Nueva teoría sobre el origen del hombre primitivo en América

AAAS , Washington, 19 de abril La selva tropical, ambiente durante mucho tiempo considerado demasiado hostil para los primeros habitantes de las Américas, parece, por el contrario, haber permitido la existencia de una floreciente sociedad hace 11 mil años, sorprendente conclusión que cambiará la manera de pensar de los científicos sobre la migración humana a través del Nuevo Mundo.

Gracias a excavaciones hechas en una profunda caverna pintada en la región amazónica brasileña se encontraron puntas de lanzas hechas de piedra, pigmentos, y restos de alimentos carbonizados. La descripción de estos hallazgos figura en el ejemplar del 19 de abril de la revista Science. Un grupo internacional de científicos estudió la caverna, bajo la dirección de Anna Roosevelt, de Estados Unidos, conservadora de objetos arqueológicos del Museo Field de Chicago y profesora de antropología de la Universidad de Illinois, en la misma ciudad.

El sitio, Caverna da Pedra Pintada, pertenece a una serie de cuevas de arenisca paleozoicas, cuyas pinturas en roca fueron observadas por primera vez por naturalistas europeos del siglo XIX que exploraban la región circundante del pueblo de Monte Alegre, situado en la ribera norte del Amazonas, entre Manaus y Belem. Arqueólogos y espeleólogos brasileños ya habían visitado la caverna, pero nunca la había excavado. Cuando Roosevelt comenzó a explorar la región en busca de posibles sitios paleoindios, el secretario de Cultura de Monte Alegre y profesor de ecología, Nelsi Neif Sadek, condujo a Roosevelt a la Caverna da Pedra Pintada.

``Enseguida me di cuenta de que se trataba de una buena posibilidad'', manifestó Roosevelt. ``Parecía muy habitable, tenía luz, ventilación y ambiente seco''.

Roosevelt trajo a su grupo y comenzaron a excavar a través de capas muy bien preservadas, las cuales representan miles de años de ocupación humana intermitente. Cerca del fondo, en donde Roosevelt esperaba encontrar pruebas de vida paleoindia, el suelo ``se tornó estéril y pensé: `bueno, no hay nada más. Me pregunto en dónde más podríamos explorar en las cercanías'. Pero excavamos un poco más y súbitamente algo me saltó a la cara. Se trataba de una astilla de punta de lanza. Luego el suelo se volvió negro''. Había encontrado el equivalente arqueológico del oro: una capa de suelo con abundancia de carbón cuya edad podía establecerse, proveniente de hogueras encendidas por seres humanos y miles de restos biológicos y culturales de una sociedad cuya existencia se desconocía hasta la fecha.

Durante decenios, el consenso general ha sido que los americanos primitivos, o paleoindios, habían llegado del Asia a través del estrecho de Bering, casi a fines de la edad de hielo, y que migraron a Sudamérica por la cordillera andina, viviendo de la caza de animales grandes y adaptándose a regiones abiertas y templadas. A pesar de que algunas pruebas sugieren la presencia de exploradores primtivos en busca de alimentos en regiones subtropicales al este de los Andes. Según Roosevelt: ``la hipótesis común era que en la selva la alimentación proveniente de la caza y las plantas era demasiado escasa como para que pudieran sobrevivir seres humanos que no habían aún desarrollado la agricultura de roza y quema''.

Pero este nuevo hallazgo demuestra que familias peleoindias habitaron la Caverna da Pedra Pintada durante casi mil 200 años, viviendo de alimentos provenientes de la selva y el río, haciendo puntas de lanza características y herramientas de piedra para trabajar la madera, y decorando rocas con imágenes rojas y amarillas, incluidas las huellas fantasmagóricas de manos, tanto de adultos como de niños. Su cultura parece haber diferido en gran medida de la de sus contemporáneos del norte, lo cual contradice más aún la opinión tradicional, dice Roosevelt, de que la tradición Clovis norteamericana constituía la ``cultura donante de las sociedades primitivas sudamericanas".

Otras posibles culturas paleoindias encontradas en el este sudamericano no han tenido mayor aceptación entre los arqueólogos, debido a las dudas existentes en cuanto a su edad y adaptación ecológica. El grupo dirigido por Roosevelt sometió una amplia variedad de materiales recién descubiertos a varias técnicas para establecer su edad en diferentes laboratorios del mundo, y las 69 fechas establecidas son todas muy próximas entre sí entre unos 11 mil 200 y 10 mil años.

``Parece que los paleoindios pudieron adaptarse a una variedad más amplia de ambientes de la que se pensaba'', indica Roosevelt. ``La Amazonia, lejos de ser impenetrable, fomentó una trayectoria cultural dinámica durante miles de años''. Según ella, los grupos primitivos de buscadores de alimentos eventualmente fueron reemplazados por aldeas de pescadores, en donde se desarrolló la cerámica. Los fragmentos de cerámica encontrados en Caverna da Pedra Pintada y otros nueve sitios aledaños datan de 5 mil a 7 mil 500 años, con lo que pasan a ser la cerámica más antigua hasta ahora hallada en las Américas.

En el grupo de Roosevelt participaron tres investigadores brasileños: Marcondes Lima da Costa, de la Universidad Federal de Pará; Cristiane Lópes Machado, de la Reserva Forestal de Linhares; y Maura Imazio da Silveira, del Museo Goeldi en Belem y de la Universidad de Sao Paulo. Además, Lázaro Ribeiro, a quien Roosevelt llama ``un especialista en la selva, natural de una pequeña aldea cercana a la caverna'', ayudó a identificar la mayoría de especies vegetales y animales excavadas de las capas de suelo. En las identificaciones también colaboraron diez taxonomistas del Museo Goeldi, el Jardín Botánico de Nueva York, Michigan State University y el Museo Field.

Sitios similares a la Caverna da Pedra Pintada ayudarán a los antropólogos a reescribir la historia de la evolución humana. De acuerdo con Roosevelt, el énfasis convencional en culturas cuya supervivencia dependía de la caza de animales grandes ``tenía algunas implicaciones serias'', las cuales ahora estarían sujetas a nuevos cuestionamientos. ``Por ejemplo, los sociobiólogos han utilizado nuestra supuesta descendencia de cazadores para respaldar la base genética de los comportamientos humanos, tales como la agresión y ciertas funciones según el sexo comunes en las culturas occidentales modernas, como la del hombre que trae la comida al hogar y la mujer dedicada a sus tareas domésticas''. Los restos de alimentos prehistóricos encontrados en la caverna brasileña, sin embargo, incluyen no sólo los de animales grandes sino también de muchos animales jóvenes un indicio de que, al igual que los hombres, las mujeres y los niños pueden haber ayudado a abastecerse de comida.