La Jornada Semanal, 17 de marzo de 1996
José Donoso Pareja
El mar es un país donde tu cuerpo
se instaura en la pupila,
se mece con la vida, hierve,
siembra el cadáver de la luz
en la abyección del ojo.
Tu cuerpo es un país donde las aguas
salan la redondez de la mirada
y hacen mar al mirar, encrespamiento,
gota de amor al pan
que en cada ola se renueva
Todo lo que hay en ti tiene de alma,
de soledad, de cal, de acantilado,
y las olas, Gudrum, rascan la roca,
vienen y van lamiendo
la lengua absorta del ahogado
* * *
Siempre ir, país abandonado,
redescubrir del sueño:
los corredores de la casa,
la paz del mar desencajando el ojo,
el estertor del gato,
el ronroneo del misterio.
Ver la ciudad como dos piernas altas,
los ojos afiebrados y hacia adentro
develando el horror de lo imposible,
un sueño cierto tocado por la lengua,
las yemas de los dedos,
la palabra otra vez inventándote el rostro,
el alma, la fluidez,
la sesgada agonía del cangrejo.
* * *
El mar es la palabra,
la plenitud del barco,
el ojo triste del venado,
la fiebre tenaz del marinero,
su reposar en la tortuga.
Sólo el asfalto del quelonio
arrastrando su muerto,
el nudo del estorbo,
la ola llegando al magistral,
el parpadear del faro.
Adónde vas?, insistió ella,
adónde?, se preguntó, por qué?,
desdíceme, se dijo,
descontemplándose en la arena.
Miguel Donoso Pareja (Ecuador, 1932) es autor de Primera
canción del exiliado (1966), Cantos para celebrar una
muerte (1977) y Última canción del exiliado
(Eskeletra Editorial, Quito, 1994).