El 22, 23 y 24 de marzo de 1996, México tuvo el honor de ser la sede del Tribunal Internacional Independiente contra el Trabajo Infantil, en cumplimiento de un acuerdo tomado por una conferencia celebrada en Dacca, Bangladesh, desde enero de 1995, integrada por organismos sociales, humanistas y sindicales de muchas partes del mundo.
El Tribunal Independiente de México, después de un cuidadoso examen de las probanzas rendidas y análisis de argumentos esgrimidos, decidió contra la oposición disfrazada de quienes creen que el trabajo de los niños es una consecuencia ineludible de la economía y contra la de quienes piensan que abolir el trabajo infantil es condenar ineludiblemente a muchos millones de niños a la miseria permanente calificar enérgicamente la explotación del trabajo de los niños como una lacra de la sociedad en que actualmente vivimos y como una infame violación de los derechos humanos de la infancia; acordó condenar a los organismos gubernamentales y no gubernamentales que participan o justifican ese crimen contra la parte más noble de nuestra especie, y propuso organizar un movimiento de alcance y significación mundiales para defender el derecho de todos los hermanos pequeños del mundo a disfrutar de su niñez, sin que tengan que sacrificarla, vendiendo su débil fuerza de trabajo para beneficio de empresarios privados del mundo globalizado de nuestros días.
Ese movimiento cubrirá también, por supuesto, la protección de los millones de niños mexicanos, que contrariamente a lo ordenado por nuestra Constitución, están inhumanamente sometidos a un alto nivel de explotación, con la tolerancia y aun la benevolencia de nuestros funcionarios públicos neoliberales.
El Comité Mexicano de Apoyo y Seguimiento del Tribunal Internacional Independiente envió al presidente Ernesto Zedillo con motivo del Día del Niño (30 de abril), un mensaje en el que le pedimos, entre otras cosas, que en cumplimiento de la obligación que protestó respetar, de guardar y hacer guardar la Constitución, procediera a dar cumplimiento a la fracción tercera del artículo 123 de la Constitución, que prohíbe en México, el trabajo infantil de menores de 14 años, ya que el respeto de esa taxativa de nivel constitucional, es indispensable para la alegría, la salud, el desenvolvimiento normal de nuestros menores y para que puedan recibir el beneficio de la educación pública gratuita que también consagra la Constitución, aun después de los hachazos salinistas.
Hicimos notar que, igualmente de acuerdo con nuestra Carta Magna (artículo 123, fracción VII) el salario de los trabajadores debe ser suficiente para cubrir sus necesidades personales y familiares, incluyendo la educación de los menores dependientes, por lo que no tiene fundamento legal la infame necesidad de trabajo de los menores.
El silencio presidencial ante nuestra petición, no invalida su fundamento constitucional. Por ello, reiteramos al pueblo mexicano que exija al gobierno de México, que cumpla plenamente con los artículos 3o., 87, 123, fracción III y VII Constitucionales y respete y haga respetar los Derechos de los Niños de Nuestra Patria.
* Participación de Emilio Krieger en el programa de Cristina Pacheco en Canal 11