Ha participado usted en alguna de las manifestaciones en favor de la paz y el diálogo desde enero de 1994? Formó parte de alguna de las incontables caravanas que han visitado Chiapas en los últimos 28 meses? Estuvo en Aguascalientes de Guadalupe durante la Convención o en alguna otra de sus reuniones? Se ha integrado a alguno de los cinturones de paz en el curso de las reuniones de San Cristóbal Y Sakamch'en? Ha firmado usted algún desplegado para apoyar demandas o formulaciones semejantes o remotamente relacionadas con las que ha planteado el EZLN? Ha escrito y publicado algún texto sobre las razones que llevaron al alzamiento en Chiapas, aunque en él rechace la violencia y el militarismo? Ha expresado su simpatía o su apoyo a la Ley Zapatista de las Mujeres? Se ha solidarizado usted con los presuntos zapatistas presos y con los dos de ellos que ya han sido condenados? Vio usted algún video comercial o algún noticiario televisivo en que aparezcan Marcos, los comandantes, las comandantas, otros zapatistas y las montañas del Sureste mexicano? Ha estado en alguno de los Aguascalientes creados después del 9 de febrero de 1995? Es usted miembro de la CONAI o de la COCOPA? Participó de alguna manera, aunque sólo fuera depositando su papeleta en una urna, en alguna de las Consultas Ciudadanas organizadas por Alianza Cívica? Es usted uno de los 40 mil movilizados para efectuar la Consulta por la Paz que convocó el EZLN, o de los casi millón y medio de ciudadanos y ciudadanas que acudieron a expresar su opinión, o de los más de 400 mil que firmaron el documento del Referéndum por la Libertad? Ha pensado usted, en la intimidad silenciosa de su soledad personal, que los planteamientos del EZLN y de quienes simpatizan con ellos pueden ser justos?Si su respuesta a una sola de las preguntas anteriores es afirmativa, ya sabrá que es usted sospechoso o sospechosa de terrorismo, y que bastará que alguien que lo conozca o bien una persona anónima o inexistente lo denuncie, para que en cualquier momento pueda encarcelársele, mantenérsele en prisión por mucho tiempo, sometérsele a juicio y condenársele. Para ello funcionará la autonomía del Poder Judicial que le permite cumplir las instrucciones del Ejecutivo o de algunos de los grupos ``duros'' que imponen a éste sus directivas jurídicas y militares y las de impunidad por fraudes multimillonarios y asesinatos de campesinos inermes.
Y si todas sus respuestas fueron negativas, no ignorarará usted que la posibilidad de que le suceda lo mismo, si bien es más remota, no está excluida. Porque, aunque pertenezca usted a alguno de los poderosos grupos de intelectuales que elaboran los discursos del actual poder político y justifican permanentemente su actuación, usted sabe que las Dictaduras Perfectas también devoran a sus criaturas y a sus beneficiarios si así lo requiere cualquier razón de Estado.
En el México de estos días, todos podemos ser aprehendidos por lo que hemos dicho o por lo que hemos pensado, aún cuando quienes dominan la política nacional nos hayan encargado alguna tarea como correos o mediadores. De cualquier ciudadano o de cualquier ciudadana puede presumirse zapatismo, y a cualquiera pueden hallársele acusadores y circunstancias que justifiquen su aprehensión si así conviene a los intereses del PRI y del PAN que predominan hoy en la acción gubernamental.
Porque el México de hoy se parece cada día más al México de Díaz Ordaz, con las multitudes de granaderos reprimiendo a la ciudadanía que protesta o simplemente intenta sobrevivir; con el ejército fuera de los cuarteles sin que se cumplan los preceptos constitucionales para que así suceda en tiempos de paz; en el número creciente de presos políticos acusados sin sustento de delitos comunes... Si acaso, la diferencia más clara entre estos años noventas y aquellos sesentas es la evidente en el alineamiento de numerosos intelectuales que entonces eran críticos y hoy corresponden al retrato que de ellos hizo Vargas Llosa antes de que lo hicieran salir de Televisa y de México.
Hoy, todos estamos potencialmente acusados de terrorismo o de algo que se parezca o sea asimilable a ese delito. En la imagen que el poder se hace del país, unos estamos presos por lo que hemos dicho o hecho sin violar la ley, y otros en el silencio o la aquiescencia con que dan su consenso activo a la hegemonía bipartidista realmente existente.
Y todos aquellos y todas aquellas a quienes el gobierno ya ha identificado por estar aunque sea un poco cerca del EZLN y sus formulaciones, ya lo sabemos: Como sucedió mientras Siqueiros y cientos de otros ciudadanos estuvieron en prisión, hoy todos somos presuntos zapatistas presos, todos somos Entzin y Elorriaga.
B