Surgió de una conexión entre el eje Juárez-El Paso y Aguilar Guajardo
Juan Manuel Venegas En el Instituto Nacional para el Combate a las Drogas (INCD) se tienen datos de una nueva ``gran organización que controla el tráfico de drogas en el sur del país'', con influencia, sobre todo, en Quintana Roo, Campeche y Chiapas, en ese orden de importancia. Se trataría, se dice ya, del cártel del Sureste.
A través del servicio de inteligencia del instituto (conocido como Cendro-6) se han ``detectado grupos de narcotraficantes, bajo una misma coordinación, en la transportación de estupefacientes, y con estructura, bases aéreas, rutas marítimas y terrestres bien definidas''.
Además, según los informes del INCD, ``mientras que a principios de 1995 las rutas del narcotráfico llegaban hasta el norte del país, la tendencia ha venido variando y ahora las rutas se detienen en un blanco común: los estados del centro y sur del país.
``Paralelamente, las rutas aéreas han dejado de ser el medio de transporte más adecuado para las organizaciones, incrementándose los usos de las rutas marítimas y su presencia en puertos y costas de la República''.
Respecto a lo que sería la organización del cártel del Sureste, su influencia procede del norte del país: Juárez, ciudad fronteriza donde supuestamente se asentó el capo Amado Carrillo Fuentes (El señor de los cielos), luego de que en sociedad con Rafael Aguilar Guajardo ``organizara una banda de narcotraficantes que controla las operaciones de todo el sureste mexicano y disputa el control de los estados productores de amapola y mariguana en las entidades del sur de la República'', según los ficheros de la PGR.
La estructura del narcotráfico en la zona sur estaría entonces controlada por capos vinculados o que estuvieron ligados al ex comandante de la desaparecida Dirección Federal de Seguridad, Rafael Aguilar Guajardo (asesinado el 13 de abril de 1993), y los narcotraficantes Rafael, Eduardo y Raúl Muñoz Talavera, socios del señor de los cielos.
El grupo que encabezaban Carrillo Fuentes, los hermanos Muñoz Talavera y Aguilar Guajardo operó, como socio del cártel de Cali, Colombia, en el sureste mexicano. No obstante, dicen los informes de la PGR, ``precisamente por su sociedad con los colombianos, adquirieron importancia a nivel internacional, ya que supieron trasladar su influencia en el narcotráfico hasta la zona de Ciudad Juárez, Chihuahua, y El Paso, Texas, ganando la disputa por esta zona a Juan García Abrego''.
La importancia de la conexión Juárez-El Paso salta a la vista. Según un informe de la DEA de 1994, ``entre 1992 y 1994 cruzaron por esa región fronteriza más de 100 toneladas de cocaína y 200 de mariguana''. Además, según datos de la agencia estadunidense, esta zona es también considerada como ``el punto con mayor afluencia de armas de contrabando, siendo los narcotraficantes los principales beneficiarios de dicho ilícito''.
Con el fortalecimiento de la conexión Juárez-El Paso, Amado Carrillo se trasladó a la ciudad de la frontera chihuahuense y amplió su zona de influencia a otros estados del norte del país como Sinaloa, Sonora y Zacatecas, dejando las operaciones de contrabando en el sur del país a otros narcotraficantes de segundo nivel, sobre todo tras el asesinato de Aguilar Guajardo, su principal socio y garantía de protección policiaca a principios de la década de los noventas.
El reacomodo en el sureste
La disputa por el control de las rutas del narcotráfico en el sur del país empezó hace por lo menos tres años. Los objetivos eran mantener dos conexiones: por un lado, continuar la sociedad operativa con el cártel de Cali, y por otro, la mira puesta en el norte del país: Juárez o Tijuana, ``respetando la ruta establecida por García Abrego en Veracruz, Tamaulipas y Nuevo León''.
Pero el reacomodo por el control de rutas ``se dio de manera natural'' por la importancia estratégica del sur mexicano y ``la dificultad que implican las rutas del norte, toda vez que los narcos están obligados a la utilización de la vía aérea para la transportación de drogas, en trayectos demasiado largos que facilitan su detección''.
Por lo anterior, el funcionamiento del Sistema de Información Hemisférico ha permitido en los últimos años ``la ubicación de aviones con importantes cargamentos de droga que se internan en el espacio aéreo mexicano.
``Las rutas aéreas, poco a poco, fueron dejando paso a las marítimas, adquiriendo importancia para las organizaciones del narcotráfico los estados del sur de México, desde donde salen diversos cargamentos de droga por la vía terrestre hacia el norte del país'', indican los informes del INCD.
Se ha detectado, agregan, que el movimiento y transportación de los cargamentos de droga ``presentan una forma de organización similar'' y de acuerdo con las últimas operaciones llevadas a cabo por agentes del INCD, ``se puede afirmar que en el sureste mexicano operan grupos de narcotraficantes bajo una misma coordinación''.