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Agremiados del SNTE y disidentes califican el aumento acordado el martes de ``insuficiente, ridículo e indignante''
Blanche Petrich Los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) confían en remontar siete años de ``un reflujo tremendo'' de este movimiento disidente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). Fue tan drástica la baja de la disidencia magisterial que en 1991, el peor momento de ceses, descuentos y represión, la CNTE ya no pudo aglutinar el descontento de los maestros.
Un grupo de representantes de la coordinadora, en entrevista, admite que desde 1989 no habían estado tan presentes en el movimiento magisterial como ahora, al grado de que su postura con un pliego petitorio de 100 puntos ``es ya un punto de referencia obligado para todos los trabajadores de la educación''.
Cerca de 200 delegados de la CNTE de las secciones 22 (Oaxaca), 18 (Michoacán) y 9, 10 y 11 (DF) mantienen desde la semana pasada un plantón indefinido frente al edificio de la SEP. El martes iniciaron paro de labores los maestros de Guerrero y Chiapas y ayer se sumó Michoacán.
Dijeron que en las marchas de todo el país decenas de miles de maestros se manifestaron por demandas salariales y de mejoramiento profesional que rebasan lo que logró la dirección del SNTE.
``Si no estamos movilizando a más gente de lo que logramos en 1989, al menos estamos igual, en términos numéricos'', aseguró Pastor Silva, representante de la directiva de la CNTE oaxaqueña.
El plantón indefinido frente a la SEP se ampliará a 15 estados. El 18 de mayo realizarán su asamblea los representantes a nivel nacional y el 23 harán una marcha en defensa de la educación pública.
Los integrantes de la CNTE reconocen que no todos los maestros que se movilizan pertenecen a la coordinadora; aunque este movimiento es fuerte en Oaxaca, Michoacán, Chiapas, Tlaxcala, Guerrero, Sinaloa, Puebla y Zacatecas, otros mentores se han sumado a sus demandas en Nuevo León, Jalisco, Tamaulipas, Veracruz, Baja California, Sonora, Morelos y estado de México.
``Las bases están rebasando a la directiva del SNTE y se están acercando a los planteamientos de la coordinadora'', dijo Silva, miembro del Comité Ejecutivo de la sección 22 y de la Comisión Unica de Negociación de la CNTE, quien además es maestro de una pequeña comunidad indígena en San Cristóbal Ahuatlán, Oaxaca. A pesar de su cheque de 709 pesos quincenales, de la falta de recursos y de la marginación de los niños a los que enseña, trasmite un orgullo profesional raro de encontrar entre los docentes. ``Tiene sus ventajas trabajar en las comunidades; uno trabaja sin el reloj en la mano, tomándose su tiempo para conocer a los niños y sus familias''.
Señaló que en su pueblo, de un salón de clases que empieza con 35 o 40 alumnos puede que sólo terminen el año escolar cinco o diez. Por esos rumbos los niños emigran con los padres cuando llega la temporada del corte de café en la Costa, con eso pierden hasta el semestre entero, lo cual no impide que con frecuencia sus niños rindan mejores calificaciones que los alumnos de escuelas privadas de las ciudades.
``Es que entre los maestros hay una especie de fiebre por actualizarse. Yo me atrevo a decir que al menos en el seno de la CNTE hay todo un movimiento pedagógico contrario a los métodos tradicionales que ya tuvieron su mejor época, pero que pueden ser superados con métodos más modernos''.
En la experiencia de Sergio Espinal, coordinador de la región de Maravatío de la sección 18, también destaca lo mismo. ``Tenemos proyecto. No sólo es la protesta y la demanda laboral''.
Espinal da clases a niños de primer a tercer grado de primaria en la escuela ''10 de Mayo'' de Tupátaro, en el municipio de Senguio. Ahí hay sarna por la falta de agua y muchos problemas de aprendizaje por hambre. Pero ahí también se ha desarrollado un método de lecto-escritura alternativo que ya logró materializarse en un novedoso libro, Vamos a leer. Sin técnicos, sin más recursos que los que voluntariamente proporcionan los padres de familia y a las horas extra y gratis de los ``profes''. Según ellos, la esperada democratización del sindicato más numeroso de Latinoamérica no se produjo con la salida de Carlos Jonguitud Barrios. Al periodo de Elba Esther Gordillo, que lo sucedió en el cargo el 24 de abril de 1989, lo califican como de ``charrismo renovado con discurso moderno''. Para la CNTE ``fue un duro golpe la coptación de compañeros dirigentes de la coordinadora que sólo estaban esperando incrustarse en el Comité Ejecutivo Nacional del SNTE. Perdimos la confianza de mucha gente de la base''.
La diferencia con el jonguitudismo fue que con Gordillo, según Silva, Espinal y otros líderes oaxaqueños que los acompañaron en la entrevista, hubo otros métodos, se adoptó un discurso ``seudo-democrático'', pero no se abandonaron las prácticas verticales del sindicato.
Si la violencia no fue anulada, sí mucho mas limitada. Recuerdan los tres maestros desaparecidos y más de 100 asesinados por pistoleros de Vanguardia Revolucionaria en tiempos de Jonguitud.
Otro golpe que resintió la CNTE fue la descentralización provocada por el Acuerdo Nacional de Educación Básica que hizo que la SEP dejara de ser el gran patrón de todos los maestros. Ese fue, dicen, un ``golpe histórico''. Los gobiernos de los estados asumieron ese papel y en lugar de una negociación nacional, esta se atomizó en muchas negociaciones locales.
Pero lo más grave son las políticas contempladas en el Acuerdo, orientadas a una gradual privatización de la educación pública. ``A eso llevan, por ejemplo, políticas como la de la municipalización de la educación o la desaparición de la Comisión Administrativa para la Construcción de Escuelas (CAPCE). Ya no es la federación la que construye escuelas. Y con qué dinero lo va a hacer el municipio? Simplemente no va a poder''.