La Jornada 25 de mayo de 1996

MURIO ALVAREZ FELIX

Arturo García y Raquel Peguero A los 62 años de edad, víctima de un infarto masivo, falleció la madrugada de ayer el actor Enrique Alvarez Félix, hijo de María Félix. De acuerdo con la información proporcionada por Fanny Schatz, secretaria de la actriz mexicana, el deceso ocurrió a las dos de la mañana; Alvarez Félix aún pudo llamar a un médico cuando se empezó a sentir mal, pero al llegar el galeno ya nada pudo hacer.

El cuerpo del actor es velado en la funeraria Gayosso de Sullivan, en medio de un gran hermetismo. A la capilla fúnebre no se permitió el paso a periodistas y admiradores. Sólo un puñado de amigos del difunto han hecho acto de presencia en los funerales. La explicación que se dio al respecto es que Alvarez Félix siempre manifestó que, llegado el caso, no quería que se hiciera de su muerte un circo.

Trascendió que María Félix recibió en París la noticia del fallecimiento de su hijo y este sábado arribará a la Ciudad de México para darle el último adiós. Jesús Hernández Torres, ex director de RTC y amigo cercano de ``La Doña'', habló con ella la mañana de ayer. Hernández Torres dijo haberla escuchado abatida y sollozante. La noticia le resultó más sorpresiva dado que horas antes, en la tarde del jueves (horario mexicano), ambos habían sostenido una conversación telefónica en la que Alvarez Félix se mostró tranquilo y optimista. Asimismo, varios amigos del fallecido actor negaron que éste hubiera tenido problemas de salud recientemente.

Hernández Torres de los pocos amigos de la familia que hicieron algún comentario confirmó que Enrique Alvarez Félix se encontraba trabajando en un nuevo libro con fotografías inéditas de su madre; ``todavía hay mucho material, su carrera ha dado para tanto'', dijo recientemente. El libro sería complementario al que presentó hace tres años con prólogo de Octavio Paz.

Entre los asistentes a la funeraria se encontraban Jacqueline Andere, Liliana Abud, Sergio Basáñez, Pilar Montenegro y Ernesto Alonso, uno de sus más cercanos amigos, quien se veía muy consternado y se negó a emitir opiniones al respecto. El sepelio se tiene programado para mañana y partirá a las 11 horas hacia el Panteón Español. Sin embargo, todo está sujeto a las decisiones que de última hora tome la actriz mexicana.

Cuando iniciaba su carrera actoral, Enrique Alvarez Félix tenía un sueño: ``ser un verdadero actor y brillar con luz propia; que el público me identifique como actor, no como el play boy hijo de la artista María Félix''.

A ello se abocó toda su vida, aunque la presencia de su madre fue un halo que lo rodeó hasta su muerte y fue una de las características, si no la única, que manejaron las agencias de prensa extranjeras, para anunciar el deceso del actor.

La tarde anterior, Alvarez Félix había hablado por teléfono a María Félix para saber de su salud. La Doña se encontraba en París, de donde llegará hoy por la tarde para asistir a los funerales de su hijo, informó su representante Fanny Schatz. Fuentes allegadas a la actriz informaron que, a petición expresa del actor, estuvieron cerrados sus funerales al público.

Enrique Alvarez Félix nació en la capital mexicana el 6 de abril de 1934, hijo del primer matrimonio de la Doña con el ingeniero Enrique Alvarez, un próspero fabricante de zapatos de Guadalajara. Separados sus progenitores, primero vivió con su padre hasta que María ``se lo robó'' con la ayuda de su entonces esposo Agustín Lara. Muy unidos desde ese tiempo, lo envió a estudiar a Canadá, Estados Unidos y Francia en colegios militares para que aprendiera a ser disciplinado .

Con 32 años de carrera actoral, Alvarez Félix se inició en el cine con un pequeño papel en la película Simón del desierto (1964), de Luis Buñuel, pero él se sentía más bien un actor de televisión y teatro. La fama la alcanzó cuando protagonizó Los caifanes (Juan Ibáñez, 1964) y aunque participó en una veintena de filmes, aseguraba que ``el cine es un sarcófago que no está en mi vida, lo que existe es la televisión, lo mejor del mundo, y el teatro que está a la altura de cualquier país: ahí es donde deben estar los actores''. Su participación en la escena la hizo en obras como El hombre de la mancha, Alerta en misa y recientemente en Los encantos del divorcio, que llegó a las 300 representaciones.

Habituado a la lectura, le gustaba viajar mucho. ``Me tomo mi año sabático después de cada telenovela para descansar y viajar, pero no como turista sino en plan de estudio tras la conquista de más cultura, porque estoy convencido que sin ello uno no puede tener mas que oficio de bataclanes que quedan para los ignorantes''. Poco afecto a la vida pública, llevaba una existencia discreta porque detestaba el escándalo, que consideraba ``es el precio que debía pagar el artista por la fama. Desde pequeño vi cómo pagaban su precio las celebridades. Vi cómo mi mamá enfrentaba esas cosas y aprendí desde entonces a no darles mucha importancia. Siempre se van a inventar cosas de la gente famosa, pero por suerte yo no soy una celebridad ni nada por el estilo''.

En cine participó en filmes como Los cuervos están de luto (Francisco del Villar, 1965), Requiem por un canalla (Fernando Orozco y Berra, 1966), Laberinto de pasiones (Miguel Moraytia, 1970) y La casa del pelícano (Sergio Véjar, 1977). Nunca actuó al lado de su famosa madre, aunque siempre se tuvo el proyecto en mente y hasta se llegó a trabajar el guión, basado en una novela de Carlos Fuentes, en los años setenta.

Alvarez Félix se definía a sí mismo como un actor al que le gustaban las historias sencillas ``de amor, familiares, los hechos que la gente puede considerar como suyos, que lleguen, en las que se pueda creer. Por eso no creo en el cine que se hace de narcotraficantes, drogas, problemas fronterizos''. Defensor de las telenovelas, decía que éstas trataban temas reales que a la gente le llegaban verdaderamente. Ahí aseguró a Nadia Piamonte (Unomásuno 2/IV/96) que no se ponía muy exigente con los papeles porque ``tengo que trabajar y no me puedo volver tan elitista que si la novela no es de Jorge Luis Borges o Carlos Fuentes la rechace. Como actor necesito cierta vigencia ante el público para balancear mis trabajos. Es decir, a través de la telenovela puedo atraer público hacia lo que me gusta hacer: el teatro''.

Hace apenas un par de días acababa de concluir su participación en la telenovela Marisol, donde paradójicamente moría a consecuencia de un infarto. No iba a tomar su acostumbrado año sábatico sino que empezaría a estudiar la propuesta para participar en una comedia musical.

El hermetismo en torno de los funerales del actor propició una serie de equívocos, entre los que destacaba la afirmación de que en realidad la muerte de Alvarez Félix se había producido por suicidio. No obstante, los amigos cercanos a la familia desmintieron categóricamente el rumor.