Rindió homenaje la visitante a ambas partes en el proceso de paz
Hermann Bellinhausen, enviado, San Andrés Sacamch'en, Chis., 20 de abril A nombre del gobierno federal, el asesor Alán Arias lee un documento que dice lo que si y lo que no en esta negociación, y arranca risas, inesperadamente, entre los asesores del EZLN cuando afirma que la reforma del Estado, el fin del presidencialismo y ese tipo de cosas, se discuten en foros académicos pero ``no se pueden discutir aquí, donde estamos discutiendo la paz''. También habla de la ``política real''.
Es raro que de un lado de la mesa, en la movida plenaria de esta mañana, susciten risas las palabras que, en el lado opuesto, inspiran caras de satisfacción, de ``qué duro les estamos dando a los zapatistas'', con aplomo triunfal.
El comandante Tacho y Danielle
Mitterrand, ex
primera dama de Francia, en la mesa de diálogo
entre el
gobierno y los zapatistas.
Foto: Francisco Olvera
Se trata de la primera participación de la delegación gubernamental después de la aparición de Danielle Mitterrand en la sala y las cosas que en consecuencia ocurrieron. El ambiente está caldeado, se polariza y encona delante de las visitas (o sea la prensa). Era de verse: madame Mitterrand, sentada entre los comandantes David y Tacho, dijo unas palabras.
Bajo la mirada de Occidente
Corre en reversa el videoteip. A las 9:30 de la mañana aparece junto a la valla de San Andrés madame Mitterrand, que no sabe todavía la que va a armar. Pasa a la sede del diálogo en San Andrés, conversa relajadamente con algunos asesores zapatistas, mientras la reciben los comandantes. Están por iniciarse la reunión plenaria de los negociantes. A las 10:30 los zapatistas solicitan un receso para recibir a la visitante de la fundación France Liberté. Antes de las 11 de la mañana, doña Danielle coincide accidentalmente en la sala de junta con Marco Antonio Bernal, Jorge del Valle, toda la Cocopa, la Conai, la delegación zapatista y los asesores.
Se había solicitado a la gente de Gobernación ampliar el receso, y como respuesta negativa, los delegados gubernamentales regresaron a la sala.
Ahí estuvo la cosa. Todos ocuparon sus sillas, y la visitante lo hizo entre los mencionados comandantes. A nombre de la Cocopa, el senador Heberto Castillo pidió la palabra para la visitante. La delegación gubernamental se muestra conforme, la señora toma la palabra, ni modo de decirle que no.
La queja del lado gubernamental, más tarde, sería exclusivamente que no se les avisó. Como quiera, el azar jugó su parte en la equívoca situación. Amparada en la dulzura de sus grandes ojos achinados, Danielle Mitterrand dijo:
``Seguro que para el gobierno y las instituciones resulta difícil admitir que el mundo está cambiando''.
Sólo los comandantes, bajo sus pasamontañas, se mantuvieron impasibles. El resto de la concurrencia hizo diversos gestos: en el lado gubernamental hubo incomodidad, un creciente enojo; las mediaciones pusieron cara de interés; los periodistas y algunos asesores de ambos lados arqueaban la cejas o se esforzaban por no verse boquiabiertos; otros asesores del lado zapatista empezaron a sonreir.
``Yo le rindo homenaje al gobierno de México por querer iniciar este proceso de paz. Les rindo también homenaje a los pueblos indígenas y a los zapatistas que vinculan la sabiduría al discurso de paz y la no revancha''.
Reconoce el trabajo de la Conai y afirma: ``Todas las miradas del mundo están sobre esta sala, porque la negociación tiene que salir adelante sin sospechas''. A este punto se referirá más tarde Marco Antonio Bernal, al conversar brevemente con la señora Mitterrand, pues estarán los ojos del mundo puestos aquí pero el gobierno está comprometido con la paz de cara a los mexicanos.
Prosigue en su discurso Danielle Mitterrand: ``Tiene que ser un proceso ejemplar, por todos los que sufren y nos están mirando en este momento''.
Después, dirigiéndose a ella, el comandante Tacho dice que como respuesta del gobierno en esta fase del diálogo los zapatistas han recibido hoy el sobrevuelo de cinco helicópteros y tres aviones en los Altos; también cuestiona la voluntad negociadora de la parte gubernamental, y para cuando empieza a decir que ``toda la voluntad de paz ha venido de parte del EZLN'', varios asesores gubernamentales hacen acalorados ademanes de moción, mientras los enviados de Gobernación y el gobierno del estado lucen discretamente inconformes. Fin del videoteip.
Después madame Mitterrand se incorpora, sonríe traviesa y se despide. Afuera se reúne unos momentos con el comisionado Bernal, y se va de San Andrés para alcanzar en Tuxtla el avión de la tarde.
Con espíritu deportivo
En el ambiente inmediatamente posterior toma la palabra Eugenia Gutiérrez, asesora del EZLN, y propone una mayor participación de la mujer en las decisiones de los medios de comunicación. Juana de García Robles lee el acta de la sesión anterior, salpicada de duros cuestionamientos a la política económica y social imperantes en México, cada que se mencionan las posturas del lado zapatista.
Bernal y Uriel Jarquín escuchan, impasibles, a Rina Roux, quien cuestiona el desprecio del gobierno hacia los movimientos populares, se refiere a ``las antinomias del discurso neoliberal y la subordinación de los gobernantes'' y acuña una frase lapidaria: ``Sin darse cuenta, nos están haciendo testigos de su tragedia''.
Es entonces que Alán Arias lee un documento de intención del gobierno, con la esperanza de tener una ronda fructífera que permita llegar a acuerdos. Después de diagnósticos y consultas, ``venimos preparados y con la voluntad política de lograr los frutos que permitan los procedimientos''. Llama a no confundir los tipos de discurso: el de ``simpatizantes'', y el de la interlocución del gobierno. Sugiere avanzar ``por la ética de la responsabilidad, y no tanto por la ética de la convicción'', y adopta un tono que, a juzgar por la expresión de Uriel Jarquín y otros delegados gubernamentales, debe ser muy contundente.
De las dos partes, dice enérgico, ``estamos aquí por mandato de la ley'', justifica la ocupación militar de la zona de conflicto y advierte: ``no vamos a discutir su esquema teórico''. Entonces viene lo de las risas, mencionado al principio.
Tras bambalinas se teme otra advertencia, o se le espera en cualquier momento, de que, como sugiere un asesor del EZLN, ``el gobierno se quiera cobrar la intervención de Danielle Mitterrand'' con algún endurecimiento, aunque del lado gubernamental prive la versión de ``ya fue, ya ni modo'', tratando de asumir con carácter deportivo lo que, más sorprendido que contento, Luis Hernández Navarro llama ``un gol olímpico'', mientras Antonio García de León reconoce que ``sin querer, metimos un gol de portería a portería'', tras una situación imprevista.
Travesuras de doña Daniela.