Teresa del Conde
Pintores realistas

La exposición ``Visiones de Estados Unidos: Realismo urbano'' que se exhibe hasta el 16 de junio en el Museo de Arte Moderno, contra todas las predicciones no ha alcanzado el público potencial que se calculaba; quizá debido, entre otras razones, a desconocimiento acerca de lo que ofrece. Reúne 78 pinturas de 30 artistas y es como un pequeño museo dedicado a la pintura norteamericana anterior a 1945, insertado en la reacondicionada sala José Juan Tablada. Son obras que se aprehenden de primera mano: algunas narran historias en el sentido en que hay un antes y un después del momento ``fosilizado'' si se me permite la expresión, en la pintura. Así sucede por ejemplo con los cuadros de Paul Cadmus que describen terribles escenas de los años de la depresión, pintados con el preciosismo de un pintor del quattrocento y con la minuciosidad propia, por ejemplo, de pinturas como las de Juan O'Gorman. Abre la exposición uno de los más conocidos cuadros de George Bellows: Club Night. Es un ring de boxeadores que tanto ha gustado a gente de todas latitudes. Proviene de la National Gallery de Washington y resulta ya legendaria la estima en la que lo tienen. En el mismo caso están las pinturas de Edward Hopper a quien los especialistas consideran como el más importante de los realistas neoyorkinos. Quizá por conocer ya de tiempo atrás estas pinturas no me causaron la impresión de otras que me eran totalmente desconocidas. Entre ellas hay una espléndida, independientemente de la anécdota. Se titula Taxi! Taxi! (1933) y se debe a la pintora Eugine McEvoy, ella curiosamente fue una campeona de tiro al blanco que dedicó largo periodo de su vida a pintar con enorme insight vivencias de la escena americana. La pintura en cuestión se refiere a un alboroto en la calle 57 de Nueva York, pero eso no es lo que importa, lo que atrae es el ángulo visual elegido que a través de juegos de reflejos lo sitúa a uno como pasajero del taxi que transita entre la muchedumbre donde ocurren mil cosas.Hay otros cuadros que trasmiten mensaje político social, como sucede con los de Ben Shahn un pintor a quien le fascinaba México y los de Reginald Marsh. Uno de estos últimos está referido al proceso Hauptman en 1935 y a las reacciones que desencadenó entre gente de todas las clases sociales. El mensaje no es directo: una rubia emperifollada lee el Daily Mirror que encabeza con la frase ``muera Hauptman'', mientras espera junto con otra mujer el momento en que el altavoz anunciará la eminente partida del tren en una estación concurrida. Algo que es interesante observar en varios de estos cuadros es la moda: la de principios de siglo en escenas de cabaret, la de la Primera Guerra, la de las flappers, la muy moderna y deportiva de las mujeres emancipadas de los años cuarenta. Está también el mundo del shopping con sus nostálgicos aparadores hacia la calle y el de los restaurantes de lujo concurridos por hombres de jacket y mujeres de pronunciados escotes que el pintor Guy Péne du Bois capta con sus dejos de ironía crítica en la bella pintura titulada Centro nocturno de 1933.

Aunque de realismos se trata, no están ausentes los ecos del impresionismo y del postimpresionismo en pinturas como la del Puente de Brooklyn al atardecer, realizada por Ernest Lawson al estilo de Monet en 1917 ó la animada vista nocturna del Central Park por William Glackens de 1905, que tanto recuerda ciertas películas con ambiente de época actualmente tan en boga.

Se trata de la primera exposición de pintura estadunidense que se ve en México abarcando la primera mitad del siglo. Conocemos mucho mejor la etapa del Expresionismo Abstracto y del Action Painting debido a la enorme fortuna crítica y a la expansión que trajeron consigo, cosa que opacó en cierto modo la vigencia de estos realistas nunca olvidados, pero sí postergados a los ojos de sus coterráneos que vuelven a resurgir con ímpetu en esta época en la que los vocabularios artísticos han tomado tan insospechadas como variadas direcciones.La exposición de pintura, dibujo y gráfica latinoamericana procedente del Moma New York, también en exhibición en el Museo de Arte Moderno coincide en exhibición con lo que ahora comento. Abarca periodo coincidente (1925-1945) y permite establecer más contrastes que coincidencias. De todas maneras actúa en forma complementaria. Ambas deparan un magnífico motivo de análisis.

El diseño museográfico de ``Visiones de los Estados Unidos'' que ha sido muy celebrado se debe al curador del MAM Angel Suárez Sierra. Igualmente se diseñó y editó aquí un catálogo bilinge pródigo en reproducciones a color con las biografías condensadas de cada artista que además ofrece al lector una excelente visión del historiador Steven Conn y de los curadores Nanette Maciejunes y James Kenny. La exposición latinoamericana del Moma también cuenta con su catálogo ilustrado.

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