Hace cinco años, investigadores de las Universidades de Georgia y Baylor en Estados Unidos, y del Instituto Tecnológico de Oaxaca, realizaron un estudio para conocer la calidad del agua que llega a los hogares de la ciudad de Oaxaca. Durante varios días, recolectaron allí muestras del líquido en diez zonas que reflejaban tanto el nivel socioeconómico de la urbe como los diversos sistemas de abastecimiento. Un primer hallazgo de los investigadores fue comprobar que, pese a las diferencias entre las zonas geográficas muestreadas, todas recibían un líquido que no reunía las características fijadas por las normas de salud pública. Lo anterior reviste una gran relevancia pues la mala calidad del agua incide notablemente en los índices de mortalidad infantil y en una serie de enfermedades que afectan a la población en general.
Pero además porque, en ocasiones, se surte a los hogares un líquido supuestamente ``potable'' que no lo es, creando problemas a quienes lo utilizan para distintos fines.
Por principio de cuentas, los doctores Arthur Murphy, Brian Riley y el maestro Miguel Méndez, afirman que, con algunas excepciones (la zona Centro y la colonia Indeco Xoxo), el agua presenta un PH normal, lo cual sirve para señalar que no se encuentra contaminada con efluentes industriales. Igualmente, el contenido de nitratos provenientes de la industria y de las áreas agropecuarias donde se aplican fertilizantes químicos, muestra niveles bajos, pero hay zonas (Candiani y Unión y Progreso), donde sí son altos. Por otra parte, el cloro, el desinfectante más común, estuvo presente en el agua que llega a la llave de los hogares.
Pero en cuanto a contenido de materia orgánica (la cual normalmente no es tóxica), en promedio supera los niveles fijados internacionalmente. En la época de lluvias, en las colonias Candiani y San Martín, es entre tres y cinco veces más alto. Cabe señalar que los compuestos alcalinos, la materia orgánica, los nitratos, el carbono de calcio y otros compuestos que en mayor o menor cantidad se encontraron en el agua de la llave de los hogares de la capital oaxaqueña, inciden negativamente en la flora y fauna de los ríos y arroyos, de lagos y presas pues afectan al oxígeno que requieren las especies allí existentes.
Más preocupante es la contaminación microbiológica del agua en Oaxaca. Medir la cantidad de coliformes totales que contiene permite evaluar su calidad y la efectividad del tratamiento que brindan las autoridades para que pueda ser consumida sin afectar la salud. Se comprobó que la distribución de coliformes fue alta en todas las muestras recolectadas. Pero en ciertos sitios, como San Felipe del Agua, estuvieron presentes cinco veces más que los promedios ``aceptables''. Le sigue la zona Centro, Indeco Xoxo, la colonia Dolores y las áreas de San Martín y la Unidad Infonavit. En cuanto a contaminación fecal, las muestras recabadas en los hogares de San Felipe, el Centro y Santa Lucía, figuran por arriba de los promedios ``aceptables''.
Cinco años después de efectuarse el estudio mencionado, la contaminación del agua en Oaxaca es un problema sin resolver y que afecta a amplios núcleos de población. Hoy, a las carencias y al abastecimiento irregular que padecen los sectores menos favorecidos por la riqueza, se agrega un agua que generalmente no es limpia, apta para consumo humano: sale de la llave sucia, ``rebotada'', como con tierra, y huele mal. Hervirla no resuelve el problema, por lo que para cocinar o beber deben recurrir al líquido que venden diversas empresas, con lo cual los costos por disponer de agua se elevan considerablemente.
Hay casos extremos: en un reportaje reciente de Carlos Estrada y publicado en el periódico Noticias, vecinos del poblado de San Agustín Etla denunciaron que si la beben, purga; si la utilizan para lavar ropa, la echa a perder; si para bañarse, les irrita la piel. Esta agua se envía a la capital del estado pero, según los entrevistados, es un peligro por la gran cantidad de cal y los 60 kilos de aluminio que empleados del sistema de alcantarillado y agua potable echaron en el manantial y en los depósitos de San Agustín con fines no especificados. Dichas sustancias hasta mataron los peces que había en el manantial.
Ni qué decir de la situación del río Atoyac (que cruza la urbe) y sus afluentes, donde arrojan sus desechos la industria, los hospitales y los asentamientos humanos. En algunos tramos, el Atoyac registra contaminación extrema, muestra incontrovertible del incumplimiento de la legislación ambiental. Aunque Oaxaca y su capital son atractivos turísticos de primer orden por sus bellezas naturales, sus milenarias culturas, su gente y muchas otras cosas, el deterioro de los recursos básicos, como el agua, afecta la calidad de vida de las familias.
Es un problema cuya solución se promete sexenio tras sexenio y que algunos quisieran ocultar para no alarmar a miles de visitantes de todo el mundo. Cuando es una realidad que afecta al campo y a las poblaciones; cuando se sabe que es posible contar con agua potable y suficiente... si se cumpliera con lo que se anuncia en los discursos y en los planes de gobierno.