Se creó el Fondo Mario Molina para Ciencias Ambientales
Ciro Pérez Silva Al encabezar la ceremonia constitutiva del Fondo Mario Molina para Ciencias Ambientales, el presidente Ernesto Zedillo se comprometió a entregar un millón de dólares de recursos federales para apoyar dicho proyecto. Esta cantidad se suma al donativo de 100 mil dólares que hizo el propio Mario Molina Pasquel, Premio Nobel de Química 1995, y a los 500 mil dólares que aportará la iniciativa privada.
Ernesto Zedillo aseguró que la creación del mencionado fondo ``es un oportuno llamado de atención sobre la urgente necesidad de hacer frente'' a los problemas ambientales. Sin embargo reiteró: ``No es factible ni conveniente que el gobierno de la República sea la única fuente de financiamiento de la investigación científica''.
Las aportaciones federales se canalizarán a través del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y Petróleos Mexicanos (Pemex), que harán cinco entregas de 200 mil dólares anuales, a los que se sumarán 500 mil dólares que empresas mexicanas y extranjeras donarán también en los próximos cinco años.
Este fondo permitirá otorgar becas a estudiantes destacados y académicos distinguidos que deseen realizar investigación, estudios de doctorado y estancias posdoctorales en el país o en el extranjero, con el objetivo de formar recursos humanos de alto nivel que contribuyan a la solución de los problemas ambientales, tanto del país como globales.
Durante la ceremonia, efectuada en el salón Adolfo López Mateos de Los Pinos, el Ejecutivo hizo un amplio reconocimiento a la donación de Molina Pasquel, que representa una tercera parte del premio que recibió el año pasado.
``No hay palabras suficientes para resaltar la generosidad del doctor Molina Pasquel y su señora esposa. Sin duda, la mejor forma de reconocerles este gesto solidario será aprovecharlo cabalmente.'' Molina Pasquel reconoció que muchos aspectos de la calidad de vida han aumentado de manera ``espectacular''; sin embargo, ``no es posible que el crecimiento económico de todos los países en vías de desarrollo siga indefinidamente los mismos patrones de consumo de energía y de recursos naturales establecidos por los países industrializados''.
México, agregó, tiene que continuar su propio desarrollo económico; es imprescindible fomentar el crecimiento de la productividad, de los empleos y los salarios, ``pero al mismo tiempo es necesario limitar el crecimiento de la contaminación y el deterioro del ambiente''.
En el caso de México, aseguró, los problemas de contaminación ``tienen soluciones comunes. Por ejemplo, en la medida en que aumente la eficiencia del uso de combustibles fósiles disminuirá la contaminación del aire en los centros urbanos, lo que también reducirá la cantidad de bióxido de carbono, que contribuye a la creación del efecto invernadero''.
Una situación que complica la solución de estos problemas, añadió, es la poco equitativa distribución de la riqueza mundial. Precisó que cerca de una quinta parte de la población mundial vive en países altamente industrializados y, sin embargo, ese segmento controla unas cuatro quintas partes de los recursos del planeta. ``Supongamos por un momento que cada uno de los países no industrializados consumiera la misma cantidad de recursos que un ciudadano típico estadunidense. Aun si se utlizara por completo el total de las tierras potencialmente productivas, se necesitarían tres planetas como la Tierra para que la población actual del mundo sostuviera ese nivel de consumo'', señaló.
Subrayó que esta situación es suficientemente seria como para que la humanidad se vea forzada a adoptar nuevos objetivos y maneras de pensar como condición fundamental para que las generaciones futuras de todo el mundo tengan la posibilidad de alcanzar, por lo menos, un nivel de vida comparable con el de los países industrializados.
El director del Instituto Mexicano del Petróleo, Francisco Barnes, destacó la importancia de cuidar que los estudiantes o investigadores becados dispongan de las condiciones necesarias para desarrollar una carrera productiva en beneficio de su país, ``posibilidad que le fue negada a Mario Molina hace 30 años''.
Confió en que, con la creación del fondo, se atraigan recursos adicionales que permitan brindar el apoyo necesario para que los becarios, al término de sus estudios, puedan integrarse a alguna de las instituciones de educación superior o de investigación, y desarrollar las actividades para las que se prepararon.
Informó que se complementan los estudios que Pemex y las autoridades ambientales necesitan ``para terminar de hacer los ajustes necesarios y optimizar la gasolina que produce Pemex''.
En representación de las nueve empresas privadas que contribuirán al financiamiento del Fondo Mario Molina para Ciencias Ambientales, Leopoldo Rodríguez, vicepresidente de la iniciativa GEMI (Global Environmental Management Iniciative), destacó que el gasto en investigación y experimentación industrial en asuntos del ambiente asciende ya a 50 por ciento del gasto total en desarrollo tecnológico en las principales regiones desarrolladas del planeta.
``México está a tiempo de participar activamente en ese esfuerzo global'' aseguró, y dijo que las empresas fundadoras del Fondo Mario Molina no se identifican como ``meros contribuyentes'' financieros, sino como ``asociados plenos''.
Las empresas participantes son Cementos Mexicanos, Colgate Palmolive, Dow Química Mexicana, General Electric, Girsa (sector químico del Grupo Desc), Grupo Modelo, Kodak Mexicana, Procter and Gamble y Tetra Pak.