Enrique Calderón A.
Nada personal

En un informe de prensa, la Presidencia de la República desmintió categóricamente el jueves pasado, un documento presentado por Alianza Cívica en una conferencia a la que fueron convocados los diferentes medios de comunicación del país, y algunos corresponsales extranjeros.

Desde hace algunos días, a través de una discusión pública y respetuosa, algunos articulistas defensores de las políticas y acciones gubernamentales, han manifestado su desacuerdo o molestia hacia quienes criticamos el discurso y las estrategias presidenciales, así por ejemplo: el miércoles 5 de junio, el señor Fernando Lerdo de Tejada publicó en el diario Reforma, un artículo que dice textualmente: ``pero conviene no sobredramatizar sus conflictos [del país] y admitir que son el resultado de un profundo proceso de cambio y reacomodo..." y más adelante: ``Ese ha sido el propósito del gobierno del presidente Zedillo (crear las instituciones para la gobernabilidad democrática) aun cuando sus críticos prefieran prestar mayor atención a los conflictos coyunturales (sin entenderlos) y no a las soluciones duraderas''.

Pareciera pues, que quienes diferimos de las políticas presidenciales y asumimos posiciones de preocupación y reclamo (que no pesimistas) somos tachados de mentirosos, o de no entender ni querer entender las virtudes de las políticas, estrategias y acciones del Presidente y sus colaboradores. Por ello es necesario fijar algunos puntos, como base para cualquier discusión.

En Alianza Cívica no tenemos ninguna animadversión hacia el Presidente de la República, pero consideramos que para enfrentar la grave crisis ética, política y económica por la que atraviesa el país, la cual, dicho sea de paso, se generó desde el seno mismo de la Presidencia de la República y con la participación (convalidación) del Congreso y del partido de Estado, es necesario que el Presidente de la República:a) Exhiba una conducta transparente y diáfana ante la nación (cosa que hasta ahora no ha hecho del todo), para minimizar las sospechas generadas por la conducta tenebrosa y corrupta de su antecesor; b) se acerque al pueblo, que escuche a los mexicanos, que conozca y comparta sus necesidades, sus angustias y sus desesperanzas, sus propuestas, como se lo recomendaron los canadienses en días pasados; porque si algo es hoy claro, es que existe un abismo entre lo que el Presidente viene afirmando y lo que la sociedad enfrenta como realidad cotidiana; entre lo que el Presidente propone y ordena y la nación entera reclama.

El informe que presentó Alianza Cívica en días pasados es el resultado de un estudio serio, sustentado en datos proporcionados por fuentes oficiales; la Presidencia dice que nuestras afirmaciones son falsas, lo que sabemos nos indica que no es así, pero igualmente importante o más es el hecho de que la Presidencia se halla negado sistemáticamente a proporcionar la informacion que pedimos, la cual incluye por cierto, la declaración de los bienes que el doctor Zedillo tenía antes de asumir la Presidencia de la República, misma que hasta hoy ha sido ignorada.En relación a los esfuerzos democratizadores y federalistas del presidente Zedillo, cuyas implicaciones aparentemente no entendemos, tenemos que admitir que así es, al menos en algunos casos. Por ejemplo, a mí en lo particular, me resulta incomprensible, que en los regímenes autoritarios y centralistas del pasado los beneficiarios fueran los caciques igualmente autoritarios, como Figueroa (padre, por supuesto) o como aquel gobernador Flores Tapia, célebre por la corrupción que estableció en su estado, mientras que hoy, con el nuevo federalismo y la democracia del Presidente, los beneficiarios de la impunidad sean los mismos, o bueno, sus sucesores, es decir Figueroa (hijo) y Roberto Madrazo. Finalmente tengo que admitir mi desconcierto y escaso conocimiento de una forma de democracia, en la que después de admitir que el costo de la crisis ha sido (hasta hoy) de 70 mil millones de dólares el Presidente continúe aferrado a su posición de que existe un solo camino, el suyo. Un tipo de democracia un tanto curioso y desde luego, totalmente desconocido para mí.