Daniel Cazés
Métodos misioneros

Un saludo solidario para Julieta MedinaCuando José Vasconcelos concibió la estrategia para ganar las batallas revolucionarias de la educación pública, inició la constitución del más numeroso, extendido y entusiasta ejército. Sus reclutas estuvieron destinados a enseñar el alfabeto, la aritmética y los mitos en la historia oficial, todos ellos envueltos en la gloriosa violencia y el espíritu bélico del que están empapadas nuestras poesías patrióticas. Ese ejército armado por lo general de la más rústica tecnología didáctica cuya eficacia mayor sería la uniformidad de las tareas y de los mensajes, no debería dedicarse exclusivamente a la enseñanza escolar, la que incluso podría ser limitada. Su papel principal consistiría en organizar a la sociedad (desde el comité de padres de la escuela de la aldea o el barrio) para darle la nueva escritura que primero los gobiernos caudillescos y casi en seguida el partido único darían a México.

La labor de los jóvenes maestros y maestras ha sido una labor política, destinada a movilizar multitudes y establecer normas y formas de la convivencia nacional conforme a las jerarquías que más han convenido a los propietarios del país, del gobierno y del Estado mexicano. Si alguien la imaginó como una gran tarea civilizadora, lo más probable es que este destino lo haya ubicado en el muy largo plazo. Lo que ha interesado desde el principio ha sido la creación de consensos en comunidades organizadas a la manera corporativa, La necesidad de que permaneciera sometido a la disciplina del Poder Ejecutivo originó la metáfora original de los soldados que ganarían las batallas de la paz revolucionaria. La obligación de obediencia y sacrificio silenciosos que se les impuso ha permitido hasta hoy que su trabajo asalariado sea designado con el nombre de misión, término de evocación francisca y a la vez evangélica, ligado a la conquista espiritual y a las técnicas protestantes de Moisés Sánz y el Instituto Lingístico de verano.

Pensados desde los ámbitos del poder político dominante, la llamada misión magisterial deben cumplirla las maestras y los maestros con actitud sumisa y resignada. Una jerarquía establece los conocimientos y los espacios y acciones del trabajo organizativo que deben efectuar de manera eficaz y callada; otra, con canonjías especiales, está dedicada a controlar a esos misioneros en las vías que la primera considera adecuadas (``dolorosas pero únicas'').

El conformismo y la mansedumbre es la definición de lo que oficial y pomposamente desde el jueves se llama ``métodos compatibles con la misión magisterial''. Para quien quebrante esa metodología política, hay otros métodos, los compatibles con el autoritarismo realmente practicado por los oradores de la democracia oficial: con los métodos de la represión policiaca violenta. Para esta singular elaboración intelectual se cuenta con lo que algunos creen que es el recurso discursivo con el que toda la sociedad quedará convencida y conforme, incluyendo a las víctimas de la persuasión sangrienta: la presencia de provocadores profesionales que, malosos, se dedicaron a agredir a quienes simplemente protegían a los manifestantes del tránsito vehicular.

Los provocadores de este 23 de mayo, o sus descendientes, han estado presentes en todos los movimientos importantes. Actuaron libremente durante 1968 y cumplieron lo que se les encomendó para realizar los planes diazordacistas de establecer en México un estado de terror policiaco para dar la mano dura de los únicos que pueden saber ``cómo se hace''.

Al margen de la Constitución, como entre 1964 y 1970, como siempre que lo han juzgado necesario, como este año en Guerrero y en Tabasco, el PRI, el gobierno y sus aliados parecen una vez más dispuesos a dejar que nuestra Dictadura Perfecta exhiba sin modestia sus imperfecciones más virulentas. Se diría que están convencidos de que ésa es la única manera de aplicar sus soluciones al saqueo y la miseria que en su propio beneficio organizaron durante la época de los Salinas.

Lo que en 68 comenzó con una persecución de estudiantes de preparatoria, en 1996 puede iniciarse con una demanda salarial enarbolada por un ``grupo minoritario'', exigencia que es ``incompatible con la realidad económica nacional'' y que sólo conforma ``incidentes o imágenes aisladas''. Como las que aparecen en las fotos de La Jornada de ayer...