La caída de Rizzo, inducida desde el centro y orquestada por grupos locales
Mireya Cuéllar, enviada, y David Carrizales, corresponsal, Monterrey, N. L., 20 de abril Más allá de los múltiples casos de corrupción, la renuncia de Sócrates Rizzo García fue inducida desde el centro del país y orquestada con entusiasmo por los grupos locales de poder, entre ellos algunos medios de comunicación.
Se hizo todo para que su dimisión pareciera un caso de muerte natural. Hasta Alma Elisa, la esposa del gobernador con licencia, fue convencida, por la cascada de sucesos, de que lo mejor era irse.
Hay indicios de que por lo menos desde noviembre del año pasado empezó a operarse la estrategia para sacar a Rizzo de la gubernatura neoleonesa.
En esa fecha llegó un par de enviados de la Secretaría de Gobernación que tuvo reuniones privadas, individuales, con priístas de varios niveles, sobre todo con personajes de medio pelo. ``Más que interrogarme, fueron ellos los que hablaron y hasta parecían saber más que yo sobre la situación del estado'', comentó a La Jornada uno de los entrevistados en aquella ocasión.
Como colofón, los enviados le dijeron: ``Rizzo cae después de Semana Santa''. No fue la primera vez que lo escuchó, y tampoco la última.
El 28 de abril del año pasado fue la primera y única vez que el presidente Ernesto Zedillo piso el estado en los tiempos de Rizzo. Y más que una visita, pareció una escala técnica. Después se hicieron varios anuncios de que el Presidente estaría en Nuevo León, pero invariablemente se cancelaban las giras o se cambiaba el rumbo.
También Santiago Oñate evitó Nuevo León. Nunca ha venido desde que es presidente nacional del PRI. La última vez que estuvo fue como secretario de Trabajo. La semana pasada, antes de que ocurriera la renuncia, canceló su visita. El argumento para ello fue aceptado como válido; estaba negociando la reforma electoral.
El secretario de Hacienda, Guillermo Ortiz, vino a reunirse hace un mes con un grupo de empresarios y el gobernador, en el contexto de varias sesiones de esa naturaleza que tuvo por todo el país.
El último funcionario de alto nivel que estuvo en el estado fue Julia Carabias. Invitó a empresarios a invertir en Chiapas en la industria relacionada con la protección ecológica. El gobernador se enteró que estaba en el estado y le invitó un café.
La deuda del gobierno estatal es de casi 7 mil millones de pesos. La mitad de esa cifra es del costo financiero de la deuda (intereses), que se acumula cada mes ante la falta de recursos para enfrentarla.
El adeudo es con varios bancos y los préstamos fueron solicitados, entre otras cosas, para la construcción del Metro y el fomento a la vivienda.
Hasta los diputados panistas reconocen cierta validez a la argumentación de Rizzo (hecha el día que se fue) en el sentido de que el exceso de deuda se debe a la gran cantidad de obra pública que se hizo en los primeros tres años de administración.
El ex presidente Carlos Salinas, afirman, lo ayudó a endeudarse; les hizo creer a los neoleoneses que la Federación le estaba entregando muchos recursos para obra pública y en realidad sólo servía de aval para que le prestaran.
Hay muchas obras ``paradas'' por todo el estado. Está suspendida la prolongación de la Línea 2 del Metro; el anillo vial metropolitano; el proyecto Santa Lucía, que consistía en desentubar un río que va de la Macroplaza a Cintermex, para hacer del centro de Monterrey una zona turística al estilo San Antonio; el tunel de la Loma Larga, que uniría (en calidad de vía rápida) Monterrey y San Pedro, el municipio donde viven los dueños del capital y políticos mayores.
No hubo recursos para continuar dichas obras. La salida de Carlos Salinas y la crisis económica del país se dieron juntas, de tal manera que no había recursos federales ni inversión. En los últimos meses Rizzo García apenas y tenía recursos para enfrentar la nómina.
Aquí, afortunadamente, comentó el perredista Lucas de la Garza, no hubo Aguas Blancas, tabascogate, represión policiaca como la de Morelos ni marchas ni una gota que derramó el vaso. En mucho, añadió, fueron los medios de comunicación los que jugaron un papel fundamental en la caída del mandatario estatal.
De la Garza lamentó que la población no hubiera salido a la calle a protestar por los varios casos de corrupción que la prensa documentaba con frecuencia.
El perredista, que fue el primer secretario de Gobierno de Jorge Treviño, antes de unirse a la corriente democrática del PRI, recordó la historia de Socrátes Rizzo, un neoleonés nacido en Linares que se fue en su juventud al Distrito Federal y regresó, 20 años después, en febrero de 1988, a dirigir el comité estatal del PRI.
En diciembre de ese año ya era alcalde de Monterrey y nadie dudaba que con el apoyo de Carlos Salinas, en tres años sería gobernador. Así fue.
Por ello, dijeron otras voces, los grupos locales lo toleraron aunque nunca les gustó. Su historia, que tiene un punto de toque con la Liga Comunista Espartaco, les parecia insalvable a los empresarios locales. Eugenio Garza Sada, el ideólogo de los empresario locales, murió en 1973 en un intento de secuestro a manos de la Liga Comunista 23 de Septiembre.
Desde que se fue Carlos Salinas a su exilio forzado, los casos de corrupción empezaron a ventilarse en la prensa. Cada día surgían revelaciones que implicaban a colaboradores cercanos del gobernador y en algunos casos a sus familiares.
El 29 de febrero David Cantú, el procurador del estado, tuvo que renunciar por el escándalo del asesinato del polémico abogado Leopoldo del Real. Días después Rizzo cambio a casi a todo el gabinete en su último intento por retomar el control.
En plena Semana Santa, el Diario de Monterrey publicó que la Secretaría de Gobernación había encuestado a políticos y empresarios para conocer su opinión sobre la situación del estado. Para entonces ya se hacían quinielas sobre la fecha en que caía el gobernador.
Después vinieron las encuestas de los medios al público. Había empate ténico: la mitad opinaba que debía irse y la otra que concluyera su mandato.
Cuando el miércoles 17 corrió como pólvora en el estado la confirmación de la renuncia, los hijos del gobernador estaban en el partido de repechaje de futbol Tigres-Necaxa. ``Hasta que se va a largar, que regrese lo que se robó!'', les gritaba la gente. No era la primera vez que los agredían. En el colegio, recuerdan amigos cercanos a la familia del gobernador con licencia, ya no aguantaban los chistes. Todos eran a costillas del papá. Estos incidentes son los que hacían a la esposa de Rizzo pedirle que aceptara la sugerencia que ya le habían hecho en dos ocasiones: renunciar.
Por la radio local continuaban las narraciones del partido de futbol. Le acababan de anotar el único gol a Tigres de la UANL también, por cierto, ya en Primera División pero ``A'' cuando el locutor de una de las estaciones de la cadena Estrellas de Oro informó a los radioescuchas que les tenía una ``buena noticia'': renuncia Sócrates Rizzo.
El todavía gobernador constitucional había estado en la Secretaría de Gobernación. Y en ese momento volaba de regreso a Nuevo León.
Como si todos hubieran participado en el consenso de esa decisión, los distintos sectores dieron la bienvenida a la noticia. Nadie discrepó. Es para ``oxigenar'' la situación del estado, comentaron algunos diputados del PRI.
Los únicos legisladores priístas que protestaron en la reunión privada que sostuvieron el mismo miércoles por la tarde, fueron Armando Leal Ríos y Rosalinda Robledo Charles. Pero sus reclamos no se hicieron extensivos a la sesión pública. Ahí votaron a favor de la solicitud de licencia y del ascenso de Benjamín Clariond.
Los diputados panistas habían sido avisados desde el miércoles en la tarde que al siguiente día tendrían una sesión extraordinaria. Normalmente el Congreso no sesiona los jueves.
Bendición empresarial
El gobernador interino se reunió la noche del viernes con el llamado Grupo de los Nueve. En una cena ofrecida en su domicilio, reunió a los empresarios más fuertes del estado y algunos del país. No son desconocidos para él. Es el grupo con el que siempre ha convivido.
Adrián Sada González, dueño de Banca Serfin y presidente del Grupo Vitro; Eugenio Garza Laguera, de Bancomer; Lorenzo Zambrano, de Cementos Mexicanos; Humberto Lobo Morales, de Protexa; Alberto Santos de Hoyos, de Grupo Coral; Eugenio Clariond Reyes (hermano del gobernador), presidente del grupo IMSA; Tomas González Sada, de Cydsa, y Othón Ruiz Montemayor, tesorero del estado y ex director de Visa.
En los tiempos de Carlos Salinas a éste se le conocía como el Grupo de los Diez, porque entonces incluía a Roberto González Barrera, dueño del Grupo Maseca.
Los medios de comunicación también le dieron una buena acogida al nuevo gobernador. En las páginas de sociales salió a relucir que hasta tiene palancas espirituales, ya que su hijo mayor estudia en Roma para sacerdote y una de sus hijas hace lo propio, también en aquella ciudad, para convertirse a la vida religiosa.
Primeras investigaciones
El secretario de Gobierno, Juan Francisco Rivera Bedolla, informó que una de las primeras dependencias donde ya se iniciaron las investiaciones para detectar posibles irregularidades es la empresa descentralizada Servicios de Agua y Drenaje de Monterrey. Precisamente el viernes por la noche agentes de la Policía Judicial del estado se hicieron cargo de los archivos de la dependencia, en una acción sorpresa que evitó sustracción de documentos por parte de la pasada administración.
El titular de esa empresa fue hasta el jueves pasado Leopoldo Espinosa Benavides, ex líder del Congreso (hasta el 2 de febrero pasado) y amigo de Rizzo.