Opositores, empresarios y aun compañeros de partido lo acusan de corrupción y nepotismo
Alberto Espinosa, corresponsal /I, San Juan del Río, Qro., 26 de mayo A mitad del periodo de su gestión como presidente municipal de San Juan del Río, el panista Francisco Láyseca Coéllar enfrenta constantes acusaciones de propios y extraños por presunto desvío de fondos, corrupción y nepotismo, que han desembocado en una demanda de juicio político.
El primero de octubre de 1994 el alcalde inició su gestión al frente del ayuntamiento sanjuanense con la oposición de los priístas, pero ahora tiene en su contra a las tres fracciones de regidores en el cabildo e incluso a sus propios correligionarios de Acción Nacional, además de funcionarios municipales inconformes con el manejo administrativo.
Empresas privadas le demandan el pago de servicios y algunos policías reclaman haber sido cesados por cumplir con sus obligaciones.
La situación de ingobernabilidad en el cabildo de San Juan del Río ocasionó incluso que el edil se enfrentara a golpes con regidores que le exigieron cuentas claras. Desde noviembre de 1995 ese cuerpo colegiado se ha negado a convalidar las cuentas públicas, por lo que la construcción y asignación de obra se encuentran detenidas.
Los regidores tampoco han querido recibir oficialmente la cuenta pública del antecesor del actual alcalde, el también panista Salvador Olvera Pérez, por la sospecha de que existe un faltante de al menos cinco millones de pesos.
Ante este panorama, regidores de Acción Nacional, del Partido de la Revolución Democrática e independientes, conformaron un frente para exigir que el edil aclare el manejo del presupuesto a su cargo, y evitar así más ``sangrías'' en perjuicio de la comunidad sanjuanense, según han declarado.
Los integrantes de cabildo suponen que el gobernador Enrique Burgos García interviene para proteger a Láyseca, y por ello ninguna de las demandas de juicio político en su contra ni las denuncias por presunta corrupción han prosperado en las instancias estatales. Estiman que el mandatario quiere evitar que ``le explote un Huejotzingo'' en el último año de su mandato.
Burgos García fue alcalde de San Juan del Río de 1970 a 1973, y luego se convirtió en el primer gobernador de Querétaro con un municipio en manos de Acción Nacional, cuando en octubre de 1991 empezó su gestión en San Juan del Río, Salvador Olvera Pérez.
Priístas y opositores han insistido en que el triunfo de Olvera fue el resultado de una concertacesión entre el jefe Diego Fernández de Cevallos --con propiedades en esta entidad-- y el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari, convenio que tuvo que aceptar el ahora gobernador.
Posteriormente, en las elecciones de 1994, un sospechoso ``error de registro'' de candidatos de parte del PRI en San Juan del Río, que invalidó a los representantes del tricolor, dejó el camino llano a la presidencia municipal al panista Francisco Láyseca Coéllar.
De nada valieron entonces las marchas, plantones, toma de la estación de Radio XEVI y el bloqueo de la autopista México-Querétaro que realizaron los priístas encabezados por su dirigente estatal Marco Antonio León Hernández, para que se revirtiera el proceso electoral y se le diera el triunfo a su candidato Víctor Rojas Zetina, a la postre coordinador de Salud en el gobierno de Enrique Burgos.
Frente al respaldo de los priístas a Rojas Zetina contrastaba la actitud de los panistas, quienes no se explicaban de dónde había surgido la postulación de Francisco Láyseca, a quien no se le conocía trabajo partidista alguno.
No obstante, el candidato panista tomó posesión el primero de octubre de 1994 en una ceremonia atestiguada por el secretario general de Gobierno, Alejandro Espinosa Medina, ante protestas de mujeres priístas que burlaron la vigilancia del recinto municipal.
Apenas instalado el edil, empezó a ser notoria la proliferación de funcionarios de alto nivel y mandos medios apellidados Láyseca, Coéllar y Basurto, lo que ocasionó las primeras denuncias por actos de nepotismo.