Régis Debray lo considera el mejor escritor latinoamericano. Desde antípodas políticas, Octavio Paz ha elogiado su escritura. Pero el subcomandante Marcos, jefe militar del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, habla con timidez de su condición de escritor. ``Más fácil sería con un mate'', dijo en uniforme guerrillero y pasamontañas que sólo confía al aire los ojos y parte de una nariz objeto de su autoburla constante. La máscara no atenúa la clara emanación de juventud.
Es un fenómeno raro, sin antecedente conocido en el mundo: su fama de escritor dimana de la prosa que vuelca en los comunicados que firma en nombre del EZLN. Son textos políticos que han llevado de la guerra de verdad a la guerra de palabras, pero el subcomandante les añade paseos de ficción en las posdatas. Donde ha aparecido hace meses el personaje Durito, un escarabajo que se proclama Caballero Andante de la Selva Lacandona y tiene a Marcos de escudero. Ambos dialogan como el Quijote y Sancho Panzasobre las materias más diversas y de política además. El Nobel mexicano calificó a Durito de invención literaria memorable.
Hebe de Bonafini , presidenta de la
organización
humanitaria argentina Madres de Plaza de Mayo,
Saluda al subcomandante Marcos, ayer durante la
bienvenida
organizada por el EZLN en La Realidad,
Chiapas, a sus
invitados. Foto: Omar Meneses
La entrevista con el subcomandante insurgente del EZLN exclusiva para Página/12 se realizó en el marco del Encuentro continental americano por la humanidad y contra el neoliberalismo, y tuvo lugar en algún punto de la Selva Lacandona asediada por los cercos y los patrullajes terrestres y aéreos del Ejército Mexicano. Allí y entre dos pipas, el jefe militar zapatista reveló que siempre le ha gustado escribir.
Cuándo escribió su primer poema?A los 13 años.
Lo recuerda?No, hay cosas que más vale la pena olvidar.
No recuerda las circunstancias que lo movieron a escribirlo?Sí, era melancólico, sobre la vida y la muerte, medio tétrico, con la pregunta sobre el sentido de la vida que probablemente se hace todo adolescente. Yo estaba en secundario, como se dice en Argentina. Ya había leído poesía y ese poema debe haber sido parecido a los que leía por entonces. Me acuerdo más o menos del tema y de la circunstancia un poco existencial, o bastante existencial, de ese momento, pero no me acuerdo mero cómo iba.
Siguió escribiendo poesía luego?No. Iba más al cuento, a la poesía casi nunca le entré. En aquel ámbito cultural la poesía era mucho la cuestión de la métrica, tenía que rimar y todo eso. Y entre que no me salía, que necesitaba pues un cierto manejo del lenguaje, que apenas estaba aprendiendo, y que me provocaban aversión esos chalecos, no sabía cómo entrarle. Entonces mejor le daba al cuento. Cuentos escribí bastantes. Y, por supuesto, una novela que nunca acabé. Como todos los escritores que se precian de serlo; siempre tienen una novela que nunca han acabado. Pero no, a la policía, perdón a la poesía no le entraba, a la policía tampoco.
Ha escrito poesía en los últimos años?Escribí en el periodo de la montaña, los diez años que pasamos allí, sobre todo en los primeros años 1984, 85 que fueron muy solitarios, poesía que pretendía ser política. Tratando un poco de jugar al espejo o de ayudarnos a nosotros mismos, pues éramos una pequeña pandilla casi que quería cambiar el mundo; afirmando que sí valía la pena lo que queríamos hacer, o lo que íbamos a hacer, aunque entonces no sabíamos que lo íbamos a hacer todavía. Nosotros organizábamos actos culturales todos los lunes de cada semana: el grupo de combatientes se juntaba en lo que llamábamos la célula cultural y se decían poemas, se cantaba, se representaban obras de teatro. El único libro que teníamos entonces yo era capitán era una antología de Miguel Hernández. Había más reuniones culturales que poemas en el libro y éste se acabó. ``Escribe algo'', me decían los compañeros, así que los primeros poemas que escribí en ese periodo eran más bien por encargo. Y eran poemas así, pues, lo rudimentarios o lo acartonados que pueden ser los poemas sobre pedido. Luego ya escribí por gusto, por ganas, algunos más; volví otra vez al cuento y a las narraciones cortas como las Instrucciones para cambiar el mundo o las Instrucciones para caer y levantarse, todo eso con mucha influencia de Cortázar; uno de sus libros era el otro que yo cargaba. Pero a la poesía siempre le he tenido mucho miedo. Como dice Durito, la distancia entre lo cursi y lo sublime es delgadísima; yo le digo a Durito que no la conozco porque no he logrado cruzarla, sigo todavía del lado de lo cursi. Así que para llegar a lo sublime... Algo intenté en poesía cuando empezamos a hacer contacto con las comunidades indígenas. El manejo del lenguaje que hacen ellos, la descripción de la realidad, de su realidad, de su mundo, tiene muchos elementos poéticos. Eso removió la trayectoria cultural normal o tradicional que traía yo en literatura y empezó a producir esa mezcla que asomó en los comunicados del EZLN del 94. Era un poco como estarse debatiendo entre las raíces indígenas de un movimiento y el elemento urbano. Es lo que yo podría decir sobre esa trayectoria, pero sí, siempre me gustó escribir. No mostraba lo que hacía, por supuesto, escribía para mí mismo.
