Candados legales, cuestión clave en el proyecto de instalar casinos
Roberto Garduño Espinosa/I Si se quiere convertir a México en un destino de casinos, el gobierno federal tendrá que aplicar rígidas medidas legales para impedir el lavado de dinero, establecer una edad mínima para apostar y mecanismos para detectar evasión de impuestos, de fraudes y de robos.
Entre empresarios, políticos y sociedad civil ronda la pregunta: ¿qué candados pondrá el gobierno para enfrentar las consecuencias sociales del juego legalizado?
Hasta ahora los resultados de investigaciones hechas por instituciones extranjeras apuntan hacia los jugosos beneficios económicos. En pocos casos se toca el tema de los efectos sociales.
La previsión del Ryerson Centre for Tourism Studies de Canadá, que elaboró el documento Estudio de los casinos en México por encargo de la Secretaría de Turismo, asegura que si llegan a operar casinos en Tijuana, Cancún, Acapulco, Cozumel y Los Cabos, el juego de azar atraerá en un año a cinco millones 768 mil turistas extranjeros --cuyo gasto per cápita por estancia de tres a cuatro días sería de 111 dólares--, que en conjunto generarían ganancias por 531 millones de dólares al año.
A tres meses de que inicie el segundo periodo ordinario de sesiones del Congreso de la Unión, se abre la posibilidad de que las secretarías de Gobernación, Hacienda y Turismo envíen la iniciativa de ley al Poder Legislativo para que sea discutida y en su caso aprobada. También podría ser de la misma Comisión de Turismo de la Cámara de Diputados de donde salga el proyecto.
Tom Foley, comisionado nacional para el Juego en Comunidades Indias de Estados Unidos, dijo a La Jornada que el gobierno mexicano ``está preguntando todo lo correcto'' en relación a los casinos, pero el tema no deja de ser controversial aun en su país, donde ``el Congreso intenta establecer una comisión para analizar los efectos sociales del juego''.
También conocedora del funcionamiento de los casinos en territorio estadunidense, Jana McKeag, ex comisionada para el Juego en el gobierno de George Bush, recomendó a las autoridades mexicanas ``regular estrictamente la industria --de los casinos-- para evitar lavado de dinero y corrupción''.
A mediados de 1995, la Secretaría de Turismo solicitó a la empresa Ryerson una ``evidencia concluyente, libre de prejuicios y de interpretaciones personales'', que ayudara al proceso de deliberación sobre el tema de los casinos. Meses después, el estudio reveló que el caso de México es distinto al de Las Vegas, Reno-Tahoe y Atlantic City.
``La situación de México es diferente debido a que ya se constituye un destino importante de playa y de esparcimiento, por lo tanto su infraesctructura de juego será bastante limitada en comparación con los grandes destinos de casinos existentes''.
La conclusión de la empresa determina que si el Poder Legislativo aprobara una iniciativa, de antemano se tendrá que aceptar que México, como destino de casinos, dependerá de dos variables turísticas:
--De clientes locales y regionales de Estados Unidos y del mismo México, que visiten los destinos con intención de jugar en viajes diurnos y nocturnos de corta duración.
--De viajeros a gran distancia que vengan a México con otro propósito. Por ejemplo en viaje de playa o esparcimiento.
¿Quiénes son los jugadores de casinos?
La investigación, cuyos resultados son favorables al proceso de instalar casinos en México, descarta que el juego en éstos pueda crear dependencia. También desecha que los apostadores provengan de los sectores sociales que perciben bajos ingresos.
Los perfiles de mujeres y hombres que apuestan son los siguientes: ligeramente mayores de edad; con alta tendencia a vivir en una ciudad grande; menos propensos a tener niños en casa; rebasan a la generalidad en términos de educación, ocupación e ingresos; el 12 por ciento tiene posgrado, el 58 es graduado de universidad, el 24 tiene preparatoria y el 6 por ciento restante posee estudios inferiores a preparatoria.
El 46 por ciento es gerente o profesionista, el 22 es burócrata, el 23 es obrero y el 9 pertenece a las fuerzas armadas o a otra área. El promedio de edad es de 45.2 años y 57 por ciento son casados, el 20 solteros, el 23 divorciados, viudos o separados, y el 61 no tiene hijos en el hogar.
Los efectos sociales del juego en ellos, la corrupción y la adicción a las apuestas, ha provocado una controversia en el Congreso de ese país. Tom Foley asegura que la limpieza del juego dependerá del tipo de legislación que se imponga por parte del gobierno federal.
--¿Cuáles serían los principales estándares de la regulación?
--En el manejo del efectivo, las fichas, el área de seguridad, de auditoría. Cómo se manejará cada juego con reglas fijas. Investigación de fondo: antecedentes de todos los trabajadores administrativos, de los inversionistas del juego, empleados. También hay una regulación que afecta a los proveedores de la industria; los que venden las máquinas, las barajas...
--¿Los casinos podrían ser una alternativa para los apostadores mexicanos?
--Sólo en lugares turísticos. Quizá una opción para los turistas y para el pueblo, por ejemplo en el Distrito Federal habría más gente iría a jugar.
--¿No se provocaría la dependencia social o la adicción?
--Siempre se habla de alcohólicos, porque nosotros vendemos alcohol. Seguramente tienen en este país adictos a la lotería, que siempre quieran comprar su cachito. El gobierno de México tendría que ver lo que quiere lograr a través del juego, tendrá que definir si quiere más turismo, empleo, inversión extranjera.
--Pero aparentemente todo es bueno...
--Bueno, sí ha habido problemas. Se han detectado algunos individuos no deseables, por eso una de las razones que damos, si se llegara a autorizar el juego, es que el gobierno tenga toda la regulación establecida.
Impactos estimados de los casinos en México
Con la instalación de casinos el flujo de turistas extranjeros se incrementaría en más del seis por ciento anual. El Ryerson Centre for Tourism Studies estimó que los 83 millones 120 mil visitantes extranjeros que visitaron México en 1994 podrían incrementarse a 88 millones 888 mil si se aprobara el funcionamiento de los casinos en el país. Es decir, se registraría un flujo de cinco millones 768 mil personas más por efecto de los casinos.
Los gastos de visitantes extranjeros también tendrían un incremento notable. La proyección señala que sin casinos, el turismo internacional derramó en México 6 mil 317 millones 700 mil dólares anuales. Mediante el juego legalizado, el cálculo estimado se elevaría a 6 mil 963 millones 400 mil dólares, con 645 millones de dólares de ganancia para los casinos. Cada uno de los turistas de casinos gastarían en México un promedio 111 dólares, en tanto cada jugador en Estados Unidos gasta en promedio al año 124 dólares, durante una estancia que puede durar entre tres y cuatro días.
También el estudio calculó las ganancias en cinco enclaves turísticos del país por los casinos: Tijuana, 282 millones 302 mil dólares; Cancún, 95 millones 214 mil; Acapulco, 89 millones 696 mil; Cozumel, 34 millones 727 mil, y Los Cabos, 29 millones 455 mil de dólares.