Néstor de Buen
Los errores de don Fidel

La verdad es que no me lo esperaba. Pero la cancelación, por segunda vez, de la manifestacón del 1 de mayo por parte del Movimiento Obrero me parece un error monumental, de esos de anécdota.

Hoy ya no tiene, en rigor, el significado que se le dio en un principio, cuando constituía una especie de respuesta a muchas cosas negativas de los Estados Unidos de Norteamérica. Hay que recordar que la primera vez que se celebró públicamente esa fecha en México fue cuando Huerta estaba en el poder, y se dijo que era una forma de expresar a Estados Unidos un repudio por la entonces vigente ocupación de Veracruz. Pero no deja de ser un acto de protesta, y motivos hay de sobra para que los trabajadores mexicanos lo cumplan.

Una primera duda derivaría de la actitud que habrá de tomar el Congreso del Trabajo. Todo parece indicar que el arquitecto Rivapalacio ya recibió las instrucciones de don Fidel y comprometió a las huestes del CT para no desfilar en esta ocasión. Le harán caso?Me temo que no. Los telefonistas que encabeza Francisco Hernández Juárez han manifestado su decisión de desfilar, y también lo han hecho otras agrupaciones, las más importantes del país: maestros, electricistas, trabajadores del IMSS, aviadores, sobrecargos, etcétera. Sin embargo don Pancho, precavido, ha dicho que desfilar no compromete, en caso de violentar la consigna, hacerlo con los independientes. Otro error, dicho de paso.

Yo dudo, por otra parte, que Alberto Juárez Blancas haga caso de don Fidel y con respecto a la CROM, independientemente de lo poco que puede significar numéricamente en este momento, me parece que se inclinará por seguir al pie de la letra la consigna fideliana.

El quid del asunto consistiría, sin embargo, en encontrar el verdadero origen de la decisión.

Cabe suponer, algo se ha dicho, que estaría motivada por razones de seguridad presidencial, lo que apuntaría hacia el Estado Mayor Presidencial.

Pero también es fácil imaginar que es consigna que sale de Bucareli, hoy tan de moda en frustrados acuerdos políticos, y que, como tiene tiempo de sobra, se dedica ahora también a ejercer con cierto descaro la censura cinematográfica, sacando de la cartelera al Nixon de Oliver Stone, para castigarlo (?) por su audacia de haber visitado al Sub Marcos y la complementaria de expresar su simpatía por los muchachos del Sutaur-100. Para no creerlo.

Tal vez por los rumbos de la Secretaría del Trabajo se produjo la idea, pero me extrañaría mucho que así fuese. Hoy, la antes feroz STPS vive un transcurrir plácido, economicista y hace mucho tiempo que las broncas más importantes del país han buscando otros rumbos para plantear sus quejas.

Propuesta fidelista o consigna zedillista?La pregunta es buena y la respuesta puede serlo también si se llega a la raíz de la decisión.

Si hubiera sido motivada por el riesgo presunto para la CTM de que los obreros sueltos digan lo que les dé la gana, al margen de viejas disciplinas, las consecuencias para la Central no serían diferentes de las que se le producen todos los días, cuando su ya muy antiguo prestigio está por los suelos y da la impresión de que con una caída más ya no se levantará.

Si la decisión tiene sello gubernamental, que es lo que supongo, es una muestra más, quizá la más grave, de debilidad. En todo caso constituye el rechazo al diálogo estrictamente por razones de miedo.

El problema es que el miedo se huele y el que asusta o trata de hacerlo sabe que lleva ventaja cuando hace que las cosas lleguen a la calle.

Pero a mí el problema que más me inquieta es el del futuro de la CTM.

No cabe duda de que ha sido la organización obrera más importante de México en términos de control, independientemente de que su corporativismo la divorcie cada día más de los trabajadores. Vive aferrada a las cláusulas de exclusión sin las cuales quedaría borrada del mapa en cuestión de días.

Por lo mismo, toda la estructura laboral del país descansa en esa Organización a la que difícilmente algún grupo pretendería desplazar. E independientemente de sus enormes vicios, en el campo de los sindicatos nacionales sus logros no han sido escasos, aunque haya también quedado demostrado que nunca los han defendido de manera adecuada.

Con la CTM los convenios colectivos, en épocas de desarrollo (1936-1970) alcanzaron metas muy importantes y sirvieron de modelo para mejorar la condición de los trabajadores (LFT de 1970).

La desintegración de la CTM, que es previsible a la vista de tantos errores, generaría un muy serio problema para los trabajadores amparados por esos convenios colectivos y le daría al sector empresarial una clara ventaja, más allá de las que le tocan ahora por muchas razones.

Lo que me parece evidente es que a los propios dirigentes de la CTM les toca poner remedio a esta situación, olvidando liturgias y loas permanentes a don Fidel. Este, para quienes comparten sus puntos de vista, merece respeto histórico. Pero no tanto como para poner en muy serio riesgo la subsistencia de la Central hoy a su cargo. Ello sin ponderar otra vez lo odioso de mantener una organización sin democracia, sin representatividad, sin poder de convocatoria y al servicio del Gobierno, cualquiera que sea su línea de conducta.

Qué espléndido sería para él mismo, para el país y para el movimiento obrero, que aprovechase el 1 de mayo para presentar su renuncia irrevocable!Usted lo cree posible? Yo, definitivamente, no.