Terror caciquil en Tila, nuevo foco rojo en el norte de Chiapas
Hermann Bellinghausen, enviado, San Andrés Sacamch'en, Chis., 7 de marzo Con un atorón o nudo que anuncia otro más, las negociaciones entre el gobierno federal y el EZLN llegan a puntos que parecen a ratos irreconciliables. Al menos en el papel. Y mientras, las tensiones siguen en el campo chiapaneco.
La brújula, al norte
Tal vez sean los famosos ``gajes del oficio'', pero uno acaba por acostumbrarse al dolor de la gente; uno se anestesia, como el cirujano y el anestesista, que lo hacen no porque se deshumanicen, sino porque se acostumbran.
Ahora que el país entero asoma de nueva cuenta al horror de Aguas Blancas (nos volvieron a pasar la película, literalmente), en Chiapas hay que poner la brújula apuntando al norte y prender focos rojos de alerta.
En las comunidades del municipio de Tila reina el terror. Grupos identificados como priístas, en los cuales participan los caciques tradicionales de la región, atacan las comunidades armados de machetes y, con frecuencia, armas de fuego; han herido mucha gente y ya quemaron una iglesia. Entran en las casas, obligan a las familias, a golpes, a tirarse al suelo, y las bañan con insultos y amenazas.
Como la teología que guía al catolicismo en este municipio, mayoritariamente chol y tzeltal, no les parece, estos grupos ya anunciaron que seguirán quemando iglesias. También llevan semanas pregonando que van a matar a tal y a cual.
Cientos de familias ya han pensado irse a refugiar a otro lado. Saben, por experiencia histórica, que cuando los exterminadores se anuncian es porque pretenden cumplir sus amenazas.
No muy distinta es la situación en otros municipios de la zona norte: Sabanilla, Salto de Agua, Tumbalá, y la porción de Ocosingo que corre de Palenque a Guatemala.
Las policías estatales y federales han concentrado efectivos y retenes en la zona, el Ejército avanza paulatinamente, instala campamentos, domina el espacio aéreo, y los servicios de inteligencia redoblan sus afanes.
Qué pasará el día que en alguna comunidad de Tila o Tumbalá los campesinos, hartos de vejaciones, decidan defenderse? Esa es la Bosnia que anuncian las ilustradas voces de la academia, como si supieran de lo que están hablando?Estos días han llovido las denuncias ante los organismos de derechos humanos y en esa ventanilla que mantiene abierta, todavía, el gobierno federal en San Andrés. Ya van dos noches que los delegados zapatistas dan a conocer la situación de los poblados del norte.
Van y vienen actas de asamblea y denuncias escritas a mano en las que piden auxilio (eso que queda, si se corre con suerte, cuando desaparece la justicia).
La bien concertada estrategia de las guardias blancas en Tila ocurre, paradójicamente, en un territorio fuertemente vigilado por las fuerzas del orden, que en el mejor de los casos acabarán actuando como bomberos.
Cada historia individual, cada acta de asamblea, cada protesta, está llena de dolor, miedo, indignación, mujeres violadas, casas destruidas, machetazos en carne viva.
Mientras tanto, las negociaciones de paz siguen muy despacio.Miércoles 6: más de lo mismoEsta noche la delegación zapatista sale a los portales de San Andrés antes de que abandone el lugar la delegación gubernamental, de manera que Marco Antonio Bernal, Jorge del Valle y su hoy reforzado equipo de asistentes y asesores puedan escuchar al comandante Tacho:``La delegación gubernamental sigue con sus mismas actitudes prepotentes. Hemos recibido de ellos puros rechazos. Sobre todo este día''.
Mientras las ``filtraciones'' de Gobernación quieren pintar un panorama indolente (si no se avanza en este momento de la negociación, lo dejamos para luego y seguimos con otros temas), el comandante Tacho afirma: ``El día de hoy fue muy difícil.
``Siguen con esa posición de querernos engañar, siendo que lo que hacen con su boca no lo hacen con su corazón''.
La queja del vocero zapatista es sobre la negociación de la Comisión de Vigilancia y Seguimiento: ``Les interesa restar, disminuir esta comisión tan importante''. La propuesta rebelde es que la Comisión sea amplia y participen en ella también representantes del EZLN y del gobierno federal. ``Estamos recomendando a la Cocopa y la Conai para ver cómo puede avanzar esta propuesta'', agrega Tacho.``Dicen que si la comisión es de dos, mejor, y si es uno, mejor todavía. Han estado insistiendo en que disminuya, porque ellos dicen que van a cumplir''.
Todavía está hablando un comandante zapatista cuando la delegación gubernamental abandona el lugar. Abordado por la prensa en una de esas entrevistas que tanto le gustan, de pisa y corre, con un pie en el estribo, rodeado de cámaras, grabadoras y micrófonos, Marco Antonio Bernal se manifiesta extrañado por lo que acaban de oír del comandante Tacho, ya que en su opinión las pláticas van muy bien.
De acuerdo con lo ``trascendido'' ayer a la prensa, la parte gubernamental se propone reducir la Mesa 2, Democracia y Justicia, al ámbito chiapaneco, y si se puede, municipal. Nada de discusión nacional ni reforma del Estado; no es el lugar. Por eso ahí consideran la posibilidad de mandar la Mesa al buzón de los pendientes, como ocurrió con el tema de distensión militar el año pasado.
Mientras las Suburban de Bernal y sus acompañantes surcan las calles laterales de San Andrés y se alejan en la noche, el comandante David anuncia que su compañero Zebedeo dará a conocer ``las denuncias que hemos recibido todo el día'', y lo primero del boletín de prensa es, claro, la situación de Tila. Está en el aire.
``Del ejido Tiutzol, denuncian que por su tierra están sufriendo de amenazas agresiones, persecuciones y hasta muertos''. También los ejidos Alvaro Obregón y Cruz Verde. Todos, por causa de las tierras.
El comunicado de prensa señala: ``Vemos que en todas partes hay pleito y disputas por la tierra. Vemos que los campesinos de Chiapas siguen teniendo que pelear por una parcela, por que se cumplan las resoluciones y dotaciones de tierra de los ejidos''.
Están otros casos del mismo Tila: El Limonar, 26 de Mayo. A todos los conflictos se les atribuyen tintes partidarios, pero lo que está en el fondo es la lucha por la tierra, y son el reflejo, en los últimos rincones del México rural, de la crisis de participación política que por lo visto hay.