Antonio Gershenson
Es estratégico Pemex?

El planteamiento de la venta o privatización de Pemex ha seguido siendo tema de discusión pública. Esa venta ha sido promovida no sólo por el gobernador panista Fox, que la mencionó públicamente por lo menos tres veces en las últimas semanas, sino por algunos líderes empresariales. Es preciso reconocer que la dirección del PAN ha señalado que no comparte este planteamiento.

En el mismo sentido, aunque en ocasiones más disimuladamente, se han pronunciado articulistas en algunos medios de comunicación. Ha habido también una réplica a estos planteamientos, proveniente de diferentes sectores. Esta campaña tiene, independientemente de si es ésa la intención de sus promotores, un doble sentido: el más directo, preparar el terreno para la venta de Pemex, si no antes entonces después del cambio de gobierno en el año 2000, pero también favorecer en lo inmediato la privatización de sectores de Pemex, como es el caso de la muy problemática y por hoy estancada venta de los complejos petroquímicos. Ante la amenaza de venta total de Pemex, esta campaña apuntaría a presentar la venta parcial como mal menor.

Creo que es necesario prestar atención a los argumentos con los que se promueve la venta. En especial, me refiero ahora al argumento de Fox en el sentido de que los hidrocarburos han dejado de ser estratégicos para México, pues ya no tienen el peso que alguna vez tuvieron en las exportaciones.

Aunque el término estratégico aplicado a la industria petrolera fue incorporado a los artículos 25 y 28 de la Constitución en 1983, el contenido viene de mucho antes, y por supuesto desde antes de que México regresara como exportador al mercado petrolero internacional.

A raíz de la expropiación petrolera, el bloqueo orquestado por las grandes empresas afectadas llevó a suspender las exportaciones mexicanas de petróleo crudo. Estas, sin embargo, no se reanudaron al terminar el bloqueo, más que esporádicamente y en cantidades menores, durante aproximadamente 40 años. Las razones fueron dos: la primera fue que el petróleo se destinó a apoyar el desarrollo económico y, en especial, la industrialización del país. La segunda razón, que sobre todo explica por qué en las últimas décadas de este periodo no se invirtió más para tener excedentes exportables de petróleo, fue el bajo precio de este producto en el mercado internacional, sobre todo en el periodo 1950-1970.

El petróleo fue uno de los elementos estratégicos para que México, a diferencia de la mayoría de los países, pudiera crecer sostenidamente durante casi medio siglo y hasta 1982, a un ritmo promedio de poco más del 6 por ciento anual. Desde 1983 y hasta 1995, a pesar de que en los primeros años de este lapso se tuvieron todavía muy importantes ingresos petroleros, el crecimiento promedio fue del 1 por ciento anual, menos que el crecimiento de la población. Es decir, el producto por habitante en este mismo periodo ultraprivatizador incluso decayó, en casi 15 por ciento. Es decir, que en la perspectiva no fue la exportación petrolera la que desarrolló a México, sino, en todo caso y junto con otros elementos complementarios, el uso interno del petróleo para impulsar el desarrollo. Y ya antes del auge exportador petrolero, la Constitución, en su Artículo 27, decía que:``Tratándose del petróleo y de los carburos de hidrógeno sólidos, líquidos y gaseosos o de minerales radiactivos, no se habrá concesiones, ni contratos, ni subsistirán los que en su caso se hubieran otorgado, y la nación llevará a cabo la explotación de estos productos''.