Jacqueline Peschard
Sí al examen único metropolitano

Por primera vez en la historia, el próximo 23 de junio se realizará un solo examen de ingreso a las instituciones de educación media-superior de la zona metropolitana de la ciudad de México. Por primera vez, los aspirantes a ingresar a cualquiera de las modalidades de dicho nivel educativo, serán examinados a partir de los mismos criterios y por una sola comisión evaluadora. Por primera vez, también, se conocerá la verdadera magnitud de la demanda educativa en ese nivel de escolaridad, lo que permitirá diseñar mejor los planes institucionales para responder a la misma.

La racionalidad de este programa no ha impedido que dirigentes de algunos grupos universitarios como el CEU se opongan, buscando aprovechar la inquietud que genera la novedad del examen único para activar su capacidad movilizadora y su capital político, lo cual nada tiene que ver con razones académicas o educativas. Revisemos las críticas que se han hecho al programa en cuestión para ver la falacia de las mismas.

La primera razón de oposición al examen es que es violatorio de la autonomía universitaria, porque ni la convocatoria ni la evaluación del examen las hará la UNAM. Este argumento desconoce que el convenio interinstitucional que derivó en la decisión de realizar el examen único metropolitano fue firmado por la UNAM justamente en ejercicio de su autonomía que la faculta para establecer acuerdos de colaboración con otras instituciones.

Por otra parte, el hecho de que quien vaya a evaluar este examen único sea el Centro Nacional de Evaluación para la Educación Superior, A.C., que es un órgano de evaluación académica con independencia respecto de las diez instituciones que acordaron la medida, es una garantía de que se tratará equitativamente a todos los aspirantes, así como de que ninguna de las instituciones involucradas actuará como juez y parte. Lo que hicieron los firmantes fue acordar y definir los requisitos y criterios que una instancia separada se encargará de aplicar.

Otro reclamo es el que se refiere al costo del examen (100 pesos), lo cual representa un incremento respecto del año anterior que era de 80 pesos, empero, las familias de los aspirantes sólo gastarán una vez y no tantas como exámenes realizaren. Ahora, a partir del resultado del examen único, los alumnos se distribuirán en las diferentes instituciones, y no como anteriormente se hacía, en que si no se acreditaba el examen de la UNAM, por ejemplo, había que pagar y hacer uno nuevo para el Colegio de Bachilleres o el Politécnico o el Conalep, etcétera.

También es falso el argumento de que con el examen único se coartará la libertad de elección del alumno, en la medida que en su solicitud éste señalará sus preferencias, las cuales serán consideradas en función del resultado de su examen. Se dice también que no se toma en cuenta el desempeño general de los alumnos durante la primaria y la secundaria, lo cual es cierto, pero sólo en cierta medida, y como lo ha sido siempre, puesto que cada institución en particular define una calificación como requisito de ingreso. Así, por ejemplo, la UNAM exige un promedio de 7 en la secundaria para ingresar a cualquiera de sus dos sistemas de educación media-superior, mientras que Colegio de Bachilleres acepta alumnos con un promedio de 6.

Otro argumento en contra que empezó a esgrimirse durante la última semana en que se comenzaron a entregar las solicitudes para el examen, se refiere a que no se podrá cumplir con el objetivo de evitar que haya rechazados. El examen único metropolitano no implicó un aumento de las plazas que se ofrecen en el nivel medio-superior, se trata de un esfuerzo de organización de ese nivel de enseñanza en el área metropolitana de la ciudad de México.

Hoy, las autoridades saben que la oferta es de 243 mil lugares en números redondos, y que el egreso programado de secundaria es de 200 mil, pero en esta cifra no están considerados los estudiantes que dejaron de estudiar y que ahora pueden querer reanudar sus estudios, o los que acuden de fuera de la zona metropolitana, que se estiman en 36 mil. Sumadas las dos, se puede satisfacer la demanda; sin embargo, como sólo es un cálculo aproximativo, ésta pudiera ser superior y rebasar la oferta educativa en este nivel, con o sin el examen único.

El examen único de admisión a educación media-superior en el área metropolitana de la ciudad de México ayudará a racionalizar el mecanismo de selección, en beneficio tanto de los aspirantes como del servicio educativo. Ojalá así se entienda.