La Jornada 8 de mayo de 1996

Explosión en una fábrica: 41 heridos

La explosión de dos tanques de hidrógeno con capacidad de 60 mil litros causó lesiones a 41 personas, 18 de ellas con heridas graves, la destrucción total de dos fábricas, así como daños en mil 500 propiedades de cinco colonias al oriente del Distrito Federal.

De acuerdo con las primeras investigaciones, el accidente habría ocurrido por un exceso de presión en los tanques o porque alguno de ellos recibió un fuerte golpe. En ambos casos se presume que se trató de un error humano.


Una gran movilización de cuerpos de seguridad y
de rescate motivó la explosión que destruyó las
instalaciones de la empresa fabricante de jabones y
aceites Productos Puente, antes La Corona, además
de varias viviendas aledañas a este lugar ubicado en
el Eje 1 Norte y Oceanía; se reportaron al menos 40
heridos.
Foto: Ernesto Ramírez

La Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) inició las averiguaciones previas 17/2872/96-05 y 33/338/96-05, por lesiones y daño en propiedad ajena, de parte de 150 personas que se habían presentado hasta la medianoche.

En un principio el regente Oscar Espinosa Villarreal, el secretario de Seguridad Pública, David Garay Maldonado y el subprocurador de Averiguaciones Previas de la PGJDF, José Elías Romero Apis, informaron en el lugar que dos personas habían fallecido en el siniestro. Horas después, sin embargo, las autoridades indicaron que no tenían elementos para confirmar esa versión.

El delegado en Venustiano Carranza, Raúl Torres Barrón, afirmó que la fábrica denominada Productos El Puente, ubicada entre avenida Oceanía y la calle Industria, en la colonia Moctezuma Segunda Sección, tenía en regla todos los permisos que expide la demarcación, como las autorizaciones ``de combustión, proceso, disposiciones de seguridad y contra incendio''. Incluso el 25 de mayo de 1990, la entonces Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología expidió la licencia de funcionamiento número 4653, cuando las instalaciones tenían 54 años en operación.

No obstante, fuentes de la Dirección de Ecología del DDF, señalaron que la empresa nunca cumplió con las sanciones que le fueron impuestas por emitir grandes cantidades de contaminantes al drenaje y a la atmósfera, así como en lo relativo a la renovación de equipo.

La magnitud del accidente motivó la presencia de más de 360 elementos del Ejército (Policía Militar) que acordonaron la zona como parte del plan DN-III para el auxilio a la población en casos de desastre. Ante las versiones de que bajo los escombros habría personas atrapadas, la Procuraduría General de la República proporcionó tres perros adiestrados en labores de rescate, que sin embargo no encontraron señales de vida. A esta búsqueda se sumaron ocho topos, que en los sismos de 1985 participaron en el rescate de víctimas.

Con el arribo de los militares se ordenó la retirada de los granaderos y bomberos que brindaron los primeros auxilios y realizaban la búsqueda de más víctimas. A partir de ese momento, la seguridad y las labores de rescate quedaron a cargo de los soldados, aunque a los vecinos no se les había informado si continuaba el riesgo.

Según dijeron algunos expertos, la explosión fue producto del contacto del hidrógeno con el oxígeno, y en ningún momento produjo llamas. El siniestro provocó la suspensión parcial de la energía eléctrica, teléfono y además fue necesaria la revisión del drenaje para verificar el nivel de explosividad, que finalmente no fue de riesgo.

Por los daños sufridos en sus viviendas, 50 personas tuvieron que ser albergadas en los centros recreativos Tierno Galván y Revolución. Asimismo, se indicó que casi a la medianoche, 150 vecinos de la zona habían presentado querella contra el dueño de Productos El Puente, Pedro Puente de Calvillo, y el propietario de Marglas, de quien no se proporcionó su identidad.

Daños en más de un kilómetro a la redonda

A las 13:15 horas, en avenida Oceanía había una larga fila de vehículos que esperaban el cambio de luz en el semáforo, mientras en un taller mecánico ubicado frente a la empresa siniestrada se reparaba un camión rojo. Los 11 empleados de la fábrica de margarina Marglas, se encontraban en el comedor.

De pronto, según los testimonios, se escuchó una fuerte explosión que derribó las paredes y el techo de las dos empresas, arrancó los cristales de 70 vehículos y destrozó los vidrios de todos los inmuebles cercanos. La onda expansiva afectó también al domo del Archivo General de la Nación así como a la Cámara de Diputados y Palacio de Justicia. Habitantes de Tlatelolco narraron que tras la detonación ``se vio como un hongo y luego mucho humo y polvo''.

Los fragmentos de los tanques --con paredes de acero de una pulgada de espesor y construidos en 1957-- cayeron a una distancia de 400 metros en el interior de casas y en varias calles de los alrededores. Las viviendas más afectadas fueron las de general Rueda Trujano y el número 65 de la calle Francisco Villa.

A consecuencia de la explosión, los techos de asbesto de algunas viviendas de la colonia Miguel Hidalgo se desplomaron causando lesiones a algunos de sus habitantes. Las láminas de algunos zaguanes se retorcieron, al igual que las varillas que sorportaban desde hace 60 años el techo de concreto de las fábricas afectadas.

En un principio hubo confusión entre los vecinos, que no sabían de dónde provino el estallido. En la casa ubicada en la esquina de Héroe de Nacozari y la cerrada del mismo nombre, se formó un hoyo. La mencionada vivienda está localizada a casi un kilómetro de distancia del sitio de la explosión, pero extrañamente la onda expansiva no dañó el techo del inmueble.

Situación similar se presentó en otras propiedades que resultaron dañadas sólo parcialmente. Algunos colonos dijeron que primero se escuchó la explosión y posteriormente el ruido que causó la barda de la fábrica al venirse abajo. En la calle Francisco Serrano número 15, cinco viviendas resultaron afectadas y en una de ellas, tras el estruendo, la familia se refugió en la cocina pensando que se había tratado de la explosión de los transformadores.

Heriberto Gudiño compraba baleros en una refaccionaria de avenida Oceanía, cuando sintió un golpe que lo derribó junto con la cortina metálica y arrastró el mostrador de madera. Como pudo se incorporó ``y la neta, me salí corriendo''.

Muy cerca de ese sitio el microbús de la ruta 38, placas 12-KEZ, esperaba avanzar por la misma avenida, pero la explosión alcanzó la unidad. ``Todos los vidrios cayeron sobre los pasajeros, era un gritadero y empezaron a volar cosas'', según narró el conductor Luis Alberto García Uribe.

Integrantes de los servicios de emergencia arribaron casi de inmediato para auxiliar a quienes sacaban de los escombros a los empleados de las dos fábricas, entre ellos José Luis Díaz, ayudante de laboratorio de Productos El Puente, a quien le tocó cargar a cuatro de sus compañeros.

Tras la confusión inicial, granaderos y policías tendieron un primer cerco alrededor de la zona siniestrada, mientras se iniciaba una primera búsqueda de personas atrapadas. José Luis Murillo, fue el primer rescatado. Estaba bajo una loza, a la cual por fortuna sostuvo un poste de energía eléctrica.

Las versiones acerca del número de lesionados se sucedieron tan rápido como arribaron los funcionarios de la delegación, el DDF, la SSP, Protección Civil, Cruz Roja, Policía Judicial y hasta integrantes del Ejército de Salvación.

Una hora después de la explosión, el regente Oscar Espinosa sobrevoló la zona en un helicóptero. Una vez en tierra, se metió entre los escombros seguido por reporteros y camarógrafos, y tras una rápida inspección declaró: ``Lo primero es atender la emergencia''. Luego se trasladó al hospital de Balbuena, donde se concentró a la mayor parte de los lesionados.

En ese momento se dio a conocer la primera versión oficial de que ``dos personas murieron'' en la explosión e incluso la Dirección de Comunicación Social del gobierno capitalino emitió un boletín al respecto. Sin embargo, por la noche informó: ``No se tiene ningún dato confirmado del deceso de personas que se encontraban en la fábrica''.

Las colonias afectadas son Moctezuma, Miguel Hidalgo, Revolución, Progresista y Azteca, en un kilómetro y medio de distancia a la redonda. Para las labores de auxilio acudieron 750 policías, 50 bomberos, 50 rescatistas, elementos de Protección Civil del DDF y de la PGR, 360 elementos de la Policía Militar, grupos independientes de búsqueda y rescate, así como más de 30 peritos de la Procuraduría General de Justicia del DF.

La Procuraduría capitalina y el DDF instalaron mesas de atención para los denunciantes y los vecinos, aunque ninguno de los propietarios de las fábricas había sido localizado para que rindiera su declaración sobre el estado que guardaban las instalaciones, que funcionaban desde hace más de 60 años.

(Miriam Posada, Alberto Nájar, Gustavo Castillo y Ricardo Olayo).