Octavio Paz dice que Durito es una invención memorable.Eso es injusto, Durito protesta. Dice que él no es una invención, que es real y que, en todo caso, la invención soy yo.
Sigue leyendo poesía?Sí, cómo no. En alguno de los comunicados cuento la historia de una niña que se murió, Paticha, explicando un poco esto de los nonatos. En realidad, eso viene de la lectura de un poema de un argentino que habla de una niña. Se acuerda usted de ese poema? Cómo se llama?No sé de qué poema me habla.Si es de usted.
Hay cosas de las que uno se quiere olvidar, usted lo dijo.No, es bueno ese poema. Lo encontré en una antología de poesía latinoamericana, junto con otro texto suyo. No me acuerdo cómo se llama, pero habla de una niña que, obligada por las condiciones sociales, comete un crimen.
Será ``María la sirvienta''?Andale, ése era. Su estructura inspiró la forma literaria de la historia de Paticha. La historia es real, pero su presentación tiene mucha cercanía con ``María la sirvienta''. Y en algunas de las historias que cuento, que contamos nosotros, aparecen elementos poéticos digo, en mi casode Miguel Hernández, del Neruda del Canto general, sobre todo un libro que nos influyó mucho a muchos en la montaña y que también cargábamos. No conocimos poesía más reciente hasta que ya bajamos.
Y Pessoa?A Pessoa lo encontramos bajando de la montaña, del 94 para acá, en libros que nos regalaban. Pero eso es nuevo. La poesía que frecuentábamos nosotros era la que se consideraba poesía social o de compromiso. Que es la que nos gustaba, porque estábamos en eso. O la más lejana de los clásicos como Shakespeare, eso sí. Pero de la poesía contemporánea sólo la que tenía contenido social; la que no, nos parecía que no servía, que era contrarrevolucionaria, pequeñoburguesa, etcétera, etcétera.
Piensa lo mismo ahora?Evidentemente no.
Y qué piensa?Nos damos cuenta ahora que fueron esos elementos, los no esquemáticos, los no tradicionales respecto de esa cultura de izquierda en la que nos formamos nosotros, en especial de la izquierda clandestina, la de los subterráneos, los que nos abrieron ventanas. Que lo que nos salvó como proyecto social, como proyecto político y, sobre todo, como seres humanos fueron esas ventanas abiertas, esas supuestas ``manchas'' para un revolucionario cuadrado, lo que nos llevaba a nosotros a decir bromeando que para ser cuadros revolucionarios éramos bastante redondos. No respondíamos a los esquemas pues, y por lo tanto estábamos desechados. Esa cultura, esa literatura tienen su lugar, tienen su espacio y no pueden ser catalogadas según los moldes que nos enseñaron, que poesía es la poesía revolucionaria de ``Patria o muerte, venceremos'' solamente, o la que describe una situación social. Hay poesía que trabaja sobre el lenguaje mismo y no le importa tanto lo que dice sino el manejo del lenguaje; hay poesía que expresa sentimientos o cuestiones vivenciales cotidianas; hay poesía de muchas clases.
* Este texto se publica por cortesía del diario Página/12, de Buenos Aires, Argentina