Javier Flores
¿Determinación social del sexo?

A lo largo de la historia, la ciencia ha tropezado con dificultades para clasificar a las personas de manera estricta dentro de una de dos categorías: hombre o mujer. Tanto la biomedicina como la psicología, si bien no han puesto en duda este paradigma de dos sexos únicos, han tenido que aceptar en distintos momentos que los caracteres que atribuyen a uno y otro, en los que basan esta clasificación, coexisten en distintos grados en la mayoría de los sujetos. La expresión del sexo en los territorios biológicos y conductuales, aporta así evidencias que ponen en duda la certeza de esta clasificación primaria, sin embargo, para fines prácticos, los seres humanos permanencen agrupados en estas dos categorías únicas e irreconciliables ¿por qué?

Es indispensable entonces postular que además de las dimensiones biológica y psicológica, existen otros territorios en los que realmente se define el sexo, capaces de trascender las incongruencias del modelo documentables en la anatomía, la fisiología y la psicología y que se imponen a la propia ciencia y se extiende a todos los rincones del saber y de la actividad humana. Para muchos uno de estos territorios es el de lo social. ¿Pero es ésto cierto?

La determinación social del sexo, funciona como una buena hipótesis para explicar la permanencia del paradigma de dos sexos únicos, pero su papel como una hipótesis de trabajo, no la lleva automáticamente al rango de lo verdadero, por el contrario, en mi opinión se trata de una hipótesis cuestionable. El principal argumento para plantear su insuficiencia se basa en que la idea de dos sexos únicos trasciende todas las formaciones sociales conocidas.

Las sociedades humanas surgen, evolucionan, desaparecen o cambian y el paradigma de dos sexos únicos sigue ahí, al margen de todas estas contorsiones sociológicas. Es como un enorme vector que atraviesa la dimensión social del hombre y, por lo tanto, no depende de ella.

Todo esto puede decirse muy facilmente, pero hay que demostrarlo. Un camino útil consiste en examinar el pensamiento que surge en torno a las relaciones entre la sociedad y el sexo. Michel Foucault es, sin duda, uno de los mayores representantes de este pensamiento en el mundo occidental. Tres de sus obras son de particular importancia en este tema: La Historia de la Sexualidad que es, especialmente en su primer tomo, de tipo polémico; Vigilar y Castigar que aborda el problema del control de los cuerpos; y un libro deslumbrante: El nacimiento de la clínica.