La Jornada 21 de mayo de 1996

Se retiran los soldados de Oventic; seguimos en ``alerta máxima'': Noé

Hermann Bellinghausen, enviado, Oventic, Chis., 20 de mayo ``Si la sociedad civil piensa en una salida pacífica, que haga algo, ya. Cada día se está poniendo más difícil para nosotros''. Habla el capitán Noé, quien en las últimas semanas de crisis militar en los Altos de Chiapas ha sido vocero del EZLN en estas partes.

Una voz de alarma. Con el pretexto de la búsqueda de enervantes, ``el Ejército federal gana posiciones. Desde el sábado llegaron y se pusieron en Jolbash. Hoy es lunes y no han destruido la mariguana. Ahí nomás están cuidando, pero pasan a patrullar otras comunidades''. El capitán recuerda que llegaron 150 soldados y se dividieron en cuatro patrullas y cuatro direcciones. ``Comenzaron metiéndose en el monte. En la tarde acampan en Jolbash''. ``Esta mañana llegaron dos helicópteros. No buscan drogas, sino posiciones para quedar enfrente de Aguascalientes, atacar y destruirla''. Señala hacia la cañada al oriente de Oventic. Explica que en los anteriores movimientos, en las laderas, el Ejército federal quedaba en desventaja, pero en Jolbash ya no. ``En 15 minutos estarían aquí, si quieren''.

También informa: ``Los zapatistas estamos haciendo una campaña contra el narcotráfico. Donde encontramos droga la destruimos. Pero está claro que no somos nosotros los que la siembran: la tienen los priístas''.

La voz juvenil del capitán Noé se resiste a parecer ominosa, sin conseguirlo: ``Mientras el Ejército no se retire hay peligro de enfrentamiento. Seguimos haciendo lo posible, pero puede pasar algo en cualquier momento''.

Por lo pronto, una parte de los pobladores de Jolbash se fue para el monte o a otras comunidades. ``La gente se retiró'', dice el capitán, pero también que ``puede llegar el momento en que nos tengamos que defender''.

Aguascalientes al desnudoUn silencio apenas roto por las piedras que ruedan al paso mientras bajamos da la nota de la nerviosa desolación que reina en el Aguascalientes de Oventic. Un viento frío golpea su puro esqueleto. Las posadas y graderíos no tienen sus techos de lona y plástico. Son sólo la estructura desnuda de madera. El lugar está desierto. A espaldas del escenario, el viento despeina los árboles que se aglomeran hacia el oriente, donde señala el vocero zapatista con desolación.

Un mecate oscila en la estructura metálica; con sus nudos golpea y produce un sonido de campana, irregular como el capricho del viento.

En el horizonte de milpas nacientes y campos apenas roturados brotan pueblos. A la entrada de uno hay una manta: ``En esta comunidad del territorio en resistencia se prohíbe vender y tomar trago y cualquier otro tipo de bebidas alcohólicas. Drogas y soldados, no. Maíz y paz, sí''.

Casi cada pueblo de la región luce mantas por el estilo, en un clamor que por momentos parece que no se escucha.

``No está bajando la presión, al contrario dice el capitán Noé. Hay tropas federales a dos y tres kilómetros de aquí. Tienen bajo presión Jolbash, Santiago el Pinar, Sikilcum''.

Para ilustrar la situación relata: ``Una vez en Jonalchó (otro campamento del Ejército federal) los soldados encontraron mariguana en la comunidad. Detuvieron a una persona que la tenía, y al rato ya estaba suelto. Era priísta''. E insiste: ``No es cierto que vengan por la mariguana; saben que no es de nosotros, que lo tenemos prohibido''.

Tensión, frío, desolación. El capitán Noé llama la atención, avisa. Hay alguien escuchando?

Panorama desde San Cristóbal

Las vicisitudes del cielo se opacan y llueven y dejan húmedas las azucenas, inclinadas en reverencia hasta el amanecer que se levantan, todas sexuales como son, le dicen hola al sol y le dan su blanca cara.Ya avecina el lodo su labor envolvente y nutritiva. Baja la temperatura y los nervios se empiezan a calentar. Aires de guerra. En Tianal y Sikilicum la clave del Grupo Especial de operaciones no deja lugar a dudas: ``Bosnia, Bosnia, Bosnia''. De tanto jugar a la guerra civil, a los aprendices de brujo la situación puede írseles de la mano. El escenario está montado.A lo largo de Chiapas se borran las barreras entre lo que es la Seguridad Pública desalojando predios y ayuntamientos, las guardias blancas repartiendo su unilateral ``justicia'', los grupos inconformes del PRI expulsan a la mala y muertos de por medio a la población mayoritaria, persecusión del narco y lo que se le parezca, presión y vigilancia del Ejército federal sobre las comunidades en resistencia de las montañas y la selva. Bachajón, Oventic, el diluvio? (Agréguense los ingredientes adicionales: control migratorio estricto de los extranjeros, latencia de grupos de choque progubernamentales capaces de paralizar el estado, hostilidad contra la prensa).

La nacionalización e internacionalización del conflicto chiapaneco, con toda la multitud de actores que recibió durante 29 meses, ocultó relativamente el trasfondo local, la problemática del estado, que se remite a los tiempos anteriores al levantamiento zapatista.

Chiapas vivía, y vive, una situación de etnocidio progresivo, a partir de los años setentas, que ahora alcanza una articulación peligrosa.

Los gobiernos del general Absalón Castellanos y del licenciado Patrocinio González fueron momentos culminantes de una estrategia que no ha cesado. Bajo el fugaz interinato de Elmar Setzer, en 1993, había más muertes que ahora.

Pero el país ha cambiado. Con las cárceles llenas de todo tipo de reos, en rica variedad de clases sociales y un repertorio de presos políticos auténticos que no se veía desde los años de Díaz Ordaz, los ajustes de cuentas entre narcos, políticos y policías recorren el país.

Los grupos de derechos humanos son parte del enemigo de la maquinaria de guerra. Estos días vemos la hostilidad contra los jesuitas en Bachajón (y ya con ecos en Huayacocotla, Veracruz), pues el aliado del indio merece más castigo que el indio mismo. La sentencia a Javier Elorriaga sirve de ejemplo.

Muerte al indio es la divisa. Lo ha sido siempre. Persecusión. Casas y campos abandonados. Saqueo. Así se paga a la oposición, y luego que los indios en su mayoría (y eso hasta las elecciones fallidas lo demuestran) son de oposición y hasta resistencia por acá.

Se desbarranca esto y se desbarranca todo. Y para experimento, como que ya estuvo bueno. El capitán Noé, esta mañana, lo expresaba con nitidez: ``El terreno no es grande, es chico''.