La Jornada 22 de abril de 1996

Convoca Zedillo a concretar la reforma

Rosa Elvira Vargas, enviada, Antón Lizardo, Ver., 21 de abril La nueva reforma electoral debe conducir a una vida cívica con debate libre y apasionado pero sin enconos, y a una participación plural y permanente pero sin enfrentamientos, afirmó el presidente Ernesto Zedillo, quien llamó a todos los mexicanos a fortalecer la democracia con voluntad, suma de esfuerzos y la procuración de consensos amplios, incluyentes y vigorosos.

En la tradicional ceremonia anual para honrar a los mexicanos que defendieron el puerto de Veracruz de la invasión estadunidense en 1914, el Ejecutivo se refirió ampliamente a los acuerdos alcanzados en la mesa de la reforma electoral, porque, dijo, dan pie al efectivo fortalecimiento de la autonomía de los órganos electorales y a la equidad en la competencia por el poder público.

Además, tales conclusiones --mencionó-- conferirán avances sin precedentes en la protección jurídica de los derechos políticos de los ciudadanos y en la constitucionalidad de las leyes y los actos de las autoridades federales en materia electoral.

Varias referencias hizo en su mensaje a la necesidad de que ``todos'' los mexicanos contribuyan al avance democrático del país y estén ciertos de que ``una plena vida democrática será en beneficio de la unidad esencial que nos debemos todos''.

El anuncio de que Zedillo intervendría como orador en la ceremonia de la defensa del puerto de Veracruz resultó sorpresivo, pues algunos asiduos a esta ceremonia --sobre todo reporteros de la prensa veracruzana-- señalaron que por lo menos hace diez años el Presidente en turno no dirigía algún mensaje y sólo se limitaba a cumplir con el protocolo de entregar espadines y presenciar el desfile de los cadetes de la Heróica Escuela Naval.

Hoy, sin embargo, el Ejecutivo se refirió también a la necesidad de ``reafirmar los más altos valores de nuestra identidad'', porque, subrayó, la independencia, la libertad y la democracia son la base para avanzar hacia la equidad y la justicia que todos los mexicanos exigen y merecen.

Dijo entonces que México es hoy una nación de libertades efectivas y que existe la decisión de ampliarlas hasta que todos las ejerzan a plenitud.

Se refirió luego a la democracia como el más alto valor de la convivencia política de los mexicanos y que exige, ``en la esfera de nuestras responsabilidades'', que sea honrada y perfeccionada por todos.

En este sentido, dijo que las conclusiones de la reforma electoral comprueban que al convocar a construir la normalidad electoral que la sociedad demanda, se responde a la convicción democrática de los mexicanos. Llamó así a concretar esos acuerdos, porque la mejor vía para fortalecer la democracia es unir voluntades, sumar esfuerzos y procurar consensos.

En su intervención en el acto, el secretario de Marina, José Ramón Lorenzo Franco, dijo que es tiempo ya de superar desconfianzas y pidió unir voluntades para fortalecer un desarrollo social claro y promisorio, porque ``México es más grande que sus problemas''.

Del brazo y por el zócalo

Mañana calurosa --como suelen ser las de Veracruz-- fue la que recibió a los asistentes a la ceremonia de la Escuela Naval.

El personal de prensa de la Secretaría de Marina, con esa eficiencia sin sentido de algunas dependencias, entregó el discurso de su titular y un boletín de la ceremonia casi una hora antes de que ésta se realizara, lo que dio tiempo para descubrir algunos excesos de la diplomacia de los marinos.

En la reseña histórica de la efeméride se dice que ``el 21 de abril de 1914, la ciudad y puerto de Veracruz fue invadida por una potencia extranjera...''

Así, según la Armada, el valor y patriotismo de los emblemáticos Virgilio Uribe y José Azueta se demostraron en el combate a una enigmática ``potencia extranjera'', y nunca pudo saberse en los ocho párrafos del comunicado que combatieron por salvaguardar la soberanía nacional del invasor norteamericano.

Ya en el campo de honor de la Escuela Naval, el presidente Zedillo y su esposa Nilda Velasco estuvieron en el presidium con el gobernador Patricio Chirinos y los secretarios de Marina, José Ramón Lorenzo Franco; de la Defensa, Enrique Cervantes Aguirre, y de Comunicaciones y Transportes, Carlos Ruiz Sacristán, así como con el vocero presidencial Carlos Almada.

En las gradas laterales, los familiares de los cadetes --sobre todo de los de primer ingreso-- disfrutaron y se emocionaron con la ceremonia que, ciertamente, es de gran marcialidad y disciplina. La lista de honor, el estremecedor toque de silencio, la salva, la toma de protesta y los desfiles de los futuros oficiales de la Armada, no por reiterados cada año en esta ceremonia, dejan de impresionar a propios y extraños.

Los cadetes, imperturbables y muy guapos, cumplían gallardamente su parte en el programa, quién sabe si con la mente puesta en la tarde franca que seguramente se les concedería y, todavía en sus blanquísimos uniformes, llevar del brazo, y por el zócalo porteño, a una ilusionada adolescente.