocente. Cada historiador tiene una serie de motivaciones de carácter individual, desde que escoge su tema, su siglo, sus fuentes, la orientación (...)
``Los últimos años han sido dramáticamente cambiantes para la historia del país: el alzamiento en Chiapas representa un replanteamiento a una historia de más de 300 años. Creo que el impacto del levantamiento zapatista es formidable gracias al uso de los medios de comunicación masiva.
``Así, no creo que se pueda escribir una sola historia, debe haber una libertad, déjame ponerlo así: un trabajo democrático del historiador al escoger temas, formas de aproximación, métodos...''
--Debe tener el historiador una ideología política?
--Los seres humanos somos animales políticos. Claro que tenemos ideología! Como te decía: no hay historiador inocente, todos tenemos un compromiso.
--Cuál es tu ideología?
--Estoy muy comprometida con el cambio, pero me parece terrible que tengamos que llegar a los extremos de violencia que estamos viviendo en el país. Estoy por un proyecto de democracia entendida como justicia social. Me preocupan mucho las estructuras rígidas y creo que, en el fondo, soy un poco anarquista y ecléctica.
--Te consideras socialista?
--Creo que no hay futuro si no hay democracia y que la democracia empieza con una sociedad que tiende hacia la justicia social. Lo ideal sería un régimen socialista como puede serlo el de Suecia o Dinamarca. El totalitarismo que se dio en la antigua URSS era patético como lo es lo que está pasando en Cuba. Tú sabes que he sido procubana casi fanática, pero me parece terrible pensar que los mexicanos nos levantamos en una revolución por menos: Porfirio Díaz duró menos tiempo en el poder que Fidel Castro.
--Militas en el PRI?
--Jamás he pertenecido ni perteneceré al PRI. Es más: me eché el Museo Legislativo y tuve que discutir con representantes del PRI, del PAN y del PRD, el contenido del guión científico de ese museo. Y salí bien librada de la faena.
--Los partidos políticos funcionan o hay que buscar otra forma de representación?
--No tengo bola de cristal, pero creo que en el mundo hay una gran crisis en los partidos políticos, que explica la proliferación de organizaciones no gubernamentales. En nuestro caso, los partidos no están dando respuesta a las necesidades reales de los mexicanos; también hay que tomar muy en serio las presiones de los grupos conservadores y de la Iglesia católica.
--Crees que existe un debate público, entre intelectuales, sobre problemas torales para México?
--Sería injusta si dijera que no porque muchos intelectuales estamos más dispuestos de lo que se piensa a comprometer el pellejo por la democracia en México sin una concepción protagónica. Es importante mantener una independencia intelectual frente a las estructuras de poder y frente a los partidos políticos, así como estar alertas ante situaciones como la militarización de la seguridad en la ciudad de México. Un hombre como Lorenzo Meyer está dispuesto a jugarse el pellejo por lo que cree. Por supuesto que uno no tiene que estar de de acuerdo con todo lo que dice.
--Y qué me dices del debate entre Jorge G. Castañeda y José Córdoba o entre Enrique Krauze y Héctor Aguilar Camín?
--En los términos en que se han dado, me parecen discusiones totalmente inútiles para la sociedad mexicana.