AUTOPISTA

George Burns

El sábado 9 de marzo murió George Burns, a los 100 años. El cómico norteamericano solía bromear acerca de su avanzada edad. Uno de sus comentarios más socorridos era el siguiente: "En las mañanas, abro el periódico en la sección de obituarios y busco mi esquela; si no la encuentro, bajo a desayunar."

Cuál fue el secreto de Burns para vivir un siglo de buen humor? Fumar diez puros diarios, una lección importante para el país donde los fumadores se han convertido en auténticos descastados.

Llegada internacional

En el trazo urbano, el Aeropuerto Internacional Benito Juárez fue concebido como una glorieta. Está dentro de la ciudad, rodeado de vías rápidas. Los aviones descienden tan cerca de las azoteas, que basta recargarse contra un tinaco, esperar la llegada vespertina de Lufthansa y soportar el estruendo para obtener el peinado jumbo jet.

El aeropuerto es un problema de tráfico y una amenaza para las mentes de los capitalinos. Nuestro mal carácter se explica, al menos parcialmente, por las turbinas que nos agobian a deshoras.

En la mayoría de los accidentes aéreos, quienes sufren las consecuencias son los tripulantes del avión y, en caso dado, los habitantes de alguna granja vecina al aeropuerto. En la ciudad de México, cuando el avión de Western se estrelló contra un camión abandonado en la pista, la tragedia se extendió a las vecindades, que recibieron una lluvia de ardiente fuselaje. Y qué sucede cuando el piloto no puede llegar al sitio exacto y busca otro destino de aterrizaje? En el centenario de Breton, debemos recordar la exposición Los surrealistas en México, organizada por el munal, y el insólito performance que ocurrió a unas cuadras del museo: una avioneta descarriada aterrizó en San Juan de Letrán (la pasmosa pericia del piloto hizo que no sucediera otra destrucción que la de un puesto de jugos).

Por las mismas fechas, un avión que transportaba caballos pura sangre quiso aterrizar en la carretera a Toluca y causó una catástrofe hípica y aérea. Es necesario estar expuestos a que unos caballos nos caigan del cielo?

Por razones seguramente económicas, el aeropuerto sigue donde siempre, aunque nunca es el mismo. Al llegar, la primera imagen de la ciudad es que no está terminada. Los martillos golpean tras unos misteriosos telones de hule. Después de años de martillazos, se inauguró la Sala Internacional. Para ser exactos, se inauguró un pedazo. Los telones de hule aún ocultaban zonas decisivas. Una de ellas era la terminal de taxis. Hoy podemos reportar que los coches de alquiler ya tienen un sitio donde ponerse. Como corresponde a los enigmas nacionales, el sitio no podía ser peor.

Tratemos de reproducir el arribo de un viajero. Si uno viene de Aguascalientes y desemboca en la llegada nacional, compra su boleto de taxi y tiene que caminar veinte metros a donde lo espera el coche. En cambio, si uno viene de Hong Kong, hizo escala de tres horas en Frankfurt, y tiene el horario y el metabolismo tan alterados como los de un cosmonauta, qué sucede? En primera instancia uno se topa con una marea humana que, aunque está destinada a representar cariño, recuerda espantosamente a las películas donde la gente quiere fugarse en masa; los que estiran el pescuezo parecen extras de Campos de muerte, El año que vivimos en peligro, Éxodo y otras superproducciones del pánico. Una ley no escrita exige que cada mexicano sea recibido por cuatro parientes y un entenado de bigote villista.

Una vez superada la sobrepoblación, el viajero que carga tres maletas llenas de recuerditos, ve la flecha salvadora: Taxis. En ese momento se le acerca un hombre con dientes de oro que dice: "Le ayudo?" En todas las culturas del mundo, los dientes de oro provocan desconfianza (cuántos turistas habrán mordido?). En consecuencia, uno decide cargar sus valijas. Por desgracia, el taxi está a una hernia de distancia: hay que subir a otro piso, atravesar un largo corredor y bajar una escalera donde un cargador camina en sentido contrario, arrebata las maletas del viajero al borde del desmayo y exige dos dólares de propina.

Según nos informó un taxista, su estacionamiento estaba planeado en un lugar que era "demasiado bueno" y se comercializó. Lo cierto es que la Llegada Internacional es un símbolo del país al que se llega, donde las cosas a veces son interesantes y siempre resultan difíciles.

Un gángster con fe de bautizo

"Qué hay en un nombre?", preguntó Shakespeare. Lo mismo debió decirse Lana Turner al escoger novio. La actriz se casó ocho veces (dos con el mismo marido); sin embargo, este menú de opciones no la alertó contra los abusos del sexo opuesto y también se enamoró de un delincuente que la golpeaba en plan casi profesional. Por un artículo de John Updike nos hemos enterado del nombre del villano: Johnny Stompanato. Puede alguien llamarse así sin ser un gángster de tiempo completo? Aunque un crápula también se puede llamar Pedrito, a la hora de rendir el corazón hay que cuidarse de los nombres que son destino.

CONFIGURACIONES

Hugo Hiriart

El alma surrealista y el sueño

Pensemos en un objeto cualquiera. Digamos, en una taza. Esa taza está vinculada a muchas cosas. Por ejemplo, al café, y también al platito, la cuchara, el humo del puro, las cubiertas de mármol de las mesas de un viejo café, y también a todos los otros cafés que hay, ha habido y puede llegar a haber en el mundo, entre otros el Arkaden-Café de Viena, al que llegaba a diario el filósofo Rudolf Carnap. Estas vinculaciones obedecen a que alrededor de la idea de taza se constelan regularidades, es decir, cosas muy obvias implícitas en esa idea. Por ejemplo, una regularidad es que la taza sirve para contener cosas, en especial líquidos que se beben. La frase "pásame una taza de gasolina" es extraña, y venenosa, porque taza y gasolina no casan: gasolina no está entre las regularidades implícitas de taza.

La butaca de cada uno de ustedes los vincula a regularidades implícitas en conciertos y cosas así, ligadas al espectador pasivo. Pero supongamos que las butacas en este momento comienzan a humedecerse y ustedes sienten que hay un líquido ahí que no saben qué es, pero que ya los está empapando, y descubren que ese líquido es café de Coatepec porque las butacas están fabricadas con un nuevo material, café solidificado, y el inventó falló en algo y el nuevo material empieza otra vez a licuarse. Creo que ninguno diría "vamos a platicar y a tomarnos la butaca". La idea de café se vincula a taza, pero no a butaca.

Ahora, llamemos al enorme conjunto de todas las regularidades que atan unas cosas con otras "dato de vinculación". El dato de vinculación es el que nos permite actuar, anticipar, hacer planes, hacer chistes, conversar con un amigo, suponer cosas, comprender la conducta de los demás y, en una palabra, vivir como vivimos.

El concepto de dato de vinculación nos permite cifrar en una fórmula concisa, clara y sin palabrería, cuál fue la naturaleza del intento de los surrealistas y su imperioso e incorruptible timonel, André Breton. La aventura surrealista consistió en explorar sistemáticamente qué sucede si rompemos el dato de vinculación, es decir, inspeccionar todo aquello que no yace apresado en la red finísima de las predecibles y consabidas regularidades. El resultado es, hasta ahora, no sólo la creación de una estética peculiar, sino una variedad de tanteos y exploraciones en muy diversos campos. No sólo en la pintura, la poesía o el teatro (por qué no puede haber música surrealista?, pregunto de paso) sino, por ejemplo, en la ética. Lástima que no podemos detenernos a hablar de esto.

La exploración surrealista no partía de cero. Hay actividades que por su naturaleza rompen las regularidades y nos permiten atisbar qué puede haber en la otra orilla, la extraña y no predecible orilla de lo inexplicable. Cuáles son? Los fenómenos paranormales (telepatía, espiritismo, precognición, etcétera) y todas las variedades de magia; el azar, lo accidental, por definición, inexplicable; la psicopatología,el mundo de la locura y de lo inconsciente, entonces tan de moda, y, finalmente, los sueños.

Los sueños son surrealismo espontáneo. En ellos el dato de vinculación está ya roto: una taza es un pozo de topo que llega al centro de la tierra. Y no nos asombra. Nada te asombra en un sueño. Imagínate un perro maullando. En los sueños no hay sorpresas.

Por otra parte, los sueños no los hace el que sueña, un sueño es algo que nos sucede. En ellos está nuestra más recóndita intimidad, pero no los inventamos nosotros. Nadie es capaz de inventar un sueño, la psicología de la invención no da para eso. Qué nos recuerda esto? Sí, la escritura automática que obsesionó a Breton desde los inicios de su aventura. La posibilidad de una obra que se hace sola, sin autor. Cómo es posible esto?

Tus sueños los hace tu imaginación, pero ella no hace tu voluntad sino la suya. Observa cómo opera tu imaginación cuando estás despierto. Esconde su trabajo, no sabes ni cómo ni por qué hace lo que hace. Por eso es tan emocionante. Una fantasía diurna tuya la puedes recordar, pero no la puedes observar. Igual que los sueños. Si vuelves tu atención hacia ella, se detiene disgustada y ya no fluye. Cuando dormimos, la imaginación, señora turbulenta, toma el mando de la vida mental y su trabajo, discreto en el día, se agiganta ocupando la conciencia entera, y soñamos.

Y aquí, en un pequeño acto surrealista, abruptamente interrumpo lo que voy diciendo y paso a terminar.

El surrealismo caracteriza a nuestra época, como el barroco o el romanticismo caracterizaron otras épocas. No sabemos por qué el siglo que vio un desarrollo sin precedentes de la ciencia y la tecnología, tiene como modelos estéticos el arte primitivo, por un lado, y los sueños, por otro. No sabemos ni podemos saber porque una época, como un individuo, no puede nunca desentrañar qué es lo importante y peculiar de su propia vida. No sabemos, pero es realmente extraño.






Naief Yehya

12 mitos de la Internet (I)

Una red de novatos

Nadie sabe, a ciencia cierta, cuánta gente navega la Internet o el World Wide Web. Pero hay dos hechos innegables: que la población aumenta exponencialmente y que hay una feroz guerra de cifras. Los entusiastas más devotos del ciberespacio afirman que tan sólo en Estados Unidos hay 40 millones de usuarios; otros, menos optimistas, piensan que el número debe estar entre los cuatro y los diez millones y, específicamente para el WWW, entre uno y cinco millones. Pero en lo que casi todos están de acuerdo es que el número de usuarios se duplicó este año y es de esperar que suceda por lo menos lo mismo en '96. Este crecimiento implica que la mitad de los cibernautas son relativamente novatos, ingenuos transeúntes de la autopista de la información susceptibles de ser engañados por la infinidad de mitos y leyendas que dominan el folclor de Internet. Simson L. Garfinkel, en el último número de la revista Internet Underground, destruye los 12 mitos más famosos de la red, que según él son los siguientes:

1. La Internet se desarrolló para sobrevivir a una guerra nuclear

Como hemos comentado aquí, Internet fue desarrollada cuando una serie de empresas trataron de comercializar tecnologías de swicheo que ofrecían un Protocolo de Control de Transmisión/Protocolo de Internet (TCP/IP). Internet es tan sólo una serie de conexiones entre redes existentes que compartían el mismo protocolo. El paquete original de protocolos estaba diseñado para resistir interrupciones momentáneas en las comunicaciones militares, como sucede cuando se derrumba un puente con todo y las líneas telefónicas que lo cruzan; de ninguna manera estaba pensado para seguir funcionando después de que el comando militar fuera reducido a cenizas radiactivas.

2. La Internet es la red World Wide Web

Primero que nada, sería bueno recordar que el WWW está aún lejos de tener alcance planetario: basta ver cuántos servidores de la red hay en África o en las estepas norasiáticas. Definitivamente, buena parte de la red sigue siendo completamente ajena al WWW, esa faceta amable de la red que está dominada por textos, imágenes, sonidos y video (como los que decoran las glamorosas páginas de La Jornada Semanal en línea). Las cifras son engañosas, ya que parecen indicar que la mayor parte de los usuarios de Internet tienen acceso al WWW, pero no hay que olvidar que la mayoría de los usuarios de la red está en Estados Unidos.

3. La Internet es multilingüe

¡Ja! Es cierto que muchas veces al buscar algún tópico aparecen decenas de textos y referencias en holandés, italiano, alemán o sueco, pero la gran masa informativa, elaborada en países angloparlantes o no, está en inglés.

4. La criptografía puede proteger su intimidad

La criptografía es el método que consiste en codificar información mediante algoritmos matemáticos, de manera en que si no se conoce el algoritmo (o llave) no se puede descifrar la información. En la actualidad, hay un acalorado debate en torno a la legalidad de la criptografía, ya que muchos gobiernos argumentan que las comunicaciones encriptadas son utilizadas por criminales. Durante siglos, los gobiernos han espiado a su gusto a la gente, independientemente de las tecnologías de comunicación en boga, desde las palomas mensajeras hasta los mensajes por satélite. Eso no va a cambiar. Y en lo que respecta al temor que tienen algunos de utilizar sus tarjetas de crédito al comprar artículos en la red, es mucho más factible que un hacker, o pirata cibernético, se meta en los archivos de una empresa y copie los números de las tarjetas que quiera, a que logre cachar un número mientras se hace una transacción.

5. El gobierno estadunidense impone restricciones para el encriptamiento

El villano favorito de las fantasías neoliberales en este caso no es realmente el culpable. El gobierno de EUA tan sólo prohibe la venta de software al extranjero, pero los programas de encriptamiento (llamados DES y triple DES) se venden domésticamente desde los '70. La mayoría de las empresas, aún las que supuestamente se preocupan por la seguridad de su información, no está dispuesta a invertir en esas tecnologías, ya que en términos reales a muchos de los ejecutivos que controlan el capital, los cowboys cibernéticos les parecen asunto de ciencia ficción.

6. Nadie rige la Internet

La utopía de un universo cibernético anárquico es muy atractiva pero poco real. Para liquidar el optimismo basta considerar que hay una empresa de la cual dependen todas las direcciones electrónicas y páginas del WWW, la Network Solutions Inc. (el contratista privado de la National Science Foundation). Si a la NSI se le ocurriera cambiar sus códigos, nadie podría navegar el océano electrónico. Precisamente en eso consiste el poder: en tener la capacidad de liquidar de manera tiránica comunicaciones, comercio y cualquier actividad humana, aunque ésta tenga lugar en el espacio virtual.

(Continuará)