Afirmo que la reforma electoral es inevitable y que se va a producir en las próximas semanas. Se iniciará con un acuerdo de fondo entre los líderes de los principales partidos y el gobierno. Las reformas a la Constitución y a la ley tomarán más tiempo. Pero el proceso de cambio se iniciará de inmediato.
Si usted está dispuesto a comprar esta aventurada afirmación, es probable que le interesen estas notas sobre las características que tendrá nuestra transición política.
Miro al proceso mexicano en el espejo de la transición española, no sólo por nuestra vecindad cultural sino porque ésta fue un éxito y en estas cosas eso es lo que cuenta. Entre muchas me he permitido aislar siete características que convergieron en el buen arribo de la reforma española:1) Una demanda social de cambio político. 2) Un cambio de actitud de la clase gobernante. 3) La unificación de la oposición en un frente común para el cambio. 4) La presión internacional. 5) El apoyo del jefe del Estado (en España el rey) al proceso. 6) La existencia de un operador político que instrumentó y condujo la reforma. 7) Un gran consenso que fue más allá de los partidos sobre la reforma.
1. En México existe ya una sociedad plural, participativa y tolerante deseosa de cambio, frente a un régimen político anquilosado que no ha evolucionado al mismo ritmo que ella. Como en la España de principios de los años 70, el mundo oficial está radicalmente separado del mundo real. Sin embargo, México no ha logrado completar una modernización económica y social. Es verdad que España tuvo que afrontar durante la transición gravísimas coyunturas económicas. Pero México está en su crisis más severa del último medio siglo.
2. Entre los sectores progresistas del gobierno y del PRI empieza a permear la idea de que el cambio no sólo es necesario sino inevitable, que arriesgarse a él es la única forma posible de sobrevivir políticamente e incluso de seguir gobernando.
Sin embargo, existen muchos sectores duros dentro del sistema. Desconocemos cuál es su composición. Sabemos que luchan por sus carreras, su poder, sus privilegios y los de sus ahijados e hijos. Los duros en la España postfranquista tuvieron mucha más visión política de la que parecen tener sus homólogos mexicanos de esta hora.
3. En España la oposición fue muy inteligente. Formaron una Plataforma de Convergencia que integró no sólo a todos los partidos sino a personalidades y grupos democráticos. El Poder postfranquista se enfrentó a una sola corriente con gran capacidad de presión.
En México los opositores están trágicamente divididos. Por supuesto que están de acuerdo en una reforma democrática decisiva pero discrepan en sus ritmos y tiempos. Si no se unen en los mínimos con las corrientes progresistas del PRI, el sector más reaccionario de la sociedad mexicana les va a ganar la partida.
4. Estados Unidos nunca ha sido favorecedor de la democracia mexicana a pesar de la sincera fe del pueblo norteamericano en ese sistema y los formidables dividendos que les ha dado en materia de estabilidad política y prosperidad. Pero Estados Unidos está viendo con otros ojos las prácticas antidemocráticas en América Latina, y así como propiciaron el establecimiento de regímenes militares en casi todos nuestros países durante 20 años ahora han hecho presión decisiva para que se establezcan regímenes de democracia representativa. Estos ensayos no han tenido éxito en México y en Cuba.
La transición en España fue favorecida y apoyada entusiastamente por Europa. La de México puede convertirse en un interés vital para Estados Unidos ya que su seguridad nacional pudiera verse afectada por un trastorno social y económico muy grave que, casi fatalmente, se dará si no hay una Reforma Política.
5. El presidente ha reiterado una y otra vez la promesa de que habrá una reforma electoral definitiva y de que iremos a la normalidad democrática. Sin embargo, ha dado señales muy contradictorias: ha apoyado a personajes reaccionarios, ha declarado que México ya vive en la democracia formal, ha preferido enfocar su energía a la solución de los problemas económicos.
Será interesante saber si solamente ha empleado el discurso democrático como táctica política, como lo hicieron sus antecesores. Hay que recordar que también el rey Juan Carlos se mostró aparentemente débil y zigzagueante en las primeras etapas del cambio.
6. Los dos operadores escogidos por Zedillo para la Reforma (Esteban Moctezuma y Emilio Chuayffet) son gente muy apta políticamente, y yo creo que sinceramente leales a la voluntad reformista del presidente. Sin embargo, algo tiene inmovilizado el proceso. Hay que tomar en cuenta que la transición española se completó en 17 meses y que la mexicana lleva 19 años desde la reforma de Reyes Heroles.
Sería interesante saber si Chuayffet vence en el magno reto de imponer un cambio profundo, rompiendo con los intereses de muchos hombres y grupos de la clase política a que pertenece.
7. En México, como en España, el proceso se está llevando de forma pacífica y dentro de los cauces de la legalidad. Los partidos más importantes están involucrados en ella a pesar de sus repliegues tácticos. Sin embargo, los grandes factores de poder social: empresarios, sindicatos, Iglesia, Ejército, no se han mostrado activamente participativos en el proceso. Sería interesante ver si el presidente es capaz de utilizar las inercias del corporativismo para producir un Pacto de Los Pinos que ponga los cimientos sociales de la transición mexicana, como el Pacto de la Moncloa lo hizo con la española.
Creo que México iniciará una transición muy original porque el gobierno y el pueblo tendrán que enfrentar, además de los retos propios del gran cambio político, el manejo de la decadencia económica y de la tensión social. Es muy probable que la mayoría de la población no esté entusiasmada por los cambios de procedimiento en la lucha política. Quiere, con razón, que se le compense por el descenso de 15 años en el bienestar de sus familias. Por si esto poco, si México quiere hacer una transición verdadera tendrá que recabar los espacios de su soberanía que han sido cedidos de modo irresponsable por los personajes más conspicuos del grupo gobernante.
Nota: Felicidades a los organizadores del ciclo de Conferencias Los compromisos por la Nación. Felicidades al público que está llenando el Poliforum Cultural Siqueiros. El progresismo mexicano está acrisolando ahí nuevas tesis.