En algunos momentos del año pasado, parecía que Pemex era una excepción dentro de un sector público económicamente ``ahorcado''. Después de todo, la devaluación se traducía en que sus exportaciones valieran más en pesos. Después de todo, el precio de sus productos en el interior del país tuvo aumentos de cierta importancia, que no fue el caso de otras empresas públicas.
Sin embargo, ahora que empiezan a fluir datos globales de 1995, la imagen de que hablamos no se sostiene. Del total de ingresos por ventas, si en 1994 el fisco se quedó con el 64 por ciento, en 1995 ya se apropió del 67 por ciento. Del resto, buena parte quedó en manos de comisionistas y otros intermediarios, y lo demás sería destinado a poder operar la industria. La inversión, la construcción de algo nuevo, quedó confinada a áreas muy selectas.
De las grandes áreas de la industria, a la que le fue mejor fue a la de producción primaria (exploración y explotación de petróleo): el gasto fue 29.4 por ciento superior al presupuestado... en términos nominales. Con esto nos referimos al hecho de que los precios aumentaron mucho más rápido que lo previsto cuando se elaboró, a fines de 1994, el presupuesto de '95. Esto redujo el poder de compra del dinero presupuestado.
De ahí que en la información oficial se haga la distinción y se consideren también las cifras reales. En estos términos, el gasto ejercido es 0.9 por ciento menor que el presupuestado.
Dentro de este ramo, sin embargo, el destino de los diferentes programas no fue parejo. En términos reales, el gasto en Exploración fue 17.5 por ciento menor que el presupuestado. La baja fue de 21.3 por ciento en el subprograma de Incorporación de Reservas. Dentro de éste, el dinero asignado a la meta de perforar pozos exploratorios fue 65 por ciento menor que el presupuestado, o sea, aproximadamente un tercio. Esto, claro, incidió en que la nada ambiciosa meta del año: perforar un pozo exploratorio, no se cumpliera.
En cambio, el Desarrollo de Campos tuvo 36.3 por ciento más dinero, en términos reales, que el que le autorizó el Congreso en el presupuesto. Sacar más petróleo, aunque ahora dicen que no es para pagar la deuda, pero no aumentar correspondientemente las reservas para el futuro. De ahí que éstas hayan seguido declinando.
Lo más preocupante, sin embargo, lo vemos en las áreas de transformación industrial. El dinero que se tuvo para Plantas e Instalaciones de Refinación fue 45.3 por ciento real, menor que lo presupuestado. Esto incidió en incumplimientos de metas. Por ejemplo, en la de construir y rehabilitar plantas de proceso, de una meta de 28 obras sólo se realizaron 17. En cuanto a Plantas e Instalaciones de Petroquímica, a pesar del interés de ``preparar'' los complejos petroquímicos para su venta en mejores condiciones, el gasto fue 25.9 por ciento inferior al presupuestado. Y en materia de gas licuado y gas natural, el monto ejercido fue 46.1 por ciento inferior al presupuestado.
Llama en especial la atención el asunto de los gasoductos que, como es sabido, el año pasado fueron abiertos a la inversión privada mediante una reforma a la ley. Ahí, en la meta construir ductos para gas natural, Pemex gastó menos de la décima parte, en términos reales, del monto que el Congreso aprobó en el presupuesto. De una meta presupuestal de tres gasoductos, sólo se construyó uno. Y como es sabido también, la inversión privada aún no pone el primer peso, ni el primer dólar, en gasoductos, o sea, que esa área vital de hecho se quedó sin inversión en general.
Si eso sucede con recursos de una empresa que tuvo importantes ingresos, qué podemos esperar en las otras empresas públicas?