La Jornada Semanal, 12 de mayo de 1996
Un yo que no es el del poeta en el poema me dice.
Un yo que no es el mío, repite estas palabras íntimas
y me lleva a un yo más silencioso y mejor
en versos pulidos en el tiempo por diferentes yos.
En la angustia de una noche de insomnio,
en el nerviosismo de una cita de amor,
repito estos versos hasta ser estos versos,
los repito una y otra vez,
no como alguien que recorre una y otra vez un pasillo;
estos versos son infinitos, pero no afiebrados,
ni ajedrezados, ni laberínticos;
no imitan el piso de un pasillo,
ni al llegar a la sílaba final se asoman a otra estancia;
son un vuelo por una soledad en calma;
estos versos se ensanchan, me ensanchan,
me llevan a una inmovilidad muy alta.
* Del libro Balanza de sombras, Premio Nacional de Poesía Aguascalientes 1996.