El grupo de extranjeros está asesorado por un premio Goldman
Alejandro Romero Ruiz, corresponsal, Chihuahua, Chih., 14 de junio La comunidad tarahumara del ejido Pino Gordo, en la zona alta de la sierra de Chihuahua, denunció invasión y despojo de sus tierras por parte de un grupo de canadienses asesorados por Edwin Bustillos, un ingeniero agrícola recientemente galardonado en Nueva York con el premio Goldman de Ecología.
Los ejidatarios se quejan de que el ``Nobel de Ecología'' y los canadienses no hayan consultado a los dueños de la tierra y de los recursos naturales. En cambio, acusó el tarahumara Raúl Aguirre, ``ahora nos niegan nuestro derecho para explotar los recursos del bosque''.
Por su parte Fernando Flores, un líder barzonista con quien los ejidatarios canalizaron su denuncia ante las autoridades agrarias, advirtió: ``A los indígenas no los dejan caminar por lo que es suyo, son hostigados en su propia tierra y esa situación podría generar violencia''.
Los tarahumaras de Pino Gordo no contaban con actas de nacimiento o documentos que acreditaran su identidad; ahora, que acaban de darlos de alta en el Registro Civil, podrán asumir la defensa legal de sus predios.
Raúl Aguirre, presidente del Comisariado Ejidal en Pino Gordo, en los límites de Chihuahua con Sinaloa, denunció que un grupo de canadienses -no conoce nombres- asesorados por Edwin Bustillos, invadieron parte de las 14 mil hectáreas de propiedad indígena, donde talaron el bosque para construir seis cabañas que esperan explotar turísticamente.
A su vez, campesinos del ejido Santillal de San Marcos, en el municipio de Chihuahua, denunciaron ante las autoridades agrarias el ``cacicazgo'' que ejerce Margarito Puerta Flores, médico legista ligado al Ministerio Público del fuero común, quien ``a base de engaños se ha apropiado de derechos ejidales, bloquea iniciativas e impide la división parcelaria''.
Asimismo, el agricultor Abraham Volt denunció que los jefes de campo en las comunidades menonitas asentadas al noroeste de la entidad están despojando tierras y propiedades, respaldados en la religión que por muchos años les ha asegurado ignorancia y escaso conocimiento de las normas y leyes mexicanas por parte de sus hermanos de sangre.
Volt aseguró que la religión menonita -de origen alemán- no permite a este grupo étnico abrazar el sistema educativo mexicano. Además de esto, dice, los líderes han obtenido cartas poder de personas enfermas, incluso han presentado documentos firmados por personas ya fallecidas, con los cuales se han adueñado de tierras y propiedades, dejando en la calle a muchas familias menonitas.
Abraham Volt pidió el apoyo del gobierno del estado y concretamente señaló al pastor religioso en la colonia menonita de Ojo Laguna, Bernardo Benz, quien -dijo- lo despojó de su casa y sus tierras, en confabulación con Isaac Jeeson.