Zedillo y Oñate, porque no se entregara Huejotzingo Dónde quedaron esas promesas?
Para efectos prácticos, el conflicto poselectoral de Huejotzingo está resuelto. No así sus repercusiones y alcances políticos que si bien pretenden ser minimizados y hasta olvidados, deben ser vistos en su dimensión real, sobre todo por la trascendencia de sus efectos; la reforma política electoral que servirá de marco jurídico para los comicios federales de 1977.
Y conviene recordar los entretelones políticos del caso Huejotzingo, porque pese a que los implicados intentan cabecear para quitarse la responsabilidad o hasta las culpas, está muy claro quien resultó perdidoso, y parece suficientemente transparente el triunfo del Partido Acción Nacional, mediante una nueva concertacesión, en la última escaramuza con el gobierno federal.
A manera de apoyo a la memoria, conviene recordar que apenas el 27 de febrero pasado, el presidente Ernesto Zedillo recordaba sus promesas de goierno, entre ellas la de impulsar ``un pleno desarrollo democrático'', especialmente la de llevar adelante una reforma política electoral ``definitiva''. En febrero, debe recordarse, el clima político nacional estaba enrarecido por el edurecimiento del PAN, especialmente por haber abandonado las pláticas para la reforma electoral, justamente a causa del caso Huejotzingo.
Pues bien, ese 27 de febrero, Ernesto Zedillo respondía así a la radicalización del panismo, presidido entonces por Carlos Castillo Peraza, quien había convertido y lo consiguió el caso Huejotzingo en razón de Estado: ``La reforma electoral definitiva no puede ser rehén de discordias internas ni de controversias coyunturales; no puede construirse sobre el atropello de autoridades ni conculcando facultades; tampoco puede forjarse a la medida de una fuerza o al gusto de un grupo particular''.
No habían pasado tres meses, cuando los hechos, la concertacesión de Huejotzingo, echó por tierra la palabra presidencial. No fue la reforma electoral y el proyecto político del país todo de la presión y el chantaje panista? No se construirá sobre el atropello de una resolución legal, presionando a las autoridades que legalmente resultaron triunfadoras?En realidad, de concretarse la reforma electoral, una vez reincorporado el PAN a la mesa de negociaciones, estaremos frente a un nuevo proceso legislativo que se hizo posible violando la ley. Esto es, que se hará posible la nueva legislación en materia electoral, que servirá para conducir los comicios federales de 1998, que partió del rompimiento de la legalidad. Y si no, por qué no se avanzó en una solución que repitiera el proceso electoral?En el fondo parece haber operado nuevamente la teoría de la política total, que desde finales de 1988 impulsó Acción Nacional y que según su ideólogo, Carlos Castillo Peraza, consistía en incursionar en la ilegalidad, para que a partir de esa ilegalidad, obligar al sistema político a incursionar al camino de la legalidad.
Pero el de Ernesto Zedillo no fue el único caso en donde la realidad de Huejotzingo rebasó las declaraciones. El 2 de marzo, Santiago Oñate Laborde dijo: ``Hay quienes no reconocen más ley que la ley del caso, nosotros apelamos a una nueva cultura de apego a la legalidad, de cambios en la ley. Esta perniciosa práctica de buscar escapatoria a la ley, es la que lleva hoy, a partidos opuestos al nuestro, a estar reclamando lo que ya perdieron, a querer que se les entregue Huejotzingo''.
En ese inusualmente duro discurso, Oñate acusó, incluso, de ``fugitivo de la justicia, como forajido electoral, quien busca asilo en la componenda palaciega'', a Diego Fernández de Cevallos. Eran tiempos en los que Oñate gritaba, a propósito de las concertacesiones panistas con el salinismo: ``Se acabó el proteccionismo presidencial'' y ``No cederemos a presiones por subvertir decisiones populares, no cederemos a presiones por quebrar la legalidad en capricho. Quien no cree en la legalidad, no puede creen en la democracia'', decía Oñate.
Y ya todos sabemos lo que pasó. El gobierno y el PRI cedieron, convirtieron a Huejotzingo en razón de Estado, convirtieron en rehén de sus chantajes a la reforma electoral y en rehén al gobierno. O no?. Entonces, quién ganó en Huejotzingo?
En el camino
El sábado 18 dimos cuenta en este espacio de la próxima aparición de un periódico, que bajo la dirección de Pablo Hiriart, se llamará Crónica. En respuesta, Hiriart envía al Correo Ilustrado (domingo 19), un extraordinario autorretrato. Por cierto, una especulación deja de serlo cuando la premisa se cumple.