El presidente de la República ha recibido la memoria sobre las consultas en torno a la llamada cuestión indígena, y sus comentarios se han referido a los derechos de las comunidades y de los individuos que tienen una cultura histórica propia y distinta al resto del país. Pero no se va más allá; no se toca la cuestión del poder.
Los indios de México se han gobernado en pequeñas comunidades y con facultades políticas muy pequeñas. La reforma y el derecho agrarios elevaron la capacidad de gobierno de los indios, pero éstos se mantuvieron sin poder hacer leyes y sin unirse en territorios más grandes. La administración de la hacienda pública casi no ha llegado a las llamadas comunidades, como no sea la de las pequeñísimas rentas municipales de los ayuntamientos más pobres del país.
Ante la rebelión en Chiapas, muchos se han puesto a estudiar otra vez el problema indio, pero el gobierno no admite más autonomías que las municipales, comunales y ejidales, es decir, lo que ya existe en la legislación mexicana. Para qué tanto revuelo, tantas consultas, tanto esfuerzo y tanta sangre, si al fin de cuentas sólo se admiten cambios en el trato a los indios, pero no en cuanto a su capacidad de integrar nuevos órganos de poder público?El gobierno se acoge a los acuerdos de San Andrés Larráinzar, cuyo contenido carece de esos grandes cambios que se requieren hoy, cuando no de desaciertos, como ese de crear nuevos ``municipios predominantemente indígenas''. Pero lo más avanzado de los programas elaborados poco a poco por algunos dirigentes de pueblos indios no se encuentra en las memorias y convenios.
Una de las cuestiones centrales consiste en la falta de instancias del Estado en las que los indios puedan gobernar más allá de sus pequeñas comunidades y pueblos a donde han sido arrinconados. La propuesta de las autonomías regionales ha quedado bocabajeada sólo porque el gobierno se opone a ella. Pero sin la creación de regiones, en las que se agrupen municipios donde predomina la vida y cultura indias, no podrá darse ningún gran paso en la incorporación de los indios al Estado nacional.
No existe solución de poder público en los miserables municipios indios si éstos siguen aislados, pues la colaboración o asociación entre ellos en el marco actual de la ley no resuelve ningún problema. La creación de regiones autónomas, en los territorios donde es fuerte la presencia de los pueblos indios no se está planteando como reservaciones al estilo estadunidense, sino como una forma en la que esos pueblos indios puedan unirse entre sí y con los mestizos que habitan esas mismas zonas para conformar un espacio de gobierno común, en el que se dicten reglas adecuadas a la realidad social, económica, política y cultural de esos lugares.
Los indios han sido relegados y al mismo tiempo incorporados al sistema socioeconómico, en el cual juegan un papel bien definido. En este aspecto, no se trata de marginados sino de partes integrantes de un todo, pero no se les ha abierto ningún espacio de poder real más que en la precariedad municipal de algunas zonas y en la pobreza comunal y ejidal. Si esto ha de cambiar, no serán suficientes derechos elementales como el uso de las lenguas indias en los juicios penales y ni siquiera la educación bilinge, con todo lo importante que ésta sea.
Ahí donde parece que no existe más que la dominación mestiza, conforme ha sido por siglos, han sobrevivido los pueblos indios como tales. Si esto ha sido así, lo menos es reconocer ese hecho y asignarle su territorio a cada uno de tales pueblos, no obstante que en éstos vivan muchos mestizos, pues no se trata en absoluto de hacer limpiezas étnicas y zonas exclusivas, sino instancias políticas nuevas donde la realidad irrumpa. Se trata, por tanto, de conformar regiones pluriétnicas.
La inexistencia constitucional de instancias intermedias entre los municipios y los gobiernos de los estados ha llevado a casos extremos, como el de Oaxaca, en donde los municipios son tan minúsculos y pobres que jamás podrán administrar realmente nada, con excepciones como la de Juchitán. La verdadera unión de esos municipios en regiones con capacidad legislativa y administrativa aunque necesariamente limitada daría poder a los representantes de los habitantes y, también, una nueva interlocución con los poderes locales y con la Federación.
Autonomía es gobierno propio, pero la municipal, comunal y ejidal es tan pequeña que casi no sirve de nada. Las universidades autónomas de México tienen más facultades propias y mayores recursos que todos los ayuntamientos indios que existen en el país. Es eso aceptable?La ``raza cósmica'' por la que tendría que hablar el espíritu no es la única existente en el país. Muchos no se convirtieron en mestizos ni estaban obligados a ello, pues ser mestizo no es ser mejor ni nada que se le parezca. Los indios existen, pero su ser social y cultural va más allá de sus pueblos miserables y sus comunidades olvidadas; existen como pueblos a pesar de los siglos, y mientras eso sea así que lo será por un buen tiempo deben ser plenamente reconocidos